“Ese hombre también vive en un barco en el muelle”. Y “esa familia también”. En una tarde cualquiera en el Muelle Deportivo de Las Palmas las terrazas de los restaurantes se encuentran dinamizadas por personas que no solo trabajan en este lugar, sino que viven en sus barcos. Allí les conocen todos y desde hace unos meses el tema de conversación no es otro: “Quieren que nos marchemos de aquí”. Desde hace unos días, la Autoridad Portuaria está notificando el desahucio inminente de estas embarcaciones porque, según defiende, “no se puede vivir en un barco, la Ley de Puertos lo prohíbe”.