El monolito de Sa Feixina, erigido por el franquismo en 1947 para glorificar a los “héroes” del , hundido en marzo de 1938 y responsable del bombardeo llevado a cabo un año antes contra la población civil que huía de Málaga a Almería en plena ofensiva fascista –episodio históricamente conocido como ‘‘– ha vuelto al centro del debate público. Convertido en uno de los símbolos más controvertidos del paisaje urbano de Palma, este vestigio de la arquitectura fascista ha sido, durante décadas, foco de varios intentos de resignificación, campañas en pro de su demolición y distintas batallas judiciales. Ahora, el Ayuntamiento de la capital balear, gobernado por PP y Vox, quiere incluirlo, con la máxima protección integral, en el catálogo municipal de bienes de interés histórico, artístico y arquitectónico.