El perfeccionismo de Leonardo Da Vinci le jugó una mala pasada en una de sus pinturas más conocidas
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Leonardo di ser Piero da Vinci nació un 15 de abril de 1452 en Vinci, un pueblo de la Toscana en Italia, y llegaría hasta nuestros días conocido tan solo como Leonardo Da Vinci y uno de los principales exponentes del Renacimiento italiano, no tan solo como artista, sino también pintor, arquitecto, inventor o incluso poeta. La que es una de sus obras más conocidas, sin embargo, guarda un grave problema que se dio por su perfeccionismo.
El origen de ‘La última cena’ de da Vinci
Con 30 años, Leonardo da Vinci envió una carta para ofrecer sus servicios como arquitecto e inventor para razones bélicas y también como artista al duque Ludovico Sforza y este aceptó, lo que llevó a que el italiano viviera su primera etapa en la ciudad de Milán.
Fue en este momento cuando recibió el encargo de decorar una de las paredes del convento dominico Santa Maria delle Grazie, en esos momentos en remodelación, y que el duque Sforza tenía planificado como mausoleo familiar, y que sería el origen para una de las pinturas más famosas de da Vinci: La última cena.
Así fue como entre 1495 y 1498, Leonardo da Vinci dio vida a La última cena, donde se basaba en el episodio de la Semana Santa, escogiendo justo el momento en el que Jesús cuenta a sus discípulos que uno de ellos lo va a traicionar para dotar de un clímax de drama en el que se trabajan con realismo las emociones y expresiones.
La última cena de Leonardo da Vinci en su estado actual tras su última restauración.
Esto hizo que esta fuera una de las primeras obras que fue elogiada, en parte por su trabajo de expresión realista, pero también por la técnica de la simetría, perspectiva y con detalles como que Judas lleva su bolsa de monedas que da pistas de la traición, pero también tira la sal sobre la mesa, lo que se suele representar como mal augurio.
El deterioro de la técnica empleada en ‘La última cena’
La obra de ‘La última cena’, sin embargo, guardó una sorpresa desagradable: tan solo dos décadas después comenzó a desprenderse la pintura. Este deterioro se debió a que Leonardo da Vinci había decidido no usar la técnica del fresco al pintar sobre muro, sino que usó una combinación de óleo y temple.
Esto se debió al hecho de que da Vinci quería pintar sin prisas, y el fresco no lo permitía, por eso decidió usar otra técnica para poder retocar y no pintar por varios días, y si bien esto generó que dotara de expresión a los distintos personajes, también provocó un deterioro debido a que la pintura es así muy sensible a cambios de temperatura y humedad.
Este deterioro de ‘La última cena’ de Leonardo da Vinci generó la proliferación de copias del mural por el miedo a que no se pudiera conservar, a su vez ha pasado por ocho intervenciones desde el siglo XVIII y la última llevó más de 20 años, de 1977 a 1999 y fue realizada por Pinin Brambilla Barcilon, que devolvió la obra a su apariencia más cercana a lo que dejó el renacentista italiano.
“El estado de la obra, cuando la vi por primera vez, no se podía creer. No podías ver la pintura original, estaba completamente cubierta por yeso y más pintura. Tenía cinco o seis capas encima. Me tuve que preguntar a mí misma si era un Leonardo o no, porque estaba completamente irreconocible”, afirmó la restauradora Pinin Brambilla Barcilon años después en una entrevista a BBC.
Brambilla Barcilon y su equipo intentaron devolver al máximo algunos matices de la obra que no han llegado a nuestros días, de una pintura que pasó por todo tipo de problemáticas, entre ellas que su lugar fue utilizado como base del ejército de Napoléon, e incluso estuvo a punto de perderse por un bombardeo en plena Segunda Guerra Mundial.