La UE ve avances «a buen ritmo» en la negociación con EEUU tras una reunión de los responsables de comercio

La Comisión Europea dice que las conversaciones sobre aranceles van «en la dirección correcta» unos días después de haber elevado el tono y llegado a amenazar con adelantar las contramedidas ante el incremento de las tasas al aluminio y el acero por parte de Trump

Armas, energía y plataformas digitales: lo que esconde la negociación de los aranceles de Trump y la UE

Las negociaciones sobre aranceles avanzan “en la dirección correcta” y “a buen ritmo” entre la UE y EEUU. Es la conclusión que ha extraído el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, tras un encuentro con el responsable comercial de la Casa Blanca, Jamieson Greer, que se ha producido en los márgenes de una reunión de la OCDE en París.

La cita se ha producido en un momento en el que Bruselas había elevado el tono con Washington ante la decisión de Donald Trump de elevar los aranceles impuestos al aluminio y el acero del 25 al 50%. La Comisión Europea llegó a amenazar con adelantar las contramedidas de los 27, que entrarán en vigor el 14 de julio si no hay un acuerdo antes. Para Bruselas, las conversaciones de esta semana eran clave.

Y el mensaje que lanza el comisario de Comercio es optimista respecto a la posibilidad de lograr un entendimiento con la Administración Trump que permita enterrar el hacha de la guerra comercial. La reunión de este miércoles ha sido “constructiva”, según el eslovaco, que ha asegurado que el contacto será permanente entre los dos bloques para mantener el “impulso”. De hecho, cinco técnicos comunitarios se han desplazado a Washington para negociar in situ la letra pequeña.

A pesar de la sensación positiva que transmite la Comisión Europea, Trump ha seguido adelante con el incremento de los aranceles ya vigentes al acero y el aluminio. De hecho, en el decreto para su entrada en vigor invoca “amenazas a la seguridad nacional”. La subida de esos gravámenes se produjo apenas 48 horas después de que el tribunal de comercio de Nueva York declarara ilegales los denominados “aranceles recíprocos” que Trump anunció en lo que llamó ‘El día de la liberación’.

Esa decisión fue suspendida por el tribunal de apelaciones a instancias de la Casa Blanca hasta que se resuelva el litigio. La anulación de los aranceles fue un alivio para la UE, que siempre ha considerado que se trata de gravámenes ilegales, y lo concibió como un espaldarazo a su estrategia negociadora. No obstante, en Bruselas evitaron la euforia conscientes de que Trump es impredecible.

Más allá del ofrecimiento de aranceles ‘cero por cero’ para los bienes industriales y los vehículos, en Bruselas saben que lo que quiere Trump es acabar con la balanza comercial, que es deficitaria para EEUU, y le han ofrecido un incremento de las importaciones. “Si el problema está en el déficit de 50.000 millones de euros, creo que realmente podemos resolverlo muy rápidamente a través de las compras de GNL, a través de algunos productos agrícolas como la soja o en otras áreas”, expresó recientemente el comisario de Comercio, Maros Sefcovic.

La energía es una de las bazas negociadoras de la UE con EEUU, que ha sido uno de los principales beneficiarios de la ruptura de los 27 con Rusia a raíz de la guerra en Ucrania. En 2024 las importaciones de gas natural licuado (GNL) del bloque comunitario a EEUU se duplicaron respecto a 2021. Pero la desconexión total que persigue ahora la UE le da margen para comprometer un aumento de esas compras.

Trump quiere también que sus aliados compren más armamento de la industria estadounidense. Y la presión se la ha trasladado a los miembros de la OTAN con la exigencia de un incremento del gasto militar hasta el 5%, desde el compromiso actual del 2%. El secretario general, Mark Rutte, ha hecho suya la petición al plantear a los 32 países de la alianza una subida de tres puntos hasta 2032.

La mayoría de aliados, entre ellos España, han anunciado incrementos históricos del gasto militar. También la Unión Europea, que inicialmente era un proyecto alejado del concepto de la seguridad y la defensa, ha ideado un ‘plan de rearme’ que ha cifrado en 800.000 millones de euros. Una parte (150.000 millones) se articularán a través de préstamos a los Estados miembros para proyectos de defensa ‘made in Europe’.

Y esa cláusula no ha gustado en Washington, a pesar de que el grueso del plan (650.000 millones), que se presupone a través de la flexibilización de la disciplina fiscal cuando se trate de gasto militar, da vía libre a los Estados miembros para reforzar sus capacidades donde quieran. “Consideran que no es la mejor manera de reforzar la relación trasatlántica”, expresan fuentes aliadas sobre los recelos expresados por EEUU. Esas fuentes admiten que el incremento de las importaciones de la industria estadounidense es una de las cuestiones que forma parte de la negociación en el marco de la cumbre de la OTAN. Y los países europeos, entre ellos España, no ponen pegas a incrementar las inversiones en ese país.

El gran quebradero de cabeza tiene que ver con las leyes digitales de la UE, que pretenden poner coto a las grandes plataformas y que su actuación online esté acompasada con la realidad offline. Y la gran mayoría de los gigantes tecnológicos (Google, Meta, Microsoft, Apple, X…) están en EEUU. De hecho, muchos de los magnates tecnológicos, entre ellos Mark Zuckerberg o el propio Elon Musk –que llegó a formar parte de la Administración Trump–, no han dudado en susurrar al oído del líder republicano para que ponga las normativas digitales (DSA y DMA, por sus siglas en inglés) en la diana.

Enmendar o dejar de aplicar sus leyes digitales es una línea roja para la UE, que se ha encontrado en las últimas semanas en la compleja situación de imponer las primeras sanciones según esas reglas pioneras bajo la presión de Washington.

Conscientes de que el punto fuerte de EEUU respecto a los intercambios comerciales con la UE son precisamente las plataformas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó directamente a las ‘Big Tech’ en caso de que no haya un acuerdo que evite los aranceles. “Hay una amplia gama de contramedidas en caso de que las negociaciones no sean satisfactorias. Un ejemplo es que se podría poner un gravamen a los ingresos publicitarios de los servicios digitales”, dijo la alemana en una entrevista con el periódico Financial Times, en la que aseguró que las normas digitales de la UE “son intocables”.