Si ves que en el suelo de tu ducha hay más pelos que en otras estaciones, en general no debe ser motivo de preocupación
Leer en papel o en pantalla, ¿de qué manera afecta a tu vista?
El cabello no es solo el pelo que nos cubre la cabeza. Es un símbolo de juventud, identidad y belleza que genera ventas millonarias de productos para cuidarlo en todo el mundo. Según Grand View Research, el mercado de champú, tinte, anticaspa, anticaída y otros productos para el pelo sumó 104.000 millones de dólares en 2024 y no hace más que crecer.
Por eso, cuando notamos que se desprende con más facilidad de lo habitual, es de esperar cierta preocupación. Si al pasar la mano por la melena o al ducharte encuentras más cabellos de lo normal en la almohada o en el desagüe, es posible que te preguntes si hay algún problema con tu salud o la de tu cuero cabelludo. Pero también puede ser, simplemente, que está llegando la primavera.
El ciclo estacional del cabello
El cabello no crece de manera continua, sino que sigue un ciclo compuesto por tres fases principales: la fase de crecimiento (anágena), la fase de transición (catágena) y la fase de reposo y caída (telógena). En cualquier momento, alrededor del 85-90% de nuestro cabello está en fase de crecimiento, mientras que el resto se encuentra en las otras dos etapas. Cuando un cabello entra en la fase telógena, permanece en el folículo piloso durante unos meses antes de desprenderse. Esto significa que la caída diaria de entre 100 y 150 cabellos es completamente normal.
Sin embargo, hay épocas del año en las que este proceso se acelera, y una de ellas es la primavera. Aunque los seres humanos vivamos en entornos urbanos y alejados de los ritmos naturales en muchos aspectos, los cambios estacionales aún nos influyen. Los estudios científicos con macacos han encontrado que la pérdida de pelo y su regeneración seguían a las estaciones del año, con la mayor pérdida de pelo en el inicio de la primavera y el crecimiento más fuerte al final del verano.
¿Y en humanos? Un análisis y seguimiento de mujeres a lo largo de seis años que se quejaban de pérdida de cabello encontró patrones similares: más pérdida en la primavera y el verano, y menos en invierno.
En el caso de la primavera, se cree que este aumento en la caída puede ser un remanente evolutivo. Algunas teorías sugieren que, en el pasado, nuestros ancestros necesitaban un pelaje más denso en invierno para protegerse del frío, y al llegar la primavera, eliminaban el exceso de pelo para adaptarse al calor. El cambio se vio exacerbado por la evolución a la posición erguida y el bipedalismo.
Además, después del invierno, cuando la exposición al sol es menor y las temperaturas frías, y por lo tanto, se produce menos vitamina D, lo que puede debilitar el cuero cabelludo, es común que muchos folículos pilosos entren en fase telógena de manera sincronizada, lo que provoca una caída más notable al inicio de la primavera.
Los factores externos para la caída del cabello
Aunque la caída estacional es normal, hay factores externos que pueden intensificarla durante la primavera:
Cambios en la luz solar: El aumento de las horas de luz afecta la producción de melatonina y otras hormonas relacionadas con el crecimiento del cabello.
Alergias estacionales: La primavera trae consigo un aumento en los alérgenos como el polen, lo que puede producir inflamación generalizada y afectar indirectamente la salud capilar.
Estrés por cambio de rutina: El fin del invierno y la adaptación a nuevos horarios y actividades pueden generar un estrés adicional que repercute en el ciclo del cabello haciendo que se caiga más.
Dieta invernal: Si durante los meses fríos hubo un mayor consumo de alimentos procesados y menos frutas y verduras frescas, el cabello puede llegar debilitado a la primavera.
Cómo cuidar el cabello en primavera
En la mayoría de los casos, la caída estacional del cabello no es preocupante. Se trata de una caída temporal y suele durar entre cuatro y seis semanas. Después de este período, el cabello vuelve a crecer con normalidad. Sin embargo, si la caída persiste por más de dos meses, se nota una disminución notable en la densidad capilar o aparecen zonas con claros, es recomendable consultar a un dermatólogo para descartar problemas como deficiencias nutricionales, alteraciones hormonales o enfermedades del cuero cabelludo.
Aunque no podemos evitar completamente la caída estacional, sí podemos tomar medidas para fortalecer el cabello y reducir su debilitamiento:
Mantener una alimentación equilibrada: El hierro, el zinc, las vitaminas del grupo B, la vitamina D y las proteínas son esenciales para un cabello fuerte. Incorporar alimentos como espinacas, huevos, frutos secos y pescado puede marcar la diferencia.
Proteger el cabello del sol: Aunque el sol de primavera no es tan intenso como el del verano, la exposición prolongada a los rayos ultravioleta puede dañar los folículos. Usar sombreros o productos capilares con protección UV ayuda a prevenir el resecamiento.
Evitar el estrés excesivo: Practicar técnicas de relajación como el yoga o la meditación puede ayudar a mantener un equilibrio hormonal favorable para el cabello.
Usar productos suaves: Evitar champús con ingredientes agresivos y optar por tratamientos hidratantes puede prevenir la rotura del cabello debilitado.
Como las hojas de los árboles, el cabello también tiene sus ciclos, y la primavera puede ser solo un momento de renovación. En la mayoría de los casos, pasará solo.