Un informe pone el foco sobre los efectos que el calor extremo provocado por el cambio climático tiene sobre los partos prematuros y problemas en la salud materna en todo el mundo; en España la zona mediterránea se lleva la peor parte
Hemeroteca – Investigadores asocian el exceso de calor con el riesgo de partos prematuros
España experimentó una media anual de 22 días adicionales de calor de riesgo durante el embarazo entre 2020 y 2024 debido al cambio climático, según un informe del grupo de especialistas Climate Central.
Los autores han analizado las temperaturas diarias de 2020 a 2024 en 247 países y territorios y 940 ciudades para medir el aumento de los días de calor de riesgo durante el embarazo respecto al periodo de 1991 y 2020, es decir, días en los que las temperaturas máximas superan el 95% de las temperaturas locales históricas. Varias investigaciones indican que este es un umbral asociado a un mayor riesgo de parto prematuro, una circunstancia que puede tener efectos duraderos en la salud del bebé y aumentar el riesgo de problemas de salud materna después del parto.
Más riesgo en el Mediterráneo
El trabajo revela que en casi el 90% de los países y territorios analizados (222 de 247), el cambio climático duplicó como mínimo el número anual de días de calor de riesgo durante el embarazo en los últimos cinco años, en comparación con un mundo sin cambio climático.
Según estos datos, en nuestro país el cambio climático representó aproximadamente el 69% de los días de riesgo de calor durante el embarazo experimentados en promedio cada año entre 2020 y 2024 (22 de 32 días). La mayor cantidad de días adicionales de riesgo de calor se produjo en la zona mediterránea, con Baleares a la cabeza (28 días), seguido de Castilla-La Mancha (26), Catalunya, Comunitat Valenciana y Murcia (25 cada una).
Por ciudades, fue Barcelona, con 28 días, la que experimentó el mayor número de jornadas adicionales de calor de riesgo, seguida de Madrid, Valencia y Sevilla, con 25, 22 y 11 días respectivamente. En Madrid, el cambio climático fue responsable del 81% de los días promedio anuales de riesgo de calor durante el embarazo (25 de 31 días) durante los últimos cinco años.
Los autores aseguran que este resultado es un recordatorio de que la crisis climática es también una crisis de salud pública. Si no se reducen rápidamente las emisiones, el calor extremo provocado por el clima seguirá empeorando, con graves consecuencias para las mujeres embarazadas y los niños de todo el mundo.
Más embarazos de alto riesgo
“El calor extremo es ahora una de las amenazas más acuciantes para las mujeres embarazadas de todo el mundo, y hace que cada vez más embarazos sean de alto riesgo, especialmente en lugares donde el acceso a la atención sanitaria ya es limitado”, asegura Bruce Bekkar, médico especialista en salud femenina y autoridad en los peligros del cambio climático para la salud humana.
El calor extremo hace que cada vez más embarazos sean de alto riesgo, especialmente en lugares donde el acceso a la atención sanitaria ya es limitado
Ana María Vicedo, especialista epidemióloga ambiental de la Universidad de Berna, celebra que se dé visibilidad a un tema del que hay muchas evidencias, pero destaca que es un estudio que no ha sido revisado por pares y que hace un cálculo a partir de una enorme simplificación. “No se está cuantificando el número de muertes de nacimientos prematuros por el calor, ni mucho menos”, subraya. “De aquí no se puede inferir que en Baleares va a haber más niños prematuros, por ejemplo, para eso harían falta estudios con datos de hospitales”, apunta.
De aquí no se puede inferir que en Baleares va a haber más niños prematuros, por ejemplo, para eso harían falta estudios con datos de hospitales
La especialista recuerda que ya hay muchos estudios publicados que indican que aumenta el riesgo de partos prematuros o de muertes fetales por el aumento de temperatura. “A nivel de salud pública es muy relevante, porque los efectos se pueden cronificar y suponer una carga económica y social muy grande”. El informe refuerza la evidencia actual de que el calor sigue siendo un factor de riesgo importante para la salud.
“La salud está en juego”
Hicham Achebak, investigador postdoctoral en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), cree que es un informe bastante descriptivo que tiene el valor de poner en el foco un problema que va a ser cada vez más relevante. “Hay bastantes estudios que analizan la relación entre temperatura y nacimientos prematuros y otros aspectos de la salud, aunque falta por hacer los estudios de atribución, que nos permitan decir que tal cantidad de partos prematuros se podría haber evitado de no ser por el cambio climático”, asegura a elDiario.es.
Si hay baja natalidad, la gente no tiene hijos y si, además, los que tienen están mal, la salud de las generaciones futuras está en juego
Lo que sí tenemos muy claro, afirma el experto, es que las temperaturas ambientales elevadas tienen un impacto sobre las muertes fetales tardías, los partos prematuros y sobre el peso de los recién nacidos. “Preocupan sobre todo los bebés que pesan menos de 2,5 kg, porque están asociados a diferentes consecuencias de salud a corto y a largo plazo y también al nivel socioeconómico”, explica Achebak. “Por otro lado, si hay baja natalidad, la gente no tiene hijos y si, además, los que tienen están mal, la salud de las generaciones futuras está en juego”.
María del Campo Giménez, médica y vicesecretaria de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), cree que el artículo resalta la importancia de las olas de calor, que son una realidad que nos afecta con más intensidad, frecuencia y duración. “Los médicos de familia sabemos que en épocas de calor debemos recomendar determinadas medidas a las mujeres embarazadas”, asegura. Durante el embarazo, enumera, se producen una serie de cambios fisiológicos, como un mayor volumen sanguíneo y una mayor frecuencia cardíaca y el calor puede agregar más estrés al sistema cardiovascular. “Creo que poner el foco en este aspecto nos va a permitir atenderlas con evidencia científica y darles una respuesta adecuada y de calidad”.
¿Más calor, mejor aclimatados?
El hecho de que hayan mejorado las condiciones de aclimatación, con muchas más instalaciones de aire acondicionado que hace 50 años, no significa necesariamente que el impacto del aumento de temperatura sea menos dañino para las embarazadas, asegura Vicedo. “Es verdad que nos hemos adaptado al calor, pero no al mismo ritmo con el que nos estamos calentando”, destaca. “Por eso estamos viendo que hoy en día sigue muriéndose gente por el calor, sigue habiendo hospitalizaciones y sigue habiendo partos prematuros que están asociados a las altas temperaturas”.
¿Pasaban más calor las embarazadas de hace 50 años que las de ahora porque no había aire acondicionado? “No podemos responder a esa pregunta, porque no se ha estudiado”, asegura Achebak. “Pero lo hemos visto en otras variedades de salud, como la mortalidad, donde se ve que hay una adaptación en la población española”, afirma. “Tendríamos que ver una serie más larga para saber si nos hemos ido adaptando o no, y si la asociación entre parto y calor era la misma en los años 80 que en esta década, por ejemplo”.