Hay dos grandes huecos en el pontificado de Francisco difíciles de llenar, porque forman parte del ADN de la Iglesia: el machismo cargado de misoginia y el gobierno feudal, que llega a la divinización del Emperador
Jorge Bergoglio pertenece ya a la historia. Las luces, pero también las sombras, aparecen: después de los primeros días en los que se respetaba al difunto, salen los poderes ocultos. Grandes líderes políticos y muchos obispos se aproximarán a San Pedro para asegurar que se ha muerto. Era el enemigo porque no callaba y no aceptaba el discurso de Thatcher: “”. Un Papa contrario a la política de la necesidad de armarse, la de menospreciar y olvidar a los inmigrantes y a la gente de los márgenes, la del respeto a la madre tierra. ¿Era Francisco un papa de izquierdas? No. Sencillamente, era humano. Lo que han perdido demasiados líderes políticos y que nunca han tenido los círculos del poder económico. Unos poderes que están en las cloacas del Vaticano, las cuales no hay manera de limpiar.
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