Feijóo advierte del fin del mundo y solo puede convocar una manifestación

El líder del PP comparece sin preguntas de los periodistas para denunciar la “putrefacción” del Gobierno de Sánchez el mismo día que procesan a la pareja de Ayuso por defraudar a Hacienda y que encarcelan al que fuera ‘número dos’ de Interior con Rajoy

La jueza procesa a la pareja de Ayuso por fraude fiscal y falsificación de documentos

“Nadie que tenga un mínimo de aprecio en nuestro país puede ignorar el estado de putrefacción al que nos tiene sometido el actual Gobierno”. Así arrancó este jueves el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, una comparecencia sin preguntas convocada de urgencia tras varios días consecutivos de informaciones sobre una supuesta trama urdida por el PSOE para descabezar a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. El jefe de la oposición describió una España apocalíptica y anunció su plan: una concentración dentro de dos semanas en la Plaza de España de Madrid. 

El PP de Feijóo convocará así su sexta movilización contra Pedro Sánchez desde que el gallego asumiera el liderazgo del partido en abril de 2022. En realidad, desde que fracasara en su investidura y el líder socialista lograra un tercer mandato en la Moncloa. El primer partido de la oposición ha reclamado la dimisión del presidente casi antes de que fuera investido, y se ha unido también a otras tantas manifestaciones propiciadas por organizaciones próximas a Vox. La última, con un éxito muy limitado, hace apenas dos semanas en la madrileña Plaza de Colón.

La intervención de Feijóo estuvo plagada de mensajes grandilocuentes y tremebundos sobre la situación política en el país. “Ha llegado el momento de que los españoles decentes reaccionemos”, dijo. “Mire donde mire, está rodeado de corrupción”, aseguró sobre Sánchez. “Son prácticas mafiosas que no caben en democracia”, pero “sí en otros regímenes”, añadió. “Esta huida hacia adelante debe combatirse”, apuntó. “La inmoralidad del Gobierno y del presidente es incompatible con la defensa democrática”, aseveró. 

Pero la calle es la única herramienta que parece tener un Feijóo que ha descartado que vaya a presentar una moción de censura contra Sánchez. Salvo un amague a principios de año propiciado por las malas relaciones que atravesaban entonces el Gobierno y Junts, el líder del PP no ha dado señales de creer realmente que esta sea una opción viable.

Si en algún momento a alguno de los estrategas del PP se le pasó por la cabeza la posibilidad de que el PNV o Junts podrían dar su apoyo a una investidura de Feijóo de la mano de Vox, el devenir de la legislatura lo ha convertido en imposible. El PP ha atacado con toda su fuerza a sus otrora aliados y a su ‘core’ político, como el reconocimiento lingüístico de catalán y euskera. Esa vía está cerrada.

Tampoco quiere citarlo en la comisión de investigación del Senado del ‘caso Koldo’, cuya desactivación es uno de los teóricos objetivos de Leire Díez, la hasta hace poco anónima militante socialista que ha saltado a la fama esta semana por protagonizar unos audios filtrados y que para el PP son la prueba de que el Gobierno quiere destruir a la Guardia Civil.

Feijóo oficializó hace más de un año su intención de convocar al presidente en la Cámara Alta, donde el PP tiene mayoría absoluta. El nombre de Pedro Sánchez está escrito en la lista de comparecientes aprobada por la comisión desde mayo de 2024, pero no ha sido llamado para ser interrogado pese a la situación descrita por Feijóo.

La petición de apoyos para echar a Sánchez se ha convertido ya solo en una fórmula retórica más destinada a cortar el debate mediático sobre la supuesta falta de determinación de Feijóo y las andanadas que le lanzan sus propios aliados de extrema derecha. Este mismo jueves, el secretario general de Vox, Ignacio Garriga, reclamó a Feijóo presentar una moción de censura y recordó que el PP no apoyó la que en su día encabezó Ramón Tamames a propuesta de Santiago Abascal. 

El líder del PP dejó clara su postura en Telecinco esta misma semana. Durante una entrevista con Ana Rosa Quintana aseguró que presentar “una moción de censura para perderla es una ratificación de la Presidencia del Gobierno”. “Si el señor Sánchez vuelve a reunir los votos suficientes para que no podamos convocar elecciones, es una confirmación del presidente del Gobierno”, insistió.

Unas palabras refrendadas por el guardián de las esencias de la derecha española, José María Aznar, este mismo jueves casi a la vez que Feijóo comparecía ante la prensa. “Las cosas que conducen al fracaso producen más frustración”, dijo el expresidente, quien insistió en su “el que pueda hacer, que haga”.

“Cabeza fría, pero tensión vital máxima, porque faltan dos años para las elecciones”, aseguró el hoy jefe de Faes, una idea expresada también habitualmente por Feijóo. Ambos mantienen una unidad de acción que permite al gallego atar al sector más ultra del PP. De hecho, el expresidente del Gobierno fue una de las poquísimas personas a las que el líder del PP avisó con días de antelación del congreso nacional del próximo mes de julio.

Aznar habló de “hedor” y de “situación insoportable”. “Hay que tener cuidado cuando los bajos fondos de la sociedad ascienden. España está en manos de los bajos fondos”, acuñó durante una charla con el director de ‘El Mundo’, Joaquín Manso, en la clausura de unos cursos organizados por Faes.

Feijóo dijo en su intervención: “Esto ya va solo de una cosa: decadencia o limpieza, mentiras o integridad, cloacas o decencia, democracia o mafia”. La coincidencia discursiva confirma que, al menos de momento, en el PP están todos a una y con su jefe de filas. Un respiro para el dirigente gallego.

Ayuso, Francisco Martínez y el principio de transposición

La publicación de las informaciones sobre la teórica ‘fontanera’ del PSOE y sus maniobras comenzó el lunes. Ese día, en Telecinco, Feijóo no planteó ni de soslayo la posibilidad de una manifestación. El martes sí lo hizo, durante la rueda de prensa en la que presentó los más de 90.000 avales que los barones han recopilado en sus respectivos territorios para la candidatura única con la que se postulará a un segundo mandato en el congreso de julio. 

Preguntado expresamente por movilizaciones, el líder del PP dijo “comprender perfectamente la pregunta”, aunque se cuestionó: “¿Pero usted tiene la seguridad de que esta semana, la próxima o la siguiente, no va a haber un escándalo igual o superior a los que hemos conocido en el día de ayer?”.

“Sigamos atentos a lo que ocurre”, zanjó. El miércoles siguió el goteo de informaciones. Por ejemplo, que la supuesta enviada de Ferraz habría ofrecido un “vídeo sexual” de un fiscal anticorrupción. O que ofreció ayuda a uno de los mandos policiales implicados en el ‘caso Koldo’ a cambio de su colaboración. Ese día Feijóo asistió silente al Pleno del Congreso. No intervino en la sesión de control por la ausencia de Sánchez ni hizo ninguna declaración. En los pasillos, nadie mencionó una posible manifestación habida cuenta de la posición expresada por el líder apenas 24 horas antes.

El anuncio llegó el jueves. El PP convocó a los medios por un mensaje de wasap enviado a las 10:41. Diez minutos después de que elDiario.es adelantara el procesamiento de la pareja de Isabel Díaz Ayuso por dos delitos (fraude fiscal y falsedad documental) . La jueza que ha investigado a Alberto González Amador le deja a un paso del banquillo tras apreciar indicios suficientes para juzgarle. La simetría con la situación de Sánchez y su esposa parece evidente.

Pero no fue el único revés informativo del día para el PP. Al filo de las dos de la tarde se confirmó la entrada en prisión del ex ‘número dos’ del Ministerio del Interior con Mariano Rajoy. Francisco Martínez está acusado de colaborar con la organización del ‘cracker’ Alcasec, un pirata informático que, según las investigaciones, se dedica a robar información personal y venderla luego al mejor postor.

Martínez está fuera de la política y la detención se enmarca en su actual actividad privada como abogado. Pero el que fuera secretario de Estado con Jorge Fernández Díaz en Interior fue una de las teóricas piezas clave de la policía política que puso en marcha el PP de Rajoy para inventar pruebas falsas contra rivales políticos como Podemos o el independentismo catalán, además de intentar destruir con la ayuda del polimputado José Manuel Villarejo aquellos indicios contra la corrupción protagonizada en las últimas décadas por el PP: desde la Gürtel al reparto de sobresueldos en dinero negro a decenas de dirigentes del partido que recogían los ‘Papeles de Bárcenas’.

El PP intenta establecer un paralelismo entre el Gobierno de coalición que lidera Pedro Sánchez y los que encabezó Rajoy. El lema de la manifestación del 8 de junio será “Mafia o democracia”. Un eslogan que esconde dobles intenciones. 

Las continuas referencias a términos como “cloaca”, “organización criminal” o incluso “caja b” en el caso de Podemos no son gratuitas, sino más bien un intento de ejecutar el principio de transposición, una estrategia comunicativa para combatir las malas noticias propias por el clásico método de convertir a todos en culpables o, al menos, sospechosos. Así, las culpas propias parecen menores y no hacen mella entre un electorado que en la década pasada abandonó en desbandada al PP y que no ha vuelto del todo.