Miguel Urbán: “Sigue habiendo montajes como el que sufrí, ahí están los policías infiltrados en movimientos sociales»

El dirigente de Anticapitalistas cree que el montaje policial que pretendía involucrarlo en la supuesta venta de 40 kilos de cocaína en 2016 tenía por objetivo atacar a Podemos «en el momento clave de la política del cambio» y anuncia, en una entrevista con elDiario.es, su voluntad de llevar aquella confabulación a los tribunales

El invento bajo secreto de la Policía contra Podemos: Miguel Urbán y 40 kilos de coca en el pub Nueva Visión de Malasaña

Miguel Urbán (Madrid, 1980) es un veterano militante de la izquierda antististema. Curtido en el Movimiento Okupa y miembro histórico de Anticapitalistas estos días vuelve a ver su nombre en los titulares, algo a lo que había dejado de estar acostumbrado desde que su formación rompió con Podemos en 2020, en desacuerdo por su participación en el Gobierno. 

elDiario.es desveló el pasado sábado los detalles de una investigación secreta en 2016 de la Fiscalía Antidroga contra él, inducida por poderosos comisarios de la Policía, en la que se le trataba de involucrar falsamente en una supuesta operación de venta de cocaína venezolana destinada a financiar ilegalmente a Podemos. Urbán concede esta entrevista desde Sao Paulo, a donde ha viajado para presentar su libro ‘Trumpismos. Neoliberales y autoritarios’.

¿Por qué usted? ¿Qué objetivo tenía implicarle en el montaje de la droga y la financiación de Podemos?

No creo que tuvieran un especial interés en mi persona. Igual que no creo que tuvieran un especial interés en la persona de Iglesias. Lo que querían era destruir un colectivo y destruir unas ideas. Puede ser que yo fuera una de las figuras más reconocidas de Anticapitalistas y una de las figuras públicas más conocidas de Podemos. Investigarme a mí era una excusa para investigar al conjunto de Anticapitalistas y a Podemos. Yo creo que es absurdo pensar que me investigaban a mí como excusa para investigar a Pablo porque ya había otros casos sobre Pablo. 

¿Por qué en el primer semestre de 2016?

Es el momento clave de la política del cambio. Creo que ellos se llevan un susto en las elecciones europeas, pero el susto grande se lo llevan cuando de repente ganamos en Madrid, ganamos en Barcelona, en Zaragoza, en Cádiz, ganamos en Valencia, en Santiago de Compostela, ganamos en Oviedo y en A Coruña. Y piensan: ‘Esto puede ir en serio’. Ahí es donde yo creo que activan esta operación de locos. Coincide con las dos elecciones generales, las de diciembre de 2015 y las de junio de 2016, en donde podíamos haber dado el ‘sorpasso’ al Partido Socialista. De hecho, otras tramas también se construyen esos meses, como la cuenta en Granadinas o el supuesto informe PISA. Son unos meses frenéticos de las cloacas, de los aparatos del Estado, pero conectados también con el poder mediático y el económico para intentar evitar a toda costa que fuésemos la primera fuerza electoral del país. Ese era el elemento clave. 

¿Cómo se ha sentido al saberse objetivo de una investigación secreta tantos años después?

En un primer momento sentí una ansiedad fuerte. Lo primero que supe es que me situaban en un intercambio de drogas y que por eso habían entrado en las cuentas de Pablo Iglesias y demás. Pensé, ‘¿qué se han podido inventar?’. Cuando conoces más detalles, ves lo burdo, lo cómico, incluso algunos aspectos surrealistas… Entonces le quitas un poco de tensión. Pero te angustia más no conocer que lo que sabes.

Además, fue un momento muy complicado personalmente. Se estaba muriendo mi madre. Falleció dos semanas después de que yo tuviera la primera información sobre esto. Llevaba varias semanas pasándolo mal y se me mezclaban cosas. También sentí fragilidad. Dices: ‘estos me podrían haber jodido la vida’. Y luego está la impunidad que tienen: los autores no son unos cualquiera. En los aparatos de seguridad del Estado hay un montón de fascistas, pero estos no eran unos mindundis, eran los jefes, con lo que ello implica.

Quieren generar fragilidad, que no vuelvas a intentar nada, que no te muevas, que quieras que pase. Te crea un sentimiento encontrado. Por una parte piensas: ‘Bueno, pasó hace diez años. Vamos a dejarlo correr. No quiero remover más’. Porque al final te hace daño. Pero esto no se puede dejar pasar. Hay que levantar la voz, poner el dedo en la llaga de que tenemos un problema democrático en nuestro país. No estaban atacando a un grupo que estuviera planteando la toma del poder al asalto. Podemos era un partido que se estaba presentando a las elecciones. Entonces te cuestionas hasta dónde son capaces de llegar, hasta dónde hubieran sido capaces de llegar.

¿Va a emprender acciones legales?

Hay que valorarlo con los compañeros de Anticapitalistas. He hablado con Iglesias para contactar con los abogados de Podemos, ellos están personados en la causa de la Audiencia Nacional, y ver si entramos ahí. Pero hay que decidirlo colectivamente en Anticapitalistas. La política es un placer colectivo. Yo defenderé que actuemos. No se puede dejar pasar.

¿Algo así se puede volver a repetir?

Evidentemente. Los seis de Zaragoza llevan un año en prisión. Los chavales no han hecho nada. Son inocentes y están comiendo mako. Cuando ves que la Policía tenía una persona metida, infiltrada, en los movimientos sociales madrileños durante 20 años; cuando tienes a infiltrados en organizaciones ecologistas, en movimientos vecinales, contra la tala de árboles, en colectivos como Distrito 14, colectivos de barrio… No es que pueda pasar, es que está pasando.

El problema de las cloacas, el problema de los aparatos del Estado… las fallas democráticas siguen estando y se muestran las costuras del régimen del 78 y las costuras de nuestra democracia liberal, que nos dicen que es perfecta. Y no lo es. No se permiten todas las ideas. No se permite el derecho a la protesta, el derecho a la disidencia. Tenemos a las compañeras de CNT de Las Seis de la Suiza que van a entrar seguramente en la cárcel por su actividad sindical. Es una auténtica vergüenza. 

Pensar que esto no puede pasar es ingenuo, porque ya está pasando y eso es lo grave, y por eso no quiero dejarlo pasar. No iban contra mí, iban contra unas ideas. Y va a seguir si no hacemos nada.