Tres expertos en innovación y tecnología analizan los retos de las empresas y las administraciones públicas en un contexto de cambio e incertidumbre en la jornada ‘Ser innovador en 2025: claves para generar impacto’, organizada por elDiario.es
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Millones de ciudadanos realizan cada día acciones habituales, casi mecánicas. Enviar un mensaje de texto que será respondido al segundo, utilizar la Inteligencia Artificial para resolver una duda o quedarse en casa teletrabajando. Son costumbres que hace apenas un cuarto de siglo no lo eran tanto. Ejemplos sencillos que permiten evidenciar el impacto de la innovación en el día a día de la sociedad, pero también de las empresas y las administraciones públicas. En este contexto, elDiario.es ha organizado, con el apoyo de Acciona, la mesa redonda ‘Ser innovador en 2025: claves para generar impacto’.
Para el director general de la Fundación Cotec, Jorge Barrero, la innovación aúna tres elementos fundamentales: “el cambio, el conocimiento y el valor”. “Si le preguntas a un chef, un ingeniero o un entrenador de fútbol, en sus tres definiciones estarían estos elementos”, indicaba. Sobre ellos, los ponentes incidían también en la multidisciplinaria. “Lo que hace que la innovación surja son los conocimientos diversos”, apuntaba la directora del Instituto Tecnológico de Aragón, Esther Borao, que es ingeniera y emprendedora en proyectos relacionados con la robótica educativa y la tecnología creativa.
Esa estrategia es la que han implantado en la multinacional Acciona. “Somos un equipo de unas 35 personas, que trabaja con todas las áreas con la idea de estar cerca de los negocios y conocer cuáles son los retos a los que enfocan su día”, indica el responsable del Hub de Innovación de la compañía, Jesús Zarranz. Así, se intenta “extraer la semilla de la innovación de los empleados”.
España es fundamentalmente un país de pequeñas y medianas empresas, con cerca de tres millones de pymes. “No tienen tantos recursos como puede tener una gran empresa, ni pueden gastarse el mismo dinero en personal, ni en un departamento de innovación”, admite Borao, que trabaja desde el Instituto Tecnológico en apoyar a estas compañías, que han visto un cambio importante desde la pandemia. “Con los fondos Next Generation hemos visto un salto, pero aún queda mucho para que las pymes se hagan grandes y crear una masa crítica para poder innovar y crear grandes potencias”, avanza.
Un entorno innovador debe también dejar espacio a las ocurrencias. “Tienes que ser capaz de generar una cultura respetuosa con las ocurrencias, pero capaz de detectarlas pronto”, matiza Barrero. Porque hay grandes innovaciones que nacen de la casualidad y porque la ocurrencia de hoy puede ser la innovación del mañana. En Acciona, por ejemplo, organizan sesiones de ideación. “Todas las ideas quedan registradas y la digitalización nos ha permitido ser capaces de explotar toda esa información y que se puedan repescar. A veces se hacen revisiones y nos planteamos: ¿Por qué se descartó esta idea en ese momento? ¿Se puede retomar?”, plantea Zarranz.
Pero los avances no han de venir solo de las empresas, sino que debe propiciarse un cambio social. Un estudio que analizaba los premios Nobel de ciencias durante más de un siglo señalaba que la mitad de los premiados habían sido criados por padres que se encontraban entre el 5% de la población más adinerada. “Desde el punto de vista del esfuerzo, el estudio, el entrenamiento y las habilidades, hay algo muy dramático, que tiene que ver con ese contexto que depende mucho de las familias y de las posibilidades socioeconómicas”, apuntaba Barrero, que apuesta por “una educación que permita una igualdad real de oportunidades”, en la que juegan un papel fundamental las administraciones públicas.
Borao ha impulsado algunas iniciativas para acercar la innovación a los más pequeños. Desde una ruta con la que recorría Aragón en una furgoneta con un robot hasta una academia de inventores. “Ahí veíamos que muchos niños se apuntaban porque sus padres eran ingenieros o técnicos, pero poco a poco la sociedad avanza hacia ser más tecnológica”, explicaba. Por su parte, Zarranz ha señalado la importancia de participar también en actividades en colegios, como las desarrolladas por Acciona en Pamplona y Madrid, con las que presentan soluciones tecnológicas a los más pequeños. “Reforzamos ese concepto de innovación, que quizás es un poco difuso”, indicaba.
De izquierda a derecha, Esther Borao, directora del Itainnova; Jorge Barrero, directo general de la Fundación Cotec; y Jesús Zarranz, responsable en el Hub de Innovación Digital de Acciona
Uno de los retos de esos avances es no aumentar las brechas sociales que ya están presentes en la sociedad. Que la IA no ahonde en sesgos o estereotipos, que la digitalización no deje rezagados a quienes no son nativos digitales o no cuentan con las herramientas para subirse a esa ola. “En Acciona abogamos por hacer innovación con cabeza. El objetivo es innovar y ser más competitivos, pero sin olvidar que no tenemos que dejar a nadie atrás”, defiende el responsable del Hub de Innovación de la compañía.
Para Barrero, “toda innovación genera desigualdad por defecto”. “Se produce en un contexto determinado, por un grupo determinado de individuos y no se difunde de manera instantánea ni simultánea. Una vez que se entiende esto, tenemos que tener un plan para difundirla y extenderla a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible. Esto se puede hacer de muchas maneras, algunas contraintuitivas”, explica el director general de Fundación Cotec, que cita las patentes. “Antes de ser patente, era un secreto, así que yo te cuento lo que he encontrado a cambio de cierto tiempo para tener ventaja. Además, se pueden hacer excepciones, como se ha visto con las vacunas”, ejemplifica.
Todas estas reflexiones se dan en un contexto muy particular. “Es un momento muy interesante para el análisis de la innovación, porque por primera vez en mucho tiempo nos enfrentamos a dos fenómenos para los que no tenemos un termómetro”, explicaba el director general de la Fundación Cotec para la Innovación, Jorge Barrero. Se refiere a una administración Trump impredecible y a la Inteligencia Artificial como una herramienta que puede ser creativa y, al mismo tiempo, “quizá en el medio plazo, desarrollar conocimiento y aplicarlo”.
Pero, dentro de todo, los expertos coinciden en una idea que va más allá de la técnica. Para ser pionero en innovación, hay que creérselo. Barrero pone el ejemplo del deporte: “Hace años no teníamos ningún tenista entre los 20 primeros del mundo y nuestra selección de fútbol no pasaba de cuartos. Sin embargo, España es hoy una potencia deportiva. Se puede cambiar y, si crees que puedes ser algo, es más fácil que llegues a serlo”.