«Muleta de Sánchez» y declaraciones de guerra: la relación de Vox y Ayuso se tensa en Madrid

La brecha entre los dos partidos se agranda en la Asamblea de Madrid, a pesar de los acuerdos logrados en otros municipios, en los que el PP ha asumido el discurso de la extrema derecha

Ayuso y Monasterio, un choque de trenes de las derechas en Madrid

La tensión entre PP y Vox continúa escalando en la Asamblea de Madrid. Mientras en otros municipios de la Comunidad ambos partidos han logrado acuerdos para sacar adelante los presupuestos de 2025, aunque le haya supuesto a los populares asumir los postulados de la extrema derecha, en el parlamento autonómico el desencuentro se ha enquistado. La salida de Rocío Monasterio del liderazgo regional de Vox no ha contribuido a reencaminar la relación entre los dos partidos. Al contrario, Isabel Díaz Ayuso ha llegado a acusar a los de Santiago Abascal en las últimas semanas de “declararle la guerra”.

El enfrentamiento ha continuado en los últimos días. El portavoz de los populares en la Cámara regional, Carlos Díaz Pache, cargó contra Vox, al que acusó de haberse convertido “en una muleta de Pedro Sánchez”. Sus palabras llegaron después de que el partido de Santiago Abascal se haya sumado a todas las formaciones de la oposición y haya abandonado, junto a PSOE y Más Madrid, la comisión de estudio sobre la deuda catalana impulsada por los populares, que ahora se han quedado solos en ese grupo de trabajo.

Críticas al rodillo del PP en la Asamblea

La líder de Vox en la Asamblea, Isabel Pérez Moñino, justificó la decisión asegurando que esta comisión no es más que otro acto “propagandístico del PP” en el parlamento autonómico. Su formación ha criticado, como el resto de partidos de la oposición, el “rodillo que está aplicando con su mayoría absoluta el PP” en la cámara.

En el cara a cara semanal entre Ayuso y Pérez Moñino, también ha ido subiendo la intensidad. La presidenta aseguró que la portavoz de Vox había llegado “llegado al límite”, tras una intervención en la que esta le acusó de “estar más preocupada por defenderse a sí misma que por defender la libertad de expresión”. Una crítica velada a la actitud de la mandataria autonómica frente a las investigaciones judiciales que salpican a su pareja, Alberto González Amador, imputado por corrupción en los negocios y administración desleal dentro de su relación comercial con el presidente de Quirón Prevención, Fernando Camino.

A pesar de los desencuentros, Pérez Moñino ha intentado encontrar un equilibrio para no romper del todo con Ayuso. Por ejemplo, mientras Más Madrid y PSOE arremetían contra la mandataria por eludir el control parlamentario el mismo día en que su pareja debía declarar ante el juez –acusándola de ser “una presidenta a la fuga” por programar esa semana un viaje a Ecuador– Pérez Moñino optaba por un tono más comedido.

De hecho, aseguró que su formación respeta “el principio de presunción de inocencia” por la situación judicial en la que se encuentra González Amador, un posicionamiento muy diferente al tono inquisidor e incriminatorio que Vox utiliza en otros casos, como el de Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, a la que han llegado a acusar de corrupción.

Enfrentamiento por la inmigración

Semanalmente, hay un tema que enfrenta a la presidenta y a la portavoz de Vox: la inmigración. “La persona que nace en España es español, tan español como Abascal”, le espetó Ayuso a Pérez Moñino en una interpelación parlamentaria, en la que defendió que no iba a denegar la “asistencia sanitaria a nadie que viva en la Comunidad de Madrid”, ante las insistentes peticiones de la extrema derecha de limitar esa cobertura.

Ahondando en esa brecha entre los dos partidos, Pérez Moñino acudió hace unas semanas al pleno de la Asamblea con una camiseta en la que se leía: “Menas a Madrid [con esta palabra tachada] su país”, por lo que el mensaje final era “Menas a su país”, una clara provocación dirigida a Ayuso. A la que la presidenta replicó, señalándose el pecho, aseverando que su Gobierno no tiene competencias “en extranjería ni en materia de fronteras”.

Aun así, y a pesar de posicionarse en contra de las “campañas” de Vox en “el asunto de los menores”, Ayuso asumió el discurso de la extrema derecha al solicitar al Gobierno central la expulsión de cuatro menores migrantes del centro de La Cantueña (Fuenlabrada) alegando que habían protagonizado “episodios delictivos” y presentaban “graves dificultades de adaptación”.

En el penúltimo pleno de la Asamblea, Ayuso replicó al ataque de Vox lamentando que los populares votasen en contra de que una profesora “censurada” por su posición en contra del hiyab compareciese en la cámara regional, asegurando que la extrema derecha se “inventa cualquier barbaridad”. “¿Nosotros defendemos la ‘yihad’?, ¿de verdad no se les cae la cara de vergüenza?”, replicó, tras haber asegurado que el partido de Abascal “no sirve para nada” y se “dedica a la irrelevancia”. “Que nosotros defendemos la inmigración irregular… Y no se les cae la cara de vergüenza”, así ha replicado la mandataria a Vox.

Acuerdos en varios municipios

En una entrevista con El Debate, la mandataria madrileña llegaba a confesar que actualmente la relación entre los partidos se encuentra “en un punto complicado porque han tomado agendas distintas”. Ante la necesidad de competir por el mismo electorado, Vox ha optado por “distanciarse”, una decisión que ha provocado, según la mandataria madrileña, “situaciones de una tensión a veces innecesaria”.

Frente a estos choques que se producen entre las lideresas de las dos formaciones, las direcciones regionales de los partidos han conseguido llegar a acuerdos en varios municipios madrileños. En Collado Villalba, a pesar de las amenazas de Vox de tumbar las cuentas de 2025, las dos formaciones llegaron a un acuerdo. La extrema derecha impuso su agenda, requiriendo que el término “violencia de género” desapareciese de los documentos oficiales para sustituirlo por “violencia doméstica”, según avanzó El País.

En Arganda del Rey también han anunciado recientemente un acuerdo, en este caso de Gobierno. El PP ya necesitaba los votos de Vox para tener mayoría. Una de las primeras medidas de la extrema derecha al llegar al poder pasaba de nuevo por la imposición de su narrativa al cambiar el nombre a la concejalía de Igualdad, que se llama concejalía de Igualdad de Oportunidades desde que hay un Ejecutivo de coalición. Pinto ha sido el último municipio donde las dos formaciones han llegado a un acuerdo para pactar los presupuestos.

Para José Antonio Fúster, portavoz nacional del partido y diputado autonómico, esa relación a dos velocidades se debe a la “ambición nacional” de Ayuso que busca la “destrucción de Vox”; aun así, considera que “se pueden entender donde es posible”. En declaraciones que realizó el jueves pasado en la Asamblea, Fúster defendió que llegan a acuerdos en municipios en los que hay alcaldes populares que “entienden que las políticas de Vox son buenas y quieren salir del PSOE state of mind en el que se sitúa” la formación de Alberto Núñez Feijóo.