La periodista que comió con Mazón debe explicar la verdad

Maribel Vilaplana es la única testigo que puede aclarar dónde estaba el presidente de la Generalitat la tarde del 29 de octubre entre las 14.45 y pasadas las 20.00, cuando no estuvo donde tenía que estar. Debe hablar por respeto a las víctimas y al proceso judicial porque, de momento, la periodista ha difundido la versión acordada con el jefe del Consell, que sigue sin explicar sus horas en blanco el día de la DANA

La periodista que comió con Mazón confirma que no hablaron de la DANA ni le trasladó preocupación alguna por el temporal

Maribel Vilaplana debe decir la verdad. La conocida periodista valenciana se convirtió el pasado día 29 de octubre en testigo involuntaria de uno de los momentos más dramáticos y trascendentes de la historia reciente de la Comunitat Valenciana. Vilaplana estuvo comiendo durante horas con el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, quien todavía no ha aclarado dónde estuvo en cada momento entre las 14.45 y las 20.28 del día de la DANA. Seis horas en las que más de 200 valencianas y valencianos murieron en las peores inundaciones y barrancadas que ha sufrido el país. A ocho kilómetros de su despacho y sin que su administración les avisara. Mazón ha cambiado de versión en varias ocasiones y ha ocultado información para no asumir sus responsabilidades como máximo dirigente de la Generalitat aquel día, ya veremos si de la emergencia.

Maribel Vilaplana de momento parece decidida a encubrirlo. Ha colaborado con el presidente de la Generalitat para extender una versión que ya pocas personas en València se creen. No es verosímil que Mazón le ofreciese en aquel largo ágape ningún cargo para dirigir À Punt, la televisión autonómica. Primero, porque no podía, ni como jefe del Consell ni como presidente del PP, ya que necesita a Vox. Segundo, porque ya la había sondeado antes para ese puesto y para otros cargos de la administración de asignación más directa. Y tercero, porque el viernes 11 de octubre, Vilaplana y Mazón ya cenaron juntos en la taberna La Raspa de València. Un bar de tapas regentado por el que fuera director general de RTVV, la extinta Canal 9, Pedro García. Hay foto.

Es inaudito en un país democrático que el presidente de una administración que tenía que velar por la seguridad de sus conciudadanos todavía no haya aclarado dónde estaba y con quién en cada momento durante las seis horas en que fallecieron la mayoría de las 228 víctimas. Sabemos que gran parte de ese tiempo desaparecido estuvo con la periodista. Pero poco más. Maribel Vilaplana, como Mazón, también ha cambiado de versión en varias ocasiones. Yo he sido testigo de dos, a través de una amiga que hizo de portavoz durante los primeros días. Primero me dijo que la comida se terminó cerca de las 17.00 y, días después, cuando los compañeros de El Confidencial y El País la pillaron con la guardia baja, me aseguró que se despidió de Mazón cerca de las 18.00. ¿Qué versión se tienen que creer los lectores y lectoras de elDiario.es?

Respecto al motivo de la comida, la periodista también nos confundió a todos los que le preguntamos. Como el president y su equipo de colaboradores. La operación para construir una versión de la comida se gestó el viernes 8 de noviembre por la tarde a través de una filtración a los compañeros de El Español. Tres días después de que este diario informara de que Mazón estaba en una misteriosa comida en los momentos clave de la castástrofe. No solo revelaron la identidad de la persona que comía con el presidente, sino que fijaron el futuro relato a defender para no explicar el motivo real de la cita. No era la primera versión, pero aquel día se optó por un relato oficial: una comida supuestamente para ofrecer a Vilaplana la dirección de la televisión pública.

Desde Presidencia, y Vilaplana lo confirmó minutos después de la filtración, aseguraron que la periodista y el jefe del Consell comieron solos, sin nadie del equipo de Mazón en el partido o en el Gobierno presente, y con el único motivo de ofrecerle la dirección de À Punt. Ni dijeron la verdad los unos ni tampoco ella. A falta de otra versión razonable en un momento crítico en que todo el mundo exigía respuestas sobre el papel que jugó Mazón, esta versión se impuso en la mayoría de los medios.

Con el tiempo, y tras hablar con muchas personas vinculadas a la ‘operación À Punt’, hemos podido saber que el día que se filtró la comida del 29 de octubre, Mazón y el PP ya habían ofrecido la dirección de la televisión pública a responsables autonómicos de la Cadena Cope.

Vilaplana tiene la obligación moral de decir la verdad, aunque de momento no la haya citado ningún juez como testigo. Por humanidad con las víctimas y por responsabilidad con sus vecinos. Como experta en comunicación de crisis y en medios de comunicación, pero sobre todo como persona debe contar la verdad. Cuántas horas estuvo con Mazón y si sabe dónde estuvo el presidente después de la comida. O a dónde fue, si fuese cierto que su cita terminó a las 18.00. Hay elementos para dudar también de esa versión. Los familiares de las víctimas de la DANA quieren saber dónde estuvo su presidente. Ya no le creen. Y Vilaplana conoce parte de la historia que merecen saber los ciudadanos de la Comunitat Valenciana. Es evidente que la periodista no tiene ninguna responsabilidad en la desaparición del presidente en el día más trágico de su comunidad. Ni tampoco en la huida hacia delante de Mazón para tratar de sobrevivir cuando todo el país sabe que emula al protagonista de El sexto sentido. Pero Vilaplana sí tiene un deber moral con los afectados de la DANA. Solo ella y Mazón saben la verdad. Y el presidente no la va a contar.