El Ministerio de Transición Ecológica prepara un decreto específico para los residuos de estos productos y de los globos, que suponen un gasto extra de 230 millones de euros en las redes de saneamiento
El confinamiento agrava el impacto de las toallitas húmedas: cómo frenar al llamado ‘monstruo de las cloacas’
Los fabricantes de las toallitas húmedas de uso doméstico tendrán que pagar los trabajos de limpieza de los monstruos que generan estos productos en las alcantarillas y depuradoras cuando se tiran al inodoro. La medida, que también afecta a los globos, está incluida en el borrador de un real decreto específico sobre la gestión de los residuos que provocan estos materiales preparado por el Ministerio de Transición Ecológica.
La norma indica que los productores deben cubrir los costes de limpiar la basura dispersa a base de estas toallitas y los globos, pero también de las “infraestructuras de saneamiento y depuración, y de su posterior transporte y tratamiento”. El artículo explica que estos fabricantes sufragarán los trabajos emprendidos “por las autoridades públicas o en su nombre”.
El análisis de impacto normativo que acompaña al proyecto asegura que la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento ha calculado que gestionar estos desechos que van por el inodoro añade un sobrecoste de 230 millones de euros al año.
El problema, muy conocido ya, de las toallitas viene porque “al no desintegrarse completamente, provocan obstrucciones en el sistema de alcantarillado aumenta el riesgo de desbordamientos, especialmente durante episodios de lluvias intensas”, explica el proyecto de real decreto. El peligro no se limita a las zonas urbanas, sino que provoca “vertidos directos de residuos a ríos y otros cuerpos de agua, contribuyendo a la contaminación por microfibras y perjudicando los ecosistemas”.
Para saber qué empresas tienen que hacerse cargo, la norma especifica que los fabricantes deberán darse alta en un registro de productores. Las administraciones públicas han venido pagando facturas millonarias para desatascar alcantarillas, reparar o sustituir infraestructuras de saneamiento y depuración de aguas cuando bolas gigantes de toallitas desechadas. Por ejemplo, Valencia tuvo que invertir 10 millones de euros para limpiar un atasco de 3 kilómetros en 2019. En Badajoz calcularon 200.000 euros para afrontar un atranque. En Murcia calcularon que sustituir un equipo averiado en una estación de depuración de aguas residuales ascendía a más de 250.000 euros y la restitución de equipos de bombeo, 200.000 euros.
Además, el decreto recoge que “el productor inicial de los residuos de toallitas o globos u otro poseedor” deberán depositar esos residuos en la fracción “resto” de la basura y prohíbe expresamente “el desecho de toallitas húmedas a través del inodoro”. Incluso recomienda que se evite esa vía en la variedad de esos productos que tienen la etiqueta oficial “desechable vía inodoro”.
También prohíbe “la liberación intencionada de globos al medio ambiente, dadas las graves implicaciones que supone esta práctica, especialmente para la contaminación marina”. Los globos viajan hasta el mar y contribuyen a la grave contaminación plástica de los océanos.