No vale un enjuague rápido: cómo lavar bien las fresas y conservarlas para que duren más

Son una fruta llena de sabor, pero también uno de los cultivos más susceptibles a plagas y enfermedades. Antes de disfrutar de ellas, tenemos que lavarlas bien, ¿cuál es el mejor método para hacerlo?

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Estamos en plena temporada de fresas. Tanto si las comemos a puñados o si las añadimos como acompañamiento en una ensalada, las fresas son una fruta llena de sabor, pero también uno de los cultivos más susceptibles a plagas y enfermedades. Por su naturaleza, suelen contener residuos de pesticidas (si no son ecológicas), tierra e insectos diminutos que pueden acumularse en la fruta durante el cultivo y la cosecha. 

En realidad, las fresas son bastante porosas y absorben los pesticidas y productos químicos usados para mantenerlas libres de plagas. Tanto es así que el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) las ha incluido en la lista anual de la “Docena Sucia”, una recopilación de las frutas y verduras con los niveles más altos de pesticidas, basándose en muestras recolectadas por el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

Sin la protección de la que gozan otras frutas como los plátanos o los cítricos, consumir fresas lleva implícita la limpieza, un proceso fundamental previo a su consumo que nos garantiza que no consumamos suciedad ni restos de productos químicos innecesarios y que, en ocasiones, puede requerir más que un enjuague rápido. ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo? 

Consejos antes de limpiar las fresas

Antes de lavar las fresas debemos tener presentes ciertas consideraciones porque no sirve de nada lavarlas bien si, al hacerlo, cometemos algunos errores. Lo primero es lavarnos bien las manos antes de tocar las fresas —y cualquier otro alimento— para evitar la transmisión de gérmenes. 

En segundo lugar, es clave desechar aquellas piezas mohosas o magulladas: las fresas se enmohecen más rápido si se dañan y el moho puede propagarse rápidamente a las fresas cercanas. De ser así, deberemos deshacernos de ellas. Las manchas rojas oscuras y blandas en las fresas también indican que están a punto de caducar.

Una vez cumplidos estos dos puntos, es primordial no lavarlas si no las vamos a consumir de inmediato. Así, si lo que queremos es guardarlas para más tarde, es mejor guardarlas en la nevera sin lavar porque de este modo duran más —el agua acelera su descomposición, así que si las mantenemos secas, durarán más—, solo lo haremos en el momento antes de consumir porque son muy perecederas y susceptibles al moho, sobre todo si están mojadas. 

Por tanto, esperar a lavarlas evita la presencia de humedad y disminuye el riesgo de que se estropeen antes si aparece moho. Además, deberemos lavar solo las que nos vayamos a comer, ya que se echan a perder al exponerse a la humedad.

Tampoco les quitaremos el tallo antes de almacenar; las dejaremos enteras y con tallo el máximo tiempo posible y solo lo quitaremos antes de consumir ya que de esta manera la conservación es mejor. 

Cuál es la mejor manera de lavar las fresas


El clásico enjuague con agua es una forma eficaz de limpiarlas, en un colador, siempre frotando suavemente cada fresa.

Una vez tengamos claras estas claves ya podemos empezar a lavar las fresas. En este punto, si de algo debemos estar agradecidos es de saber que limpiar las fresas no es un proceso demasiado complicado y tenemos todos lo necesario en nuestra cocina, desde agua corriente hasta vinagre. El clásico enjuague con agua es una forma eficaz de limpiarlas, en un colador, siempre frotando suavemente cada fresa con la mano para quitar la suciedad adherida y exponer todas las superficies a la limpieza.

Aunque la FDA no recomienda introducir otro químico en el ciclo de vida de las fresas porque las frutas porosas pueden absorber estos productos; sí aconseja, si se ven muy sucias, remojarlas durante un par de minutos en agua con vinagre o sal, lo que nos permite dar un paso más como agentes de limpieza para frutas delicadas.

En este estudio publicado en Foods, los expertos concluyen que la mejor manera de lavar bien las fresas y eliminar cualquier resto de pesticida es usar una disolución de agua y vinagre al 3%, lo que permite eliminar casi el 49% de los residuos de pesticidas. Este método permite no solo lavarlas, también ayuda a conservarlas porque logra mantenerlas frescas durante siete días con un deterioro mínimo.

Esta otra investigación también apuesta por poner las fresas en remojo en una mezcla de agua y vinagre blanco destilado y enjuagarlas bien con agua limpia; según los expertos, el vinagre es apto para el consumo, fácil de usar y con propiedades antibacterianas naturales.

Otras opciones efectivas son la disolución al 3% de sal y la misma cantidad de té verde, aunque esta última es la menos efectiva, si bien cualquiera de las tres es mucho más eficaz que el simple lavado con agua, con el que se consigue una reducción de poco más del 24%. El bicarbonato de sodio es otra buena opción para limpiarlas, siempre diluido en un recipiente grande con agua. Al tener un pH de entre 8 y 9, es ligeramente alcalino, que es lo que ayuda a neutralizar los residuos ácidos de pesticidas que puedan estar presentes en las fresas.

Sea cual sea el método que usemos, una vez que están limpias es recomendable enjuagarlas bien y secarlas suavemente con papel de cocina o un paño limpio para reducir aún más las bacterias que puedan estar presentes en la superficie —ya hemos visto que, cuanto más húmedas estén, más rápido se echarán a perder—.

Cómo almacenar las fresas para que aguanten más

Hay un par de cosas que determinan cómo podemos conservar las fresas. La primera es que les gusta el frío intenso, alrededor de los 0°C, y la humedad (el gran problema que tenemos cuando las almacenamos), y no son sensibles al gas etileno. 

En cuanto al envase, una de las mejores opciones es guardarlas en un recipiente hermético sin papel de cocina. Y mejor enteras y secas, colocándolas en una sola capa, sin amontonar, con la tapa cerrada y en la nevera.