El Gobierno de Starmer dice que no puede comprometerse a llegar al 3% del PIB de gasto militar en esta década mientras su estrategia de defensa apunta a la amenaza “inminente” de Putin
El Reino Unido aumenta el presupuesto de defensa y reduce ayudas sociales
El Reino Unido planea modernizar el escudo nuclear para proteger al país y al resto de los aliados europeos con 12 nuevos submarinos, pero seguirá dependiendo de Estados Unidos y no tendrá estas piezas clave hasta el final de la próxima década. La recién publicada estrategia de defensa identifica la amenaza de la Rusia de Vladímir Putin como “inmediata y urgente”, pero el Gobierno británico reconoce que no puede comprometerse ahora a llegar más allá del 2,5% del PIB de gasto militar en esta legislatura.
El primer ministro, Keir Starmer, dijo este lunes que el Reino Unido “no puede ignorar la amenaza que supone Rusia”, pero evitó comprometerse a una fecha para llegar al 3% del PIB en defensa que le pide su Ministerio y la Alianza Atlántica. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pide ahora hasta el 5% mientras la Administración de Donald Trump sugiere una y otra vez que no protegerá a los europeos.
El Gobierno de Starmer repite que tiene “la ambición” de llegar al 3% del gasto militar en la siguiente legislatura si gana las elecciones generales previstas para 2029. Starmer aseguró que un compromiso firme sería entrar en “política de fantasía” después de que la aceleración del ritmo de subida del gasto anunciada en febrero ya fuera a costa de recortar el gasto de ayuda humanitaria y la cooperación internacional.
El ejército británico está en su nivel de tropas más bajo en 300 años, desde la era napoleónica, pero el principal objetivo del Gobierno ahora es equipar mejor a sus fuerzas armadas, con drones, tecnología para protegerse de ciberataques y un sistema de defensa nuclear más moderno para que estén, en palabras de Starmer, “listas para la batalla”. Según los últimos datos actualizados a 1 de abril, las fuerzas armadas británicas tienen ahora 70.860 personas. El objetivo del Gobierno era no bajar de 73.000, y Starmer reconoce la inquietud por el estado de sus tropas en el contexto actual.
El primer ministro británico, Keir Starmer, habla con un trabajador del astillero militar BAE este lunes en Glasgow, Escocia.
“Hay un sentimiento común por toda Europa y más allá de que hay mas inestabilidad en defensa y seguridad de lo que ha habido en muchos, muchos años, y mayores amenazas”, dijo Starmer en una entrevista en el matinal de la radio BBC 4. “Si quieres evitar el conflicto la mejor manera para hacerlo es prepararte para el conflicto”.
“En el mundo de hoy la primera línea está aquí. La amenaza que ahora afrontamos es más seria, más inmediata y más impredecible que en cualquier momento desde la Guerra Fría”, dijo después en un discurso ante trabajadores de un astillero militar en Glasgow. “Afrontamos la guerra en Europa, nuevos riesgos nucleares, ciberataques diarios, crecientes agresiones rusas en nuestras aguas, amenazas en nuestros cielos…”
Submarinos a merced de EEUU
El documento de recomendaciones para la próxima década que el Gobierno ya ha aceptado incluye el plan de gastar 15.000 millones de libras (más de 17.000 millones de euros) para la producción de armas nucleares para los nuevos submarinos, que son la única forma que tiene ahora el Reino Unido para un potencial lanzamiento. Los nuevos submarinos son parte del pacto de defensa que el Reino Unido firmó con Australia y Estados Unidos al final de la Administración Biden, y el objetivo es que estén listos para el final de la década de 2030.
El Gobierno británico está analizando la opción de añadir a su sistema de disuasión nuclear aviones de combate F-35A, si bien esto supondría comprarlos a Estados Unidos y seguir dependiendo de un Gobierno de comportamiento impredecible según quién ocupe la Casa Blanca. En todo caso, Reino Unido no se ha comprometido al plan de la compra de los cazas por falta de presupuesto y esta idea acrecentaría uno de los problemas centrales de la disuasión nuclear en Europa, que es la dependencia de Estados Unidos.
El Reino Unido depende y seguirá dependiendo según este plan de Estados Unidos en cuanto los misiles balísticos de largo alcance llamados Trident que se puede lanzar desde los submarinos y de otros componentes clave para que el sistema funcione.
Además, la dependencia de la inteligencia y de la vigilancia militar por satélite de Estados Unidos es casi total, y de ahí, por ejemplo, la imposibilidad de presentar una misión para garantizar un alto el fuego en Ucrania, como quieren Starmer y Macron, sin el respaldo estadounidense.
La relación con Washington es un problema especialmente marcado para los europeos por el actual inquilino de la Casa Blanca.
Fiona Hill, ex asesora de la Casa Blanca para Rusia durante el primer mandato de Trump y ahora consejera del Gobierno británico, ha alertado del peligro de la Administración estadounidense para el futuro de la seguridad en Europa. Hill, que es una de las autoras ahora del informe de defensa británica, subrayó en marzo el peligro de “una verdadera ruptura entre Estados Unidos y sus aliados” por iniciativa de Estados Unidos y de la cercanía que ha visto en primera fila entre Trump y Putin.
La falta de autonomía respecto a Estados Unidos es un desafío para todos los ejércitos europeos. “Si son incapaces de proyectar poder en su propio vecindario… por definición estas fuerzas armadas no son aptas para su propósito”, decía en una entrevista en abril a elDiario.es Keir Giles, experto en defensa y el ejército ruso del think-tank británico Chatham House y autor de un libro sobre quién defenderá a Europa.
El paraguas francés
A diferencia de Francia, el Reino Unido está integrado en el sistema de defensa de la OTAN y por lo tanto tiene un compromiso más claro de defensa de los aliados europeos, mientras que el sistema de Francia no está integrado en la Alianza Atlántica y defiende su autonomía nacional.
Francia no pertenece al grupo de planificación nuclear de la OTAN, un consejo asesor clave, y utiliza sólo armas francesas. Ante la incertidumbre que ha generado Trump, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha sugerido que el llamado paraguas nuclear francés se podría ampliar a los vecinos europeos de manera más explícita.
La dependencia del Reino Unido respecto a Estados Unidos, que también preocupa a los franceses, es una de las explicaciones por las que el Gobierno Starmer se ha esforzado más que otros europeos con mantener una relación de cordialidad con Trump y se ha resistido a criticarlo en todas las circunstancias.
Una pluralidad de británicos prefieren a la Unión Europea como aliado para la defensa de su país antes que a Estados Unidos, según una encuesta de Ipsos con datos de este abril. El 43% de la población adulta cree que el gasto en defensa se debe aumentar incluso si eso supone subir los impuestos y recortar servicios públicos y sólo una minoría -el 19%- cree que debería reducirse para bajar impuestos o pagar otros servicios.
Según la misma encuesta, más de la mitad de los ciudadanos -el 55%- cree que sus fuerzas armadas están preparadas para “defender al Reino Unido de un ataque”. El 31% dice que no. El nivel de confianza en esta medida ha bajado 17 puntos desde septiembre de 2022.