“No es la Gran Muralla China, son ‘Les roques de la vila’”: cuando el márketing borra la memoria de un pueblo

La peculiar formación montañosa próxima a la localidad despoblada de Finestres, en la Ribagorza de Huesca, atrae a un número cada vez mayor de turistas. Los vecinos de la zona y descendientes de sus habitantes temen que esta masificación afecte al entorno

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Webs turísticas e institucionales avisan de que Aragón cuenta con su propia ‘muralla china’. No se trata de una fortificación militar ni de una pared levantada por el hombre. Algunas voces definen así a ‘Les roques de la vila’, una gigantesca formación geológica con una doble línea de paredes que discurren en paralelo. Los vientos y las lluvias la han moldeado durante milenios hasta darle una forma dentada. Los vecinos de la zona lo tienen muy claro: ni es una muralla ni es china, y además temen que el efecto llamada provoque una masificación turística que ya se ha empezado a manifestar.

‘Les roques de la vila’, también conocidas como ‘Les dents de Finestres’, se encuentran en la sierra del Montsec, cerca del municipio despoblado de Finestres (Huesca), en la comarca de Ribagorza. El sobrenombre de muralla china ha hecho fortuna en las redes sociales y en puntos de información turística. También se utiliza por parte del Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca (DPH).

La web autonómica Turismo de Aragón alude a ella de esta manera: “La disposición vertical de las capas de roca, unido a los procesos de erosión que han actuado sobre ellas, han dado lugar a una curiosa forma de muralla que recuerda a la conocidísima ‘Gran Muralla China’, por eso popularmente se conoce a este lugar como ‘la Muralla china de Finestras’”. En similares términos lo hace la de La Magia de Huesca, escaparate para las campañas turísticas de la DPH. El diario ‘Segre’ se ha hecho eco de las posturas contrarias a esta denominación, encabezadas por una vecina de Finestres, María del Patrocinio Pena, conocida como la Patro.

Dos carteles escritos por la Patro pueden leerse en las calles vacías de Finestres, que ahora solo vuelven a cobrar vida cuando acuden los descendientes de quienes las habitaron o los turistas llamados por ‘Les roques de la vila’ y otros atractivos como el pantano de Canelles. Debido a la obra hidráulica se tuvo que desalojar Finestres. “Años después, vemos con sorpresa que pertenecemos a China”, lamenta una de las últimas habitantes del pueblo.

Patro, que vive ahora en una residencia de ancianos, dejó escrito: “Os quiero a todos, a los de aquí y a los que venís de fuera a ver este hermoso rincón. Cuidar (sic) de Finestres y de todas las cosas que son muchas, las queremos, y queremos que todos podáis disfrutar, como yo disfruto de este rincón, de esta maravilla”.


Cartel que puede leerse en el pueblo firmado por una vecina

El mensaje de esta vecina “refleja el sentimiento del pueblo y la comarca”, señala Jordi Piqué, alcalde de Viacamp y Litera, localidad a la que pertenece Finestres. De un tiempo a esta parte la zona “se ha masificado mucho, el pueblo está abandonado pero la gente entra en las casas y hay bastante vandalismo”, lamenta. De ahí que se pida “respeto” por un entorno de fácil acceso. La distancia entre el pueblo y la formación montañesa se recorre en 15 minutos a través de un sendero sin dificultad.

Piqué y aquellos que acuden a Finestres porque les unen lazos familiares y afectivos se han encontrado con “basura por el suelo y alguna de las puertas forzadas. También se han hecho fuegos”. El Ayuntamiento de Viacamp y Litera instaló una barrera en la entrada del pueblo para que no puedan acceder los vehículos, lo que no evita el paso puesto que “andando hay un minuto, y 20 desde la carretera principal”. Insiste el alcalde en que “no es una muralla, ni protegió el pueblo ni es un recinto cerrado”.

Alfredo Degracia, que preside una asociación de propietarios de Finestres renovada y en pleno cambio generacional, analiza que “alguien trazó el paralelismo y eso atrae mucho más”. “No es que hagamos una reivindicación, nos preocupa la problemática de la masificación en la zona”, dice. A su parecer, “el monte no es de todos, la montaña tiene propietarios”, y no quiere que se repitan situaciones como la del desfiladero de Mont-rebei, que en los últimos años ha visto cómo se multiplicaba el número de visitantes y se ponía en peligro su sostenibilidad.

La asociación refleja en otro cartel: “Desconocemos el porqué se ha bautizado esta preciosa formación con dicho nombre, pero lo que sí sabemos es que no queremos que desaparezca una de las señas de nuestra identidad, pues es lo único que nos queda”. De ahí que pida a los visitantes que se le llame “de la manera que desde siempre la hemos llamado, ‘Les roques de la vila’ o ‘Les dents de Finestres’. ”Y cuando os pregunten por la muralla china decidles que está a 13.000 kilómetros, en China, no en Finestres“, añaden con sorna.

Degracia afirma que “la masificación nunca es buena. Finestres es un pueblo deshabitado, le cortaron el acceso principal y sus habitantes se tuvieron que ir con mucha pena. Ahora la gente se mete en todas partes… Vamos a mirar un poco por la memoria de los nuestros”. Denuncia que “han robado los pórticos, hay escritos en las paredes, la ermita está abierta, ya no queda nada por expoliar… Vinieron con camiones y se lo llevaron todo”. El pasado Jueves Santo, cientos de personas llenaron la zona y “hay gente que no es respetuosa”.