Los testigos de la tragedia de El Hierro: »Fue un día fatídico, incomparable a otro que hayamos vivido en esta emergencia»

Los supervivientes están en el campamento policial de la isla y los niños ingresados en el hospital de Tenerife evolucionan de forma favorable y pronto podrán reunirse con sus padres

El agónico rescate del cayuco volcado en El Hierro: “Las mujeres y niñas muertas se quedaron atrapadas”

Este 28 de mayo, como cada día, el pescador Fernando Gutiérrez trabajaba en el muelle de La Restinga, en el sur de El Hierro. Eran cerca de las 9.30 cuando, mientras llenaba un barco de combustible, vio cómo se desplegaba el operativo habitual para atender la llegada de un cayuco. “Todo estaba dentro de lo normal. En ese momento me fui a la oficina y, diez minutos después, vino una persona a decirme que el cayuco había volcado y que todo el mundo se estaba echando al agua para rescatar a la gente”, cuenta a Canarias Ahora.

Gutiérrez salió a toda prisa de la sede de la Cofradía de Pescadores y se topó con la catástrofe que ha dejado siete muertos y un bebé desaparecido en Canarias. Lo primero que el pescador escuchó fue el llanto de un niño. “Esto hubiera ocurrido en otras circunstancias y estaríamos hablando de 60 muertos. Se pudo rescatar a la gente gracias a que ocurrió dentro del muelle”, valora el herreño. 

Poco después del vuelco del cayuco llegó también a La Restinga el director médico del hospital de El Hierro, Luis González. “Lo primero que vi al llegar fue un corre-corre, caras descompuestas y desasosiego. Esto no es lo normal”, cuenta. El pequeño hospitalito instalado en el muelle estaba repleto de niños y mujeres en mal estado de salud. González se encargó de asistir a una niña que murió poco después en el hospital. “Llamé a mi compañera de la ambulancia medicalizada. Me dijo que estaba en parada y que estuvieron 40 minutos intentando reanimarla”, recuerda. 


Agentes de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y un trabajador de Salvamento Marítimo llevan a un migrante en una camilla en el muelle de La Restinga

Otros dos niños pequeños fueron evacuados en helicóptero e ingresaron en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Según han informado fuentes de la Consejería de Sanidad, “evolucionan favorablemente”. González ha explicado que esta información será trasladada a los responsables del Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) donde están los supervivientes, para localizar a los padres de los menores y que puedan ser derivados a Tenerife y estar con los niños. En el complejo hospitalario de El Hierro queda una mujer que sigue en observación. 

Los equipos sanitarios están asistiendo a los migrantes en el campamento policial de San Andrés. Los supervivientes presentan deshidrataciones y dolores musculares. “Es una patera que, si no hubiera ocurrido esta catástrofe, hubieran llegado todos en buen estado general”, dice el médico. La embarcación salió de Guinea Conakry diez días antes de llegar a La Restinga. En ella viajaban 150 personas, 20 de ellas menores. 

“Ayer nos desmoronamos casi todos. Fue un día fatídico, incomparable con todos los días que hayamos podido vivir en esta crisis”, dice el director médico. El doctor, que siempre insiste en que los sanitarios están “hechos de otra pasta”, reconoce que este miércoles “el ADN flaqueó”. “Era mucho. Fue un día fastidioso”, afirma con un nudo en la garganta. 

“Cuando pasan estas cosas me acuerdo de una niña de dos años que murió aquí. La tengo siempre presente y ayer fue como revivir todo eso. Me preguntaba, ¿más niños?”, confiesa González. “Murieron cuatro mujeres y tres niñas, con ganas de vivir y con ganas de alcanzar ese sueño europeo y vivir un poco menos mal que en su lugar de origen, y cuando estás a punto de sobrevivir a la travesía se te hunde la patera. Es muy difícil asumirlo y comprenderlo”, lamenta.

Profesionales del Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife se han desplazado a El Hierro para ofrecer asistencia a los sanitarios, un apoyo que González agradece. También da las gracias a todas las personas que trabajan en la gestión de las llegadas de migrantes en la isla. “A los compañeros de la Salvamar, decirles que no se sientan culpables. Hubo siete muertes, sí, pero no fue culpa de nadie, sino del destino y de la injusticia que vivimos en este mundo”, insiste.

Salvamento Marítimo también ha lanzado un comunicado en señal de apoyo a los trabajadores de la Salvamar Diphda y Salvamar Navia. “Nuestras tripulaciones y controladores siempre lo dan todo para salvar las vidas de las personas que están en peligro en la mar”, comienza el texto. 

“El trasbordo de personas es el momento más delicado de estos rescates. Estas situaciones tan complicadas son las que afrontan las tripulaciones de Salvamento Marítimo: embarcaciones con condiciones de seguridad muy precarias, sobrecargadas de personas exhaustas, nerviosas y ansiosas por abandonar el cayuco cuanto antes… muchas veces con condiciones extremas de mala mar”, añaden.

Salvamento ha transmitido el pésame a las familias de las víctimas y ha agradecido la labor “incansable” de los profesionales de rescate. “Su profesionalidad, humanidad y coraje merecen todo nuestro respeto y admiración. Una labor que, aunque a veces no se ve, ha salvado la vida de miles de personas”, concluyen.

“Impotencia y desesperanza”

Cruz Roja también ha activado a su Equipo de Intervención Psicosocial. Jose Luis Camisón es uno de los psicólogos que ofrecen atención tanto a las víctimas directas de la catástrofe, como a los profesionales que participaron en la emergencia e incluso a los vecinos de La Restinga. En las últimas horas, la ONG ha atendido al menos a 20 personas. “En estos primeros momentos, lo que más se repite es la impotencia por no haber podido hacer más. La desesperanza de que estás interviniendo y ves cómo se te da la vuelta una embarcación y no puedes hacer nada”, indica el profesional a este periódico.

Cuando llega la noche, trabajadores y supervivientes se encuentran con dificultades para poder dormir. “Vienen a tu mente recuerdos, escenas, olores de lo vivido. Esto te imposibilita descansar, te quita el apetito, no te dan ganas de comer ni de hacer nada”, detalla. También son habituales entre los afectados “el llanto y la pena”. 

En el caso de los tripulantes de la Salvamar, Camisón insiste en que, aunque las personas que intervienen en una situación de emergencia tienen una preparación específica, “nadie está preparado para vivir una muerte”. “Tanto los equipos como los tripulantes de la Salvamar ven cómo se pierden vidas en sus manos, personas a las que han podido ver, incluso tocar o han realizado maniobras para intentar rescatarlas de una parada cardiorrespiratoria y luego el desenlace es malo”, ejemplifica. 

La intervención de los equipos psicosociales desde el principio es clave, “para dar una explicación y una respuesta a esa parte emocional que nos hace estar mal”. “Ayuda a normalizar este tipo de situaciones y compartirlas con otras personas. Ver que no solo soy yo el que no puede dormir, sino que a mi compañero también le pasa”, subraya el psicólogo de Cruz Roja. 

En el caso de los supervivientes del vuelco, el especialista apunta a la necesidad de contar con redes de apoyo y poder hablar con personas que manejen el mismo idioma con el fin de “facilitar ese desahogo emocional y que pongan en palabras lo que están sintiendo”.

Este jueves, diferentes administraciones públicas de Canarias han convocado un minuto de silencio por las víctimas de la catástrofe, entre ellas el Cabildo de El Hierro y el Gobierno de Canarias. »Lo ocurrido ayer en la isla de El Hierro no es sino ejemplo de lo necesaria que es la unidad de toda la sociedad, desde los distintos ámbitos, para hacer frente de manera solidaria y desinteresada a un fenómeno humanitario», ha valorado la Delegación del Gobierno.