La isla enfrenta el desafío de no desaprovechar el agua de la lluvia en plena sequía: “Episodios como el del fin de semana deben ser una oportunidad para recargar nuestros recursos hídricos”
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El rastro de las fuertes lluvias que sorprendieron a Lanzarote este 12 de abril aún puede verse. Los grandes lagos de barro que han irrumpido en el tradicional paisaje árido de la isla recuerdan que este fin de semana los vecinos vivieron, según los mayores de la isla, un episodio poco habitual. “Salí al trabajo por la mañana en cholas porque estaba el día súper bueno, pero cuando salí a las 14.20 de trabajar ya estaba todo inundado. Para volver a mi casa tuve que dar la vuelta en mitad de la carretera porque no se podía ni cruzar”, cuenta Noelia Abreut, vecina de Tahíche y trabajadora en el núcleo turístico de Costa Teguise. Tres horas de fuertes precipitaciones fueron suficientes no solo para transformar el paisaje de la isla, sino también para dejar más de 200 incidencias en los municipios de Teguise y de Arrecife.
El Gobierno de Canarias había declarado la prealerta el día anterior, de acuerdo con los boletines de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que advertían de que era probable que se produjeran fenómenos costeros significativos y precipitaciones localmente fuertes en algunos puntos de la isla. El sábado, la intensidad de la lluvia llevó a la Aemet a poner a Lanzarote en aviso amarillo en torno a las 14.00 horas, y las administraciones locales fueron activando los servicios de emergencia sobre la marcha. “Gracias a dios no ha habido que lamentar ninguna pérdida de vida humana. Viendo las imágenes, tenemos que dar gracias a dios”, indicó en una rueda de prensa el presidente del Cabildo insular, Oswaldo Betancort.
Una calle de Costa Teguise llena de barro
En cuanto a los daños materiales, las precipitaciones provocaron la inundación de sótanos y garajes, las alcantarillas se desbordaron y los ríos de barro que corrían por las calles arrastraron hacia el mar todo tipo de basura. Este episodio ha puesto sobre la mesa el reto aún pendiente de preparar a Lanzarote ante futuras trombas de agua. Según el Plan insular de Gestión del Riesgo de Inundación (2021-2027), la isla tiene 35 puntos inundables. Entre ellos hay algunos barrancos, playas y núcleos de población que ya sufrieron este fin de semana las secuelas de la borrasca.
Los barrancos catalogados como puntos inundables son el de Argana Alta, de la Elvira, Los Pocillos, La Fuente, Tenegüime y El Hurón. Este último desemboca en la playa de Las Cucharas, en Costa Teguise, y se desbordó por completo este sábado, provocando el caos en la localidad, que también está señalada en el mapa de zonas de riesgo de inundación. También aparecen en este listado otros enclaves como Caleta de Famara, Puerto del Carmen o Arrieta, decenas de playas y lugares emblemáticos como el Charco de San Ginés, en Arrecife.
Impacto del cambio climático
Este documento, que data de 2021, advierte de que el cambio climático influye en la frecuencia y en la intensidad de los fenómenos extremos, como las lluvias torrenciales y las inundaciones tanto de tipo costero como fluvial-pluvial. “Sabemos que la precipitación es cada vez menor y que se está desplazando del invierno hacia otras estaciones. Lo que aún no sabemos es si habrá un aumento en la torrencialización de la precipitación”, matiza el doctor en Geografía e investigador de la adaptación al cambio climático Abel López.
Aun así, recuerda que el clima del Archipiélago se caracteriza por presentar uno de los regímenes más torrenciales de todo el país. “El cambio climático implica una alteración de los patrones atmosféricos. En Canarias, eso se traduce en una mayor irregularidad: largos períodos de sequía que pueden ser interrumpidos por lluvias incluso de carácter torrencial en cortos períodos de tiempo, como las que hemos visto”, añade el experto.
Un lago de barro formado en Teguise tras las inundaciones
El geógrafo añade que, con independencia de que se produzca o no un aumento de la torrencialización, el aumento poblacional experimentado en las islas y especialmente notable en Lanzarote y Fuerteventura hace que cada vez haya más personas y bienes susceptibles de ser afectados por una inundación. “Este es el factor clave para esperar que un mismo evento que hace décadas podría pasar desapercibido, en la actualidad pueda generar muchos daños”, plantea.
El Plan de Gestión del Riesgo de Inundación alerta de que este fenómeno natural es el que “más habitualmente produce daños a las personas y los bienes”. Tal y como señala este documento, la cuantía de las indemnizaciones por inundación en Canarias entre 1994 y 2017 ascendió a 91 millones de euros en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y a 43 millones en la provincia de Las Palmas. Por ello, el estudio insta a prever la organización de los medios y recursos materiales y humanos necesarios para la asistencia y la protección de la población en estos casos.
En Lanzarote convergen los planes de protección civil estatales, autonómicos y locales, estos últimos cristalizados en los Planes de Emergencia Municipal (PEMU) de cada ayuntamiento. “Canarias, por su orografía y urbanización en barrancos y zonas costeras es especialmente vulnerable a inundaciones”, subraya López. A pesar de ello y más allá de los avances en planificación y protección civil, “no todas las islas ni todos los municipios están igual de preparados”, concluye.
La predicción de la Aemet
“Según íbamos viendo lo que iba pasando, contactamos con el consorcio y activamos los recursos municipales”, reconoció la alcaldesa de Teguise, Olivia Duque, este lunes en una rueda de prensa. “Uno nunca piensa que vaya a pasar lo que pasó, pero pasó”, dijo la máxima responsable de uno de los municipios más afectados. Duque explicó que la rotura de una tubería dejó sin agua a varios hogares, también se interrumpió en algunos puntos el suministro de luz y los grandes charcos de agua impidieron a varios vecinos de Tahíche entrar a sus casas.
En esta misma comparecencia, el presidente del Cabildo cargó contra la Aemet. “Lanzarote amaneció el sábado con una luz verde de la Aemet y una prealerta del Gobierno de Canarias. La isla estaba preparada para eso, pero lo que recibimos no fue una prealerta, sino una tromba de agua”, criticó el presidente del Cabildo. El delegado de la Aemet en Canarias, David Suárez, afirma que el viernes se hizo constar la probabilidad de precipitaciones localmente fuertes en Lanzarote, por lo que la Dirección General de Emergencias sacó la prealerta con 24 horas de antelación.
Trabajos de limpieza en las zonas de Lanzarote afectadas por las inundaciones
Preguntado sobre las dificultades para predecir episodios de lluvias cuando se dan en puntos concretos de la isla, Suárez indica que las “pequeñas estructuras son más complicadas de diagnosticar”. “Hemos visto que fue una estructura pequeña a escala espacial, ya que la diferencia de precipitaciones en pocos kilómetros fue muy reseñable. Por ejemplo, en el aeropuerto de la isla no se registró precipitación, y dentro del mismo municipio de Arrecife hubo grandes diferencias”, explica. “No se descartaban precipitaciones que fueran localmente fuertes, por eso la importancia del trabajo de las personas expertas en la zona que analizan los modelos predictores”, detalla.
“Los predictores que estaban de servicio ese día, viendo los datos de radar, satélites y detectores de rayos, decidieron emitir un aviso observado”, añade Suárez. Los datos de radar fueron complementarios y utilizados para poner a la isla en aviso amarillo a las 14.00 horas del sábado, cuando aún no disponían de datos de las estaciones meteorológicas, que llegaron a las 15.33 horas.
El presidente insular también anunció en la rueda de prensa que pediría al Estado que “cambie los radares”. El delegado de la Aemet en Canarias indica que España cuenta con 15 radares meteorológicos en todo el país, dirigidos a la observación y no a la predicción. “Con los datos de radar de hoy no sabemos lo que va a pasar mañana, sino lo que está pasando en estos momentos”, detalla.
El radar del Archipiélago está en Gran Canaria y permite tener una visión general de las islas. Para reforzar la cobertura del oeste de la comunidad autónoma, se está construyendo otro en Tenerife. “No se pueden colocar en cualquier zona. Por la orografía de las islas no tiene mucho sentido colocarlo en zonas bajas. Con la situación típica que tenemos de alisios, tiene que estar por encima de unos 1.500 metros”, especifica Suárez.
Por su parte, el experto en adaptación al cambio climático Abel López insiste en que, más allá de los avisos oficiales, es fundamental que las islas avancen en una cultura de prevención y adaptación. “Esto es más efectivo que cualquier sistema de alerta temprana e implica revisar los planes de emergencia, mapear las zonas de mayor riesgo y garantizar el mantenimiento de la red de drenaje”, valora.
Aprovechar el agua de la lluvia
Las lluvias del sábado también han servido para reabrir el debate sobre la necesidad de aprovechar el agua de las precipitaciones para paliar la sequía que desde hace años atraviesa a la isla. El 14 de marzo, el Consejo Insular de Aguas aprobó declarar a la isla en situación de emergencia hídrica durante seis meses. La sequía, sumada a la pérdida del 56% del agua generada en las desaladoras por fugas en la red, provoca cada semana cortes en el suministro. “Tenemos que saber que no podemos permitirnos el lujo de que episodios como el del fin de semana acaben solo en inundaciones. Deben ser también una oportunidad para recargar nuestros recursos hídricos”, resalta el doctor en Geografía.
Uno de los caminos afectados por las inundaciones en el municipio de Teguise
“Tradicionalmente, se aprovechaban las escorrentías mediante aljibes y sistemas de recogida. Hoy tenemos la oportunidad de combinar ese saber tradicional con soluciones modernas: desde la recuperación de infraestructuras antiguas hasta la instalación de sistemas urbanos de recogida de aguas pluviales en edificios públicos, aparcamientos o jardines”, indica López. Asimismo, apunta a la necesidad de reducir la impermeabilización del suelo y apostar por soluciones basadas en la naturaleza que permitan infiltrar y almacenar el agua.
El proyecto Arrecife. Capital de la Biosfera, impulsado en 2018 por el arquitecto y urbanista Juan Palop, ya contemplaba acciones para resolver el problema de las inundaciones en la capital a través de infraestructuras verdes que filtraran y almacenaran en origen las aguas de lluvia para aprovecharlas. El propósito era crear Caminos del agua que transformaran las escorrentías en corredores peatonales. Sin embargo, las administraciones mantienen bloqueada esta iniciativa diseñada para Arrecife, que este fin de semana sufrió más de 170 incidencias y que aspira a ser declarada zona catastrófica.