El empresario afirma como testigo ante el juez Ángel Hurtado que no sabía que su abogado Carlos Neira había confesado sus delitos por escrito ante la Fiscalía y asegura que ser denominado «defraudador confeso» le ha supuesto un «destrozo»
La pareja de Ayuso declara en el Supremo para explicar a cuánta gente envió su confesión
Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, ha comparecido como testigo durante algo más de una hora en el Tribunal Supremo en la causa que investiga la filtración de un correo con su confesión. El empresario, según explican fuentes jurídicas a elDiario.es, se ha desvinculado de su propia confesión escrita y también del movimiento de Miguel Ángel Rodríguez de filtrar a la prensa, de forma manipulada, un email del fiscal que le investigaba. Sus declaraciones de hoy contrastan con otras pruebas: la declaración del propio Rodríguez o los mensajes que cruzó con él en esos días de marzo de 2024.
“Haz lo que veas”, dijo entonces –según su versión– al jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando en la tarde del 13 de marzo algunos medios empezaron a publicar que la Fiscalía le había ofrecido un pacto y otros medios contestaron con la verdad: que era su abogado quien había ofrecido esa conformidad. Reconocer sus delitos y pagar medio millón a cambio de evitar la cárcel.
Esta declaración se contradice con la declaración testifical de Miguel Ángel Rodríguez: “Sí, sí, sí”, dijo hasta tres veces el jefe de gabinete de Ayuso cuando la Abogada del Estado le preguntó explícitamente si González Amador “le autorizó para difundir el correo electrónico”.
Hoy ante el juez no solo se ha desvinculado de esa filtración que derivó en el desmentido de la Fiscalía, sino que también se ha desvinculado de su propia confesión. Carlos Neira, su entonces letrado que tendrá que declarar como testigo en una semana, tenía el encargo de cerrar el tema con el menor “ruido posible” pero, ha dicho hoy, no supo que había ofrecido aceptar ocho meses de cárcel hasta que no se publicó en los medios de comunicación.
González Amador ha llegado al Tribunal Supremo sin hacer declaraciones media hora antes de la hora de citación. El juez, que en un primer momento rechazó que tuviera que testificar, terminó citándole obligado por la Sala de lo Penal y a petición del propio fiscal general del Estado. La intención de la Fiscalía y la Abogacía del Estado era que explicara si él o su abogado, Carlos Neira, enviaron su confesión escrita a más gente además de a la Fiscalía de Madrid.
Se desvincula de su propia confesión
Ante el juez también ha asegurado que ser llamado “defraudador confeso” por políticos le ha supuesto un “destrozo” al haber, asegura, perdido clientes. A lo largo del proceso, afirma, él nunca reconoció ante Hacienda haber defraudado 350.000 euros, y Neira propuso una confesión y un pacto a la Fiscalía sin su conocimiento. El correo que envió a la Fiscalía y a un Abogado del Estado, sin embargo, hablaba en nombre del empresario: “Alberto González Amador acepta íntegramente…”, decía el documento.
El email que mandó al fiscal Julián Salto decía, incluso, lo contrario: “Estudiado el asunto y de común acuerdo con Alberto González, les comunico que es voluntad firme de esta parte alcanzar una conformidad penal”, dijo su abogado de entonces. Hoy el empresario ha apuntado a lo contrario: que le pidió una solución silenciosa pero no propuso una confesión y que no conoció su contenido hasta el día 14 de marzo.
Esta afirmación también contrasta con los mensajes que cruzó en la mañana del 12 de marzo con Miguel Ángel Rodríguez y que el propio Rodríguez aportó a la causa. Esa mañana, poco después de que elDiario.es revelara el caso en exclusiva, González Amador rebotó un mensaje de su abogado Neira al jefe de gabinete de su pareja: “Buenos días Alberto, he recibido correo del fiscal. Parece que todo sigue en pie. Le voy a llamar al fiscal para ir concretando. La idea mía es que al final solo haya un condenado y multa mínima”.
Ahora, ante el juez y obligado a decir la verdad, González Amador ha dicho que no conocía el correo con el que su abogado envió al fiscal Julián Salto y que su propio abogado le explicaba en ese mensaje.