Estudiantes, profesorado y otros trabajadores culminan la jornada de huelga general del pasado abril con una gran manifestación por Madrid, que no se pudo celebrar hace un mes porque coincidió con el día del apagón
De la educación infantil a la universidad, todo el mundo tiene un motivo para hacer huelga contra Ayuso
Ratios altas, demasiadas horas lectivas, falta de oferta pública en las etapas medias y superiores, impulso de la privatización y, en general y sobre todo, poca financiación. Desde la educación infantil hasta la universidad, pasando por la Secundaria o la Formación Profesional, el descontento en la educación madrileña traspasa etapas, y miles de personas han salido a la calle este jueves para decírselo bien alto a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, frente a la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, en la puerta del Sol, donde ha llegado la marcha a las 19.40.
“Aunque las circunstancias de cada etapa son diversas, todas coinciden en estar padeciendo un desmantelamiento a ojos vista del sistema educativo público, con una financiación claramente insuficiente que está afectando seriamente tanto a las condiciones laborales de las trabajadoras como a la calidad de la enseñanza”, resumen la situación desde la asamblea de docentes Menos Lectivas, uno de los grupos más activos en la protestas en los últimos años.
La marcha llevaba pendiente casi un mes y ese retraso probablemente lo han pagado en asistencia este jueves. La convocatoria original era, como la histórica huelga general que la precedió, para el pasado 28 de abril y culminaba varias jornadas reivindicativas, asambleas o encierros en universidades. Había ánimo reivindicativo. Pero justo ese día fue el apagón. La huelga se hizo, en parte porque ya estaba en marcha cuando falló el suministro, en parte porque desconvocarla podría haber puesto en problemas laborales para quien no se enterase (y ese día habría sido la tónica) porque estaría faltando al puesto de trabajo sin motivo. Pero la manifestación no pudo ser. Este jueves se ha cerrado el círculo.
“Exigimos una respuesta real a las demadas” de la comunidad educativa, ha explicado Rosa Marín Sánchez, de la Plataforma Laboral Escuelas Infantiles (PLEI), que ha hablado también de “desmantelamiento de la educación pública”. Las maestras de Infantil, como sus compañeras de Primaria o Secundaria, exigen menos alumnos por clase.
Algunos de los carteles de la manifestación.
Natalia Esteban, estudiante de la Universidad Complutense de Madrid, ha destacado que la huelga se ha organizado en asambleas de trabajadoras y estudiantes y que en el caso de la universidad lleva “décadas de asfixia presupuestaria” que se traducen en “trabajadores precarizados”. La manifestación también se hace, ha añadido, contra la ley de universidades en la que trabaja el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que pretende entre otras cuestiones limitar la aportación gubernamental al 70% del presupuesto universitario, lo que provocará, ha explicado, que los rectorados tengan que acudir a las empresas en busca de financiación y estas aumenten su influencia en la toma de decisiones. También ha hablado de tasas prohibitivas que expulsan a la clase trabajadora de los campus.
La jornada de huelga del 28 de abril fue el primer paro general desde 2012, cuando la Marea Verde tomó las calles tras los recortes que aplicó el PP por la crisis de las hipotecas de 2008. Fue general, pero no unitaria: CCOO, ANPE, UGT y CSIF, los cuatro sindicatos que tienen representación en la mesa sectorial, los que se sientan a negociar con el Gobierno regional, no la secundaron. El paro fue convocado por organizaciones como CGT, STEM o CNT, apoyadas por asociaciones como Menos Lectivas, el Sindicato de Estudiantes, el Frente de Estudiantes y las plataformas en defensa de la universidad pública de la Complutense, la Autónoma, la Carlos III y la de Alcalá.
La huelga de hace un mes y la marcha de hoy tienen otro objetivo, aparte de trasladarle el descontento a Ayuso. “Otro objetivo de estas jornadas de lucha es que la sociedad en su conjunto sea consciente del maltrato y desmantelamiento de la educación pública madrileña y se involucre en su defensa, apoyando la manifestación”, cuentan en Menos Lectivas, un argumento que también utilizan las personas que están protestando en la universidad, que de alguna manera han cogido el liderazgo reivindicativo en las últimas semanas con marchas y encierros en varios campus.
Madrid es la región de España que peor financia su educación pese a ser la más rica, han recordado los manifestantes. Según CCOO, la Comunidad invierte el 2,1% del PIB en el sector frente a una media nacional del 3,6%. Esto se traduce en tener a 18 niños de tres años para una maestra sola en clase, a 35 adolescentes un profesor, docentes que se pasan media jornada laboral rellenando papeles o informes, no tener la posibilidad de ascender en la universidad porque no se convocan plazas o estar entre los docentes peor pagados del país pese a vivir en una de las comunidades más caras.
Manifestantes durante la protesta.
Cada manifestante tiene sus propias razones para marchar por las calles de Madrid este jueves en una protesta en la que se han visto muchos niños. Julia, educadora infantil, reivindica el valor de la etapa haciéndose eco de un lema que se ha oído durante toda la protesta: “Educar no es guardar”, una reivindicación que está cogiendo fuerza entre el profesorado, que rechaza ejercer labores de guarda como les toca en ocasiones.
Pedro, de Primaria, explicaba que cada vez hay más alumnado vulnerable y que les resulta imposible atenderlos de manera individualizada, una reivindicación similar a la que realizan sus compañeros de Secundaria, como explicaba Guillermo, de Menos Lectivas.
Durante la marcha se ha escuchado cánticos como “Viciana, escucha, la pública está en lucha”, dirigido al consejero Emilio Viciana, “la profe, luchando, también está enseñando”, “no queremos, no nos interesa, una educación al servicio de la empresa” o “0-3 no llega a fin de mes”, en alusión a la precariedad que sufren las trabajadoras del primer ciclo de educación infantil.
Ratios y financiación
Las reivindicaciones se acumulan. Más financiación y menos alumnos por clase son comunes a todos. En las escuelas infantiles que cubren el 0-3 años, PLEI (Plataforma Laboral Escuelas Infantiles) pide una bajada de ratios, que con 8 niños por clase en el primer curso (0-1 años), 14 en el segundo (1-2) y 20 en el tercero (2-3) superan las recomendadas por la UE (que están en 4, 6 y 8, respectivamente), explican desde Menos Lectivas.
Sus compañeras de Primaria quieren impartir menos clases semanales. Como las ratios, las horas lectivas subieron con el exministro del PP José Ignacio Wert, aunque después la mayoría de las comunidades autónomas las fueron rebajando paulatinamente cuando pudieron. Pero Madrid no, y mantiene las 25 horas semanales para Primaria y 20 en Secundaria. La exigencia es rebajar esas cifras a las más habituales 23 y 18. Los cuatro sindicatos principales acaban de firmar un acuerdo con el Gobierno regional para hacer una rebaja gradual a 19 en Secundaria, aunque en Primaria se quedan como están, un acuerdo que ha criticado Menos Lectivas porque “no avanza nada” y ofrece “cambios menores”.
En Primaria y Secundaria la bajada de ratios y una reducción de la burocracia que les come el tiempo son probablemente las principales reivindicaciones. En la Formación Profesional se exigen más plazas públicas en una comunidad incapaz de cubrir la demanda y que en paralelo ve cómo se dispara la oferta privada.
Una de las cabeceras de la manifestación.
En las universidades falta dinero. Cualquier manifestante diría que en todas las etapas falta dinero, pero en la universidad el presupuesto lo marca todo: sin dinero no se pueden ofrecer asignaturas, por ejemplo, o abrir plazas de profesor titular, etc. Y el Gobierno de Ayuso planea aportar cada vez menos a sus campus: el borrador filtrado de la ley de educación superior que el Ejecutivo regional negocia estos establece que la Comunidad de Madrid solo aportará un máximo del 70% de los presupuestos universitarios; los rectores dicen que conseguir el 30% restante por sus propios medios es ahora mismo inviable.