No hay ninguna épica en las historias sobre intentarlo, no hay un sabor de victoria esperando al otro lado, no hay vítores ni aplausos ni promesas de felicidad ni epifanía. Hay solo el día siguiente, y hacerte un café, y volver al trabajo
Una habitación con vistas
Reconozco que la primera vez que vi Frances Ha no me gustó mucho. Demasiado pizpireta y adorablemente torpe, esos personajes de chicas locuelas tan de moda en el cine independiente de los dos mil siempre me ponen un poco de los nervios. Y sin embargo, con los años vuelven escenas a mi cabeza. Frances corriendo por Nueva York y David Bowie de fondo cantando “I’m standing in the wind but I never wave bye-bye. But I try. I try…”. Frances diciendo que es “no funcional”, Frances intentándolo todo el rato.
Hace unos días, dando una clase de guion, les planteaba a mis alumnos el cuestionamiento de las narrativas clásicas, esas en las que alguien debe enfrentarse a un conflicto, superar unas pruebas para llegar al final del arco narrativo más sabio, transformado, portando un conocimiento o una fuerza que antes no tenía. Puede que esta sea una dirección, sí, pero es solo una de tantas posibles, les digo, porque creo que la vida no va tanto de pruebas que superar de forma lineal, sino de escenarios que habitar, de sobrevivir, de hacerlo con torpeza. A veces los conflictos no nos enseñan absolutamente nada y las cosas simplemente pasan, y nos desordenan, nos cansan, nos desgastan.
“…But I try. I try”. Tarareo este temazo de Bowie mientras yo también me muevo torpemente por la ciudad, intentando llegar a todo sin conseguirlo, intentando ser al menos una versión más disciplinada, organizada y emocionalmente estable de mí misma. Lo intento. Intento cumplir con mi trabajo, tachar la lista de tareas, poner la lavadora antes de quedarme sin ropa limpia, estar para los amigos, hacer la compra, ser sociable, reducir el gluten, respetar los ritmos circadianos, felicitar los cumpleaños, hacer ejercicio, poner límites, tener conversaciones, regar las plantas, reciclar los envases, saber escuchar, responder los mails, sacar un rato para leer por placer, beber dos litros de agua, ir a terapia, no zombificarme durante horas haciendo ‘scroll’ con el móvil, ser sociable, ser amable, ser interesante, ser organizada, ser puntual, ser cariñosa, ser creativa.
Creo que la vida no va tanto de pruebas que superar de forma lineal, sino de escenarios que habitar, de sobrevivir, de hacerlo con torpeza
“I know when to go out, and when to stay in… get things done.” Algunos días solo puedo intentar que la ansiedad no me coma y que las ganas de crear me esperen y no se esfumen. Soy un desastre, me digo. Pero lo estoy intentando. Y en realidad creo que la vida va de eso, de intentarlo.
No hay ninguna épica en las historias sobre intentarlo, no hay un sabor de victoria esperando al otro lado, no hay vítores ni aplausos ni promesas de felicidad ni epifanía. Hay solo el día siguiente, y hacerte un café, y volver al trabajo, y reírte con alguna chorrada, y que se te vuelva a olvidar contestar los whatsapp, y proponerte que te apuntarás a pilates, y no hacerlo, y volver a irte a la cama tarde.
Hay una escena de Frances Ha que explica el nombre de la película. Frances se dispone a colocar la etiqueta con su nombre en el buzón de la que será su casa, pero lo ha escrito con una letra tan grande que no cabe. Podría haber vuelto, coger otro papel y escribir su nombre más pequeño, de manera que encajara en el hueco del buzón. En cambio, ella dobla lo que sobra y lo mete igual. Y en lugar de Frances Halladay, lo que se lee es solo: Frances Ha.
Ahora me emociona profundamente esta escena y quiero abrazar a Greta Gerwig. Doblar el papel y meterlo como sea, saber que las cosas no van a ser como las pensábamos, habitar lo que nos toca como mejor podemos. Ese ‘Ha’ me parece una risa, un suspiro, una rendición y una victoria al mismo tiempo, un recordatorio de que intentarlo, a veces, es lo más que podemos hacer.
Frances bailando sola, con la cara llena de luz y de duda. Qué hermosa imagen y qué valiente. Eso es. Seguir bailando, como una puede.