Así se han disparado las notas de corte en la universidad: las carreras que piden más de un 13 pasan de cuatro a 73

La subida de las calificaciones en Bachillerato y un aumento de la competitividad en la última década han elevado la nota media de corte de todas las carreras más de un punto; todos los ámbitos de conocimiento han subido la nota mínima de acceso, excepto Periodismo e Información

La ‘inflación’ de las notas de la Selectividad: ¿alumnos más preparados o correcciones menos exigentes?

En los últimos diez años las notas de corte para entrar a (prácticamente) cualquier carrera se han disparado. La pelea por conseguir plaza en ciertas titulaciones, especialmente dobles grados y todo lo relacionado con Matemáticas, Informática o Ciencias, junto a la gestión de la oferta de las plazas pública, ha elevado la nota media de acceso más de un punto en una década, de un 6,85 a un 8,05. Lo que en el curso 2015-2016 era una excepción hoy es casi norma para desesperación de los jóvenes que se presentan a la selectividad: entonces solo había cuatro titulaciones que exigían más de un 13 (sobre 14); hoy son 73.

Así se desprende de un análisis de la evolución de las notas de corte de más de 3.000 carreras realizado por este diario, que revela que en todas las ramas de estudio ha subido la nota mínima para acceder.

Hace diez años un 5 de media garantizaba plaza en una de cada tres carreras que ofrecían las universidades públicas. Hoy con ese aprobado raspado solo se opta a una de cada cuatro.

La inflación de las notas del Bachillerato y la consiguiente de las notas de acceso a la universidad ha sido abordada en los últimos años por diversos estudios, que han dejado alguna certeza y también algún interrogante, más allá de la obviedad de que hasta 2010 la nota máxima posible en la selectividad era un 10 y desde entonces es un 14, un efecto que se ha ido dejando notar a lo largo de los años.

“Hay inflación”, concede Juanma Moreno, catedrático en la Facultad de Educación de la UNED, “pero también hay competición. Y al haber más competición se tira de las notas hacia arriba”, empieza con un argumento esperable. La inflación, recuerda Moreno, se disparó tras la pandemia [como se puede observar en el gráfico de arriba], cuando por no perjudicar al alumnado se abrió la mano. Lucía Cobreros, investigadora de EsadeEcPol, añade que algunas reformas respecto a la optatividad en la prueba (la mencionada del 2020 hizo que el alumnado pudiera de facto obviar una buena parte del temario ante las amplias posibilidades de elección que tenía) también influyeron en esta línea.

En paralelo, también se ha asumido como una realidad que ahora sostiene la estadística esa idea extendida socialmente de la generosidad calificadora de la escuela privada y concertada con su alumnado, una práctica que la pública se vio obligada a seguir para que sus estudiantes no quedaran en desigualdad de condiciones. El hecho de que en Bachillerato los estudiantes de centros privados tengan sensiblemente mejor nota que los de los públicos pero luego en la Selectividad esa diferencia se cierre mucho así lo apunta. La Evau, por tanto, corrige algo estas prácticas, dicen los datos, pero lo que no puede cambiar es que la nota del Bachillerato cuente un 60% para la nota final de acceso a la universidad.

Con estos mimbres la subida era inevitable, y así se refleja en la estadística. Afinando el análisis se observa que la nota de corte ha subido en diez años en todos los ámbitos de conocimiento, excepto los grados integrados en Periodismo e Información.

Los datos cuentan que todo lo relacionado con las Matemáticas, la Informática y la Psicología es lo que más ha subido. En el ámbito de las Matemáticas están también los grados más exigentes (para entrar) en los últimos años, según se observa en las notas de corte de la última selectividad en lo que supone una curva notable: hace diez o quince años era una carrera que prácticamente se había convertido en un grado de formación de profesores de Secundaria y apenas requería un 5. Hoy, en su forma de doble grado con Física, copa el podio de las notas de corte más altas.

Y en esta carrera desenfrenada, los dobles grados son los reyes. Son, en general, titulaciones de creación relativamente reciente, con escasa oferta de plazas públicas, lo que unido al prestigio social que han alcanzado en poco tiempo ha provocado que tengan de media un punto y medio más de nota de corte que los grados normales. Para acceder a una titulación doble hace falta, en promedio, un 9,3.

Moreno realiza un paralelismo para tratar de explicar esta evolución: “Hay una especie de bolsa de valores” con los grados, en la que entran en juego las expectativas de empleabilidad, las modas, el prestigio y también la oferta pública de plazas. Eso explica que para entrar a las carreras del ámbito de Matemáticas y Estadística (que incluye, más allá de las mencionadas, otros grados como Ciencia de Datos o Ingeniería Matemática) la nota de acceso media ha aumentado más de cuatro puntos desde 2015/16 o las del ámbito de la Informática (que incluye, además de la Ingeniería Informática, el desarrollo de videojuegos y aplicaciones o la inteligencia artificial), ambas probablemente empujadas por la explosión de la IA y el análisis de datos de los últimos años. O que Traducción e Interpretación, una carrera muy solicitada anteriormente, haya caído en muchas de sus versiones al cinco pelado, ante la asunción de que la IA se hará cargo de esa tarea (aunque en el formato de doble grado sí mantiene notas de corte elevadas en algunas universidades).

“El ajuste entre oferta y demanda en España no tiene muy buena fama”, ahonda Lucía Cobreros, investigadora de EsadeEcPol. Por diversas razones, incluida la escasa financiación, las universidades públicas no son capaces de ofrecer más plazas allá donde hay más demanda, elabora. Hay quienes piensan que los centros juegan con esto para reforzar su prestigio, pero Cobreros no cree que sea el caso porque a la hora de plantear la oferta de plazas entran en juego muchos factores –proyecciones a largo plazo, cuestiones financieras o incluso de espacio físico– que hacen a sus ojos inviables estas maniobras.

Este gráfico muestra que la universidad con la nota de corte media más alta de España es la Carlos III de Madrid, que también aparece recurrentemente entre las más prestigiosas del país y exige un 11,1 para acceder a unos de sus grados. Sin embargo, la que más ha elevado el listón en una década es la Pública de Navarra (pese a la gran competidora que tiene en la privada Universidad de Navarra), que ha elevado su exigencia en 2,8 puntos en diez años.

En la categoría de los grandes saltos de los grados, hay un grupo de carreras donde la nota ha pasado del 5 a más de 12 en una década o menos: los dobles grados de Derecho/Criminología (Salamanca), Geografía e Historia/Relaciones internacionales (Pablo de Olavide), Estudios Ingleses/Filología Clásica (Cádiz), Ingeniería Mecánica/Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto (Cádiz) y el grado de Ingeniería Biomédica (Alicante).

En el otro lado, hay otro grupo de carreras que tenían notas de acceso de más de 10 y ahora se quedan en el 5: Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Turismo, y ADE y Derecho (ambas en Las Palmas de Gran Canaria), ADE y Traducción e Interpretación (Salamanca), Traducción e Interpretación (en Pablo de Olavide, Córdoba y Málaga), Estudios Globales (Pompeu Fabra), e Ingeniería Electrónica Industrial y Automática (en la universidad del País Vasco).