Tras la negativa de Costas, a la pareja del líder del PP sólo le queda un recurso —ante el Ministerio de Transición Ecológica o la Audiencia Nacional— para conservar la parcela de dominio público que ocupa. Si la pierde, con toda probabilidad le tocará también pagar las obras de acondicionamiento necesarias
El Gobierno deniega a la pareja de Feijóo el uso de terreno público para dotar a su chalé de un acceso exclusivo a la playa
La primera referencia oficial de la que hoy es la finca 2.366 del concello pontevedrés de Moaña data de 1940. Fue cuando José Benito Porto Rial pidió licencia de obras para levantar un chalé sobre la playa de O Con. Con el tiempo, esa vivienda que parece vigilar todo el arenal se convirtió en la casa “que todos los vecinos querían”, pero que desde finales de 2018 pertenece a la pareja de Alberto Núñez Feijóo, Eva Cárdenas. Lo que no aparece en ninguna documentación es el origen de ese muro con una pequeña puerta que encierra dentro de la propiedad una parcela de terreno público de 215 m². La misma que Costas le ha denegado a Cárdenas poder seguir utilizando.
Visto desde la playa, el muro y su puertecilla —ese privilegiado acceso privado por el que el anterior propietario sacaba su canoa con marea alta— parecen el acceso olvidado a una fortaleza inexpugnable. Literatura al margen, queda claro que es la continuación natural del mirador de O Fiunchal, el nombre por el que era conocida la propiedad, y que acabó por denominar a toda la zona. Hoy, el tramo público de ese paseo, el que muere contra la pared de bloques que marca el límite de la finca de Cárdenas, está en un completo estado de abandono y amenaza con precipitarse sobre el arenal. El ayuntamiento, gobernado con mayoría absoluta por el BNG, espera que Costas pueda recuperar la parcela en litigio y acometer así una recuperación integral del espacio.
Eso podría suceder en breve si Cárdenas aceptase la resolución firmada por la directora general de Costas con la que su deseo de poder seguir utilizando la parcela hasta 2037 —30 años después del deslinde que la devolvió al dominio público— agotó la vía administrativa. Eso la obligaría, con casi toda seguridad, a sufragar las obras que fuesen necesarias para adaptar el espacio a su nueva situación. Sin embargo, si decide buscar otros caminos, el proceso puede dilatarse por un largo plazo. La pareja de Feijóo tiene dos posibilidades: un recurso ante el propio ministerio o ante la Sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional.
No parece que ninguna de las dos vías vaya a resultar sencilla. De momento, Cárdenas no pudo demostrar que el terreno en disputa fuese una propiedad privada antes de la entrada en vigor de la Ley de Costas. Esa es una condición indispensable para optar a una concesión como la que ella quería, algo que la normativa sí permite para aquellos terrenos particulares que se vieron afectados por un deslinde.
O Fiunchal no lo es. Por mucho que su actual propietaria porfíe en que sus dominios abarcan 926 m², la documentación existente en el Registro de la Propiedad de Cangas —el municipio vecino, cabeza de la comarca de O Morrazo— acredita que mide 708 m². En su primera inscripción, en 1941, se consideraba ligeramente mayor, “siete áreas cuarenta centiáreas”, quizá porque la medición no era tan exacta. Pero en todo momento se especifica que el límite es el dominio público-terrestre de la “playa mar” y que la propiedad “no lo invade”.
Pese a toda su porfía, los vecinos aseguran que nunca han visto a Cárdenas ni a Feijóo utilizar el acceso privado a la playa. En Tirán —el nombre de la parroquia, que resultará familiar a los aficionados al remo— están convencidos de que, aunque la propietaria sea la antigua directiva de Zara Home, es el líder del PP el que ha elegido Moaña como lugar de descanso.
Primero optó por una ubicación diferente, al otro extremo del término municipal, en la parroquia de Meira. Allí compró un terreno en 2015 con el objetivo de levantar un chalé de 350 m². Tres años después fue Eva Cárdenas quien adquirió O Fiunchal, una casa por la que los vecinos recordaban haber visto interesarse al entonces presidente de la Xunta. En primera línea de playa y con un paseo marítimo que les permitía llegar andando al centro urbano, la pareja no tuvo dudas: Feijóo vendió su primera vivienda en 2021, una operación que —según su equipo— fue la responsable de que incrementase su patrimonio en 600.000 euros en apenas dos años.