Por sus 20 años de éxitos, el albariño gallego Paco & Lola quita de manera temporal sus icónicos lunares de su etiqueta para poner en valor el trabajo y la innovación que hay detrás de cada botella
En el Val do Salnés, en las Rías Baixas gallegas, se elaboran desde hace 20 años algunos de los albariños más reconocidos y premiados del mundo. Son los vinos que salen de la reputada bodega Paco & Lola, una marca que es una referencia por la calidad de sus productos, presentes en más de 40 países. El mimo y la pasión con la que cuidan todo el proceso de producción se refleja en su sabor. Es este un vino de marcada expresión atlántica, con un gusto sofisticado y elegante, elaborado a partir de mosto flor y con una crianza sobre lías de, al menos, tres meses.
Además de por el paladar, el albariño de Paco & Lola entra también por la vista gracias a una de sus señas de identidad: los icónicos lunares que luce en su etiqueta. Desde el principio, la bodega apostó por un diseño externo que fuera vanguardista e innovador, basado en unos lunares blancos sobre fondo negro. Fue una decisión arriesgada que incluso provocó cierto recelo al principio, pero que fue un gran acierto. Aquella propuesta de Marta Lojo Wine Design Studio conquistó algo que solo está al alcance de las grandes marcas: ser reconocida por su estética exterior.
Ahora, para celebrar sus 20 años de vida —y de éxitos—, Paco & Lola ha decidido desprenderse —de momento— de sus queridos lunares por una razón más que justificada: enseñar a sus clientes todo lo que hay detrás de una etiqueta. Desde la bodega admiten que “es importante poner en valor la innovación, el carácter, sus certificaciones de calidad y el equipo humano” que ha permitido a este vino llegar hasta donde está tras dos décadas de intenso trabajo.
Adiós a los lunares… por un tiempo
La marca, que se autodefine como El vino de los lunares, ha querido dar una vuelta de tuerca a su emblemático packaging de forma temporal. En este nuevo look, momentáneo y exclusivo para la celebración del 20 aniversario, las botellas del excelente albariño gallego lucen una etiqueta en la que los lunares están troquelados. De esta manera, se pueden ver las fotos de las más de 430 familias que cada día se dedican a garantizar que la calidad de sus vinos llegue a cualquier rincón del planeta. Este cambio estético es un punto de inflexión para la marca, que pronto anunciará nuevos productos que provocarán más de una sorpresa.
Al fin y al cabo, esta capacidad de asombrar está muy presente en la forma en que Paco & Lola produce y experimenta con el vino. A lo largo de los años, la cooperativa ha lanzado varias marcas —como Nº12, Heritage y Vintage, todos ellos albariños con Denominación de Origen Rías Baixas— que siempre se han adaptado a las tendencias del mercado y a los gustos de sus consumidores.
Sus 275 hectáreas de viñedo repartidas en más de 2.100 pequeñas parcelas, propias del minifundio gallego, aportan diversidad a cada una de sus propuestas, y permiten la elaboración de vinos diferenciados según la fermentación, el tipo de envase, el uso de lías o la longevidad en depósito o botella.
Albariño Paco&Lola
Este cuidadoso proceso de crianza se refleja en los numerosos premios y certificaciones conseguidas por la marca en los últimos años. Destacan las siete medallas obtenidas en el concurso internacional Mundus Vini 2025 y en VinEspaña 2025, y el reconocimiento de Paco & Lola Prime 2021 como Best of Show Rías Baixas. Este mismo año, la cooperativa ha renovado sus certificados de IFS y BRC con la máxima calificación, y ha sido la primera bodega española en obtener el sello de la compañía Bureau Veritas bajo el estándar de Sistema de gestión de la RSC de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Gestos que demuestran que conseguir la excelencia es compatible con el respeto por el entorno y con el modo de vida de las personas que trabajan en un proyecto vitivinícola que ha traspasado fronteras.