La nave de SpaceX se desintegra tras perder el control en la novena prueba, tras dos explosiones consecutivas en sus intentos de enero y marzo
El Starship de Elon Musk explota de nuevo y obliga al cierre de aeropuertos de Florida por los escombros
Nuevo revés espacial de Elon Musk. Tras dos explosiones consecutivas en sus anteriores intentos, SpaceX lanzó de nuevo su megacohete Starship este martes, pero la misión volvió a quedarse lejos de sus objetivos: la nave comenzó a girar fuera de control y terminó desintegrándose.
El cohete, de 123 metros de altura, despegó por novena vez desde Starbase, la base de lanzamiento de SpaceX situada en el extremo sur de Texas, donde los residentes acaban de votar a favor de convertirse oficialmente en ciudad.
La compañía de Elon Musk esperaba desplegar una serie de satélites simulados tras el despegue, según informó la agencia Associated Press, pero la compuerta que debía liberarlos no se abrió completamente, lo que obligó a cancelar esa parte de la prueba. Poco después, la nave comenzó a girar sin control mientras avanzaba por el espacio rumbo a un descenso no planificado en el océano Índico.
SpaceX confirmó más tarde que la nave sufrió una “desintegración rápida no programada”, eufemismo habitual para indicar que explotó en vuelo. “Los equipos seguirán revisando los datos y trabajando en nuestro próximo vuelo de prueba”, señaló la empresa en un comunicado.
Pese al nuevo revés, Musk aseguró en su red social X que el ensayo representó una “gran mejora” respecto a los dos anteriores, que terminaron con restos en llamas cayendo sobre el Atlántico. Prometió, además, acelerar el ritmo de lanzamientos: uno cada tres o cuatro semanas en las próximas misiones.
Esta era la primera vez que una Starship —pensada para viajes a la Luna y Marte— volaba con un propulsor reutilizado. No estaba previsto recuperar ese propulsor con los gigantescos brazos mecánicos en la plataforma, sino ponerlo a prueba hasta el límite. En cierto momento, SpaceX perdió el contacto con él y terminó estrellándose en el golfo de México en varios fragmentos, mientras la nave principal seguía su ruta hacia el Índico.
Después, la nave perdió el control, aparentemente por una fuga de combustible.
“No pinta bien; muchos de nuestros objetivos en órbita no se han cumplido hoy”, admitió Dan Huot, comentarista de la transmisión de SpaceX. Uno de los principales objetivos era poner a prueba el escudo térmico de la nave durante una reentrada controlada.
La comunicación con la nave se interrumpió antes de que tocara el océano, y SpaceX cerró su retransmisión poco después.
Las dos anteriores Starship ni siquiera habían superado el Caribe, recuerda AP. Ambos ensayos, realizados a principios de este año, terminaron apenas unos minutos después del despegue, con restos cayendo al mar. No se registraron heridos ni daños materiales significativos, aunque sí se produjeron alteraciones en el tráfico aéreo. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) dio luz verde al nuevo intento la semana pasada, ampliando la zona de exclusión y programando el despegue fuera de las horas punta de vuelos comerciales.
Además de realizar correcciones y mejoras técnicas, SpaceX había modificado las losetas térmicas de esta nave e incorporado mecanismos especiales para futuras recuperaciones. Aunque en esta ocasión estaba previsto que se hundiera en el océano Índico, la idea era probar estos sistemas con la vista puesta en futuras misiones en las que Starship sea recuperada en la propia base, como ya ocurre con los cohetes Falcon.
La NASA necesita que SpaceX avance con el desarrollo de Starship —el mayor y más potente cohete jamás construido— para poder llevar astronautas de nuevo a la Luna. El primer vuelo tripulado alrededor del satélite está previsto para el próximo año, aunque no incluirá un alunizaje. Esa fase está programada, como pronto, para 2027, y requerirá que una Starship transporte a dos astronautas desde la órbita lunar hasta la superficie y de regreso.