Fueron monjes, guerreros y estrategas, y dejaron su huella en algunos de los castillos más impresionantes que hoy pueden visitarse en el país. Historia y arquitectura se mezclan en este viaje por una decena de fortalezas que formaron parte de la Orden del Temple
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España está llena de castillos. En lo alto de los pueblos, al borde de los caminos, en la costa o incluso en mitad del campo donde parece no haber nada más. Hay cientos repartidos por todo el país. Y muchos son restos de la Edad Media, cuando reinos cristianos y musulmanes se disputaban el territorio, y las fortalezas no eran precisamente un decorado, sino sitios para resistir, vigilar o defender el paso de los ejércitos.
Entre todos esos castillos, hay algunos que llaman la atención por estar ligados a una orden que siempre ha despertado cierto misterio: la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, o más conocida como Orden del Temple o del Templo. Es decir, la de los caballeros templarios, que eran monjes y guerreros, obedecían al Papa y acabaron teniendo poder en media Europa. También en la península ibérica, donde se les encargó defender territorios recién conquistados y puntos estratégicos, aunque su objetivo original fuera proteger a los peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa.
A pesar de que hay muchas leyendas, lo cierto es que solo unos cuantos castillos en España estuvieron realmente en manos de los templarios. Aquí van diez que sí lo estuvieron y que se pueden visitar hoy, para que así, además de conocer su arquitectura, viajes unos siglos en el tiempo para repasar parte de nuestra historia.
Castillo de Ponferrada (León)
Este castillo es uno de los más conocidos de la ruta templaria en España. Está en Ponferrada, en la comarca del Bierzo, justo en el Camino de Santiago. De hecho, los templarios llegaron aquí en 1178 para proteger a los peregrinos y se quedaron en lo alto de la colina, donde levantaron una fortaleza que acabó siendo enorme: más de ocho mil metros cuadrados de murallas, torres y pasadizos.
El Castillo de Ponferrada o ‘Castillo de los Templarios’.
Lo construyeron con todo lo que sabían de defensa, aprovechando además que el río Sil protegía un lado. Desde fuera ya impresiona, pero dentro también hay rincones que se conservan bien, como la Torre del Malvecino o el patio de armas. Entre sus muros es fácil imaginar el ajetreo que debía haber aquí cuando esto no era un monumento, sino un punto clave para controlar la zona.
Información y visitas: Castillo de los Templarios
Castillo de Monzón (Huesca)
En Aragón, Monzón fue uno de los castillos más importantes que tuvo el Temple. Pasó a manos templarias en 1143, lo reforzaron y lo convirtieron en una de sus principales bases. Estaba bien situado, justo en una de las vías que unía Huesca con Lleida, y además controlaba el paso hacia Catalunya desde el interior. Por aquí pasaban soldados, mercancías y decisiones importantes.
El Castillo de Monzón en las alturas.
En este castillo, los templarios cuidaron y educaron al joven Jaime I, que luego sería rey de Aragón. Años después, cuando se ordenó la disolución de la orden, Monzón resistió durante un tiempo. En 1309, con la disolución de la Orden, el ejército de Jaime II tuvo que asediarlo y tomarlo por la fuerza. Y eso que ya no quedaban tantos templarios dentro. El lugar conserva buena parte de su estructura y aún impone desde la altura.
Información y visitas: Castillo de Monzón
Castillo de Miravet (Tarragona)
El de Miravet es uno de esos castillos que parece sacado de una película. Está en lo alto de una colina, al borde del río Ebro, con unas vistas espectaculares. Primero fue fortaleza musulmana, pero en 1153 pasó a manos del Temple. Ellos lo transformaron en lo que era habitual para la orden: un castillo que también funcionaba como convento.
Castillo de Miravet.
Lo curioso de Miravet es que aún se conservan muchos espacios originales, como la iglesia románica, algunas torres defensivas y lo que llaman la Torre del Tesoro. También está la Torre de la Sangre, donde dicen que fueron ejecutados los últimos templarios que no quisieron rendirse. Sea como sea, el sitio rezuma historia a raudales.
Información y visitas: Castillo de Miravet
Castillo de Peñíscola (Castellón)
Peñíscola tiene una silueta inconfundible, con el casco antiguo encaramado sobre un peñón que se mete en el mar, con el castillo en la cima. Aunque es más conocido por haber sido refugio del Papa Luna (Benedicto XIII), antes de eso ya fue un bastión templario. Lo ocuparon a partir de 1233, en plena reorganización de sus dominios tras la pérdida de Tierra Santa.
El Castillo de Peñíscola, uno de los más característicos de la fortificación costera española.
Aquí levantaron una fortaleza sobria pero muy sólida, aprovechando la estructura de una antigua alcazaba árabe. Desde las murallas se domina el Mediterráneo y no es difícil imaginar por qué los templarios querían controlar este punto. Después llegaron otros capítulos de su historia, pero ellos fueron quienes lo pusieron realmente en el mapa.
Información y visitas: Castillo de Peñíscola
Castillo de Gardeny (Lleida)
En Lleida, sobre una colina a las afueras, se encuentra el castillo de Gardeny. No es tan conocido como otros de esta lista, pero tuvo mucha importancia en su día. Fue una de las sedes templarias más destacadas en Catalunya y controlaba una ruta clave que conectaba Zaragoza con Barcelona.
Castillo de Gardeny .
Aunque el castillo no ha llegado completo hasta hoy, aún se pueden ver partes bien conservadas, como la torre del homenaje o la iglesia románica. Además, el conjunto está acondicionado para las visitas, con paneles y espacios que explican cómo era la vida de los templarios. Es un lugar tranquilo, ideal para los que disfrutan descubriendo sitios con historia sin las aglomeraciones de siempre.
Información y visitas: Castillo de Gardeny
Castillo de la Zuda (Tortosa, Tarragona)
El castillo de Tortosa está en lo alto de una colina, dominando el río Ebro y el casco antiguo de la ciudad. Su origen es islámico, pero fue uno de los enclaves templarios importantes en el este peninsular. Desde allí controlaban el tráfico fluvial del Bajo Ebro y mantenían contacto con otras posesiones templarias de la Corona de Aragón.
Castillo de la Zuda.
Hoy en día, y desde 1972, el castillo alberga un Parador Nacional de Turismo, pero todavía se puede ver su trazado defensivo y la estructura original de la fortaleza. El lugar sigue impresionando por sus vistas y por su posición estratégica, perfecta para entender por qué la Orden del Temple quiso establecerse aquí.
Información y visitas: Castillo de la Zuda
Castillo de San Servando (Toledo)
Justo frente al puente de Alcántara, en Toledo, se alza el castillo de San Servando. No es de los más grandes ni de los más visitados, pero tiene su historia. Fue construido en el siglo XI para proteger el acceso a la ciudad y más adelante fue cedido al Temple, que lo mantuvo durante un tiempo.
Castillo de San Servando, en Toledo.
Ahora es un albergue juvenil, pero conserva su estructura medieval y desde allí se tienen unas vistas fantásticas del río Tajo y del Alcázar. Llegar hasta él implica una pequeña subida, pero merece la pena. Es uno de esos rincones que muchos pasan por alto y, sin embargo, fue un importante enclave templario.
Información y visitas: Castillo de San Servando
Castillo de Jerez de los Caballeros (Badajoz)
Solo el nombre del pueblo ya da una pista. Jerez de los Caballeros debe su apellido a los templarios, que se instalaron aquí tras la reconquista cristiana. Alfonso IX les cedió el castillo en el siglo XIII, y ellos lo reforzaron y lo convirtieron en uno de sus bastiones más importantes al sur de la península.
Castillo de Jerez de los Caballeros, en Badajoz.
El lugar aún conserva varias torres y buena parte de las murallas. Entre ellas está la Torre Sangrienta, donde la tradición dice que fueron ejecutados algunos templarios cuando la orden fue disuelta. Sea o no cierto, la historia de este castillo está muy ligada al Temple. Y además, el pueblo es precioso.
Información y visitas: Castillo de Jerez de los Caballeros
Castillo de Montalbán (Toledo)
Este castillo está en mitad de la nada. Hay que desviarse bastante para llegar, pero vale la pena. Está en la provincia de Toledo, en una zona solitaria, y eso ya le da un punto especial. Fue uno de los castillos más importantes del Temple en Castilla, aunque se sabe poco de su historia exacta.
Castillo de Montalbán en estado ruinoso.
Está en ruinas, pero aún impresiona. Fue reformado por los templarios para controlar caminos y zonas de pasto, y durante un tiempo fue la sede de una de sus encomiendas principales. Después de la batalla de las Navas de Tolosa, la frontera se desplazó y el castillo perdió relevancia. Pero verlo ahí, tan aislado, sin duda llama la atención.
Información y visitas: Castillo de Montalbán
Castillo de Caravaca de la Cruz (Murcia)
En Caravaca, en lo alto de una colina, se encuentra una fortaleza que tiene historia templaria y también mucha carga simbólica. Alfonso X entregó el castillo a la orden a mediados del siglo XIII, tras la revuelta mudéjar, para que controlaran la zona y mantuvieran el orden en un territorio recién conquistado.
Castillo de Caravaca de la Cruz.
Los templarios no solo defendieron este castillo, también supervisaban otras zonas cercanas. En el siglo XVII se construyó dentro la basílica de la Vera Cruz, que actualmente se lleva casi todo el protagonismo, y el lugar pasó a tener un carácter más religioso. Pero el carácter defensivo que le dieron los templarios sigue ahí, con sus muros, su trazado y su ubicación estratégica.
Información y visitas: Castillo de Caravaca de la Cruz