El negocio de los fondos de EEUU con la vivienda en Madrid llega al New York Times

El diario neoyorquino viaja a Carabanchel para narrar cómo los fondos de inversión estadounidenses se han convertido en el mayor ‘casero’ de la capital de España, expulsando en muchos casos a los vecinos y convirtiendo sus viviendas en pisos turísticos

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“Este es mi barrio, mis hijos fueron aquí a la escuela. Ahora me levanto cada mañana con la duda de si Blackstone va a echarme a la calle”. Son palabras de Elsa Riquelme, residente del barrio de Carabanchel de Madrid con la que ha hablado el periódico The New York Times para un reportaje que relata cómo los fondos de inversión estadounidenses se han convertido en el mayor ‘casero’ de la capital de España.  

El diario neoyorquino cuenta, entre otros, el caso de Riquelme, chilena de 60 años que lleva media vida en Madrid, y que ahora paga un alquiler al gigante inmobiliario Blackstone por un piso que un día fue suyo, y que acabó en manos de este fondo buitre.  

The New York Times cita las reuniones del Sindicato de Vivienda de Carabanchel, a las que acuden Riquelme o la familia Robledo, y explica también que en la última década el fondo Blackstone se ha convertido en el mayor propietario de viviendas privadas en Madrid, y el segundo en toda España. El piso de Riquelme es ‘solo’ uno de los 13.000 que el fondo de inversión estadounidense posee en Madrid, apunta el NYT.  

Según señala este artículo citando un informe de Civio, en España unas 185.000 viviendas son propiedad de grandes corporaciones, la mitad de las cuales son fondos estadounidenses. También alude a un estudio de PwC que constata que los alquileres han subido un 57% en los últimos diez años y los precios de venta de vivienda, un 47%. Solo en Madrid se estima que 20.000 inquilinos están en riesgo de desahucio, indica el NYT. 

El reportaje menciona a Blackstone, Cerberus y Lone Star, tres fondos estadounidenses que hace diez años compraron un total de 400.000 viviendas en España, y desgrana el negocio de estas empresas, que usan “varios modelos para comprar tanto vivienda pública como privada”, muchas veces para acabar convirtiendo edificios enteros en alquileres de temporada, también conocidos como pisos turísticos. 

El diario neoyorquino recuerda además que el Ayuntamiento de Madrid, con Ana Botella a la cabeza, vendió 5.000 viviendas públicas a Blackstone y a Goldman Sachs en 2013 por menos de 70.000 euros por piso, y cómo después los responsables políticos fueron condenados a pagar una multa de 25 millones por malvender esas viviendas

Las reivindicaciones del Sindicato de Vivienda de Carabanchel, que vertebran el reportaje del NYT, son claras: parar todos los desahucios en el barrio, tener alquileres justos, lograr reparaciones en edificios y pisos y, por encima de todo esto, poder negociar con los fondos como colectivo, no de forma individual.