El control posparto es crucial para manejar posibles complicaciones y trastornos hipertensivos
El cuerpo de una mujer experimenta muchos cambios durante el embarazo y después de él. En algunos casos, incluso, complicaciones como los trastornos hipertensivos pueden comprometer el curso normal del embarazo, aunque un adecuado seguimiento y vigilancia a lo largo de los nueve meses —incluso antes— ayudan a controlarlos. Tras el parto, además de comenzar un periodo en el que se producen múltiples cambios físicos y psicoafectivos —que hacen que esta etapa deba ser cuidada tanto o más que el embarazo—, también es posible que estas complicaciones continúen, o que aparezcan de manera repentina, aunque a menudo pasen desapercibidas y la atención médica a la madre disminuya. Pese a todo, el control posparto continúa siendo crucial.
Infradiagnóstico de la hipertensión postparto
Desarrollar hipertensión en el postparto es menos común que hacerlo durante el embarazo. Sin embargo, haber sufrido trastornos hipertensivos en el embarazo aumenta el riesgo cardiovascular y renal tras el parto, especialmente la preeclampsia, según un estudio elaborado por el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y liderado por las doctoras Carolina Gracia-Iguacel, Elena Gomá Garcés, especialistas del Servicio de Nefrología de este hospital, y el doctor Miguel Álvaro Navidad, jefe asociado del Servicio de Obstetricia y Ginecología.
El estudio corrobora algo que ya se conocía: los trastornos hipertensivos del embarazo no desaparecen tras el parto, sino que muchas mujeres continúan presentando hipertensión arterial, proteinuria —presencia anormal de proteínas en la orina— y deterioro de la función renal en el postparto. Pero lo más relevante del estudio es que existe un infradiagnóstico de esta patología en España, que los datos lo sitúan en torno a un 1,8%, aunque las cifras podrían ser mucho más elevadas, más del doble e incluso el triple.
En consecuencia, y como advierte la Doctora Gomá, “la gran mayoría no tiene seguimiento médico, lo que conlleva que todas esas pacientes no estén diagnosticadas y, por tanto, no reciben tratamiento médico”. Si se mantienen las alteraciones como proteinuria, con el tiempo pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, renal o hipertensión, entre otras.
Desde el año 2024, la preeclampsia está incluida como un factor de riesgo de enfermedad renal crónica avanzada, algo que hasta entonces no se contemplaba.
Paciente explicando en consulta sus síntomas posparto
Como relata la Doctora Gracia-Iguacel, “hemos identificado un infradiagnóstico significativo de estos trastornos en España”. Los datos lo demuestran. Si bien las cifras del Registro de Actividad de Atención Especializada del Ministerio de Sanidad muestran una incidencia, entre los años 2016 y 2022, de 1,8% en toda España, los datos podrían ser superiores, del “4,13% según un estudio realizado en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz”, afirma la Doctora Gracia-Iguacel.
Detrás de esta realidad puede haber varios factores y causas, entre las que destacan una edad cada vez más avanzada de las madres, una mayor prevalencia de la obesidad y un aumento de las técnicas de reproducción asistida. “Es fundamental dejar de considerar el puerperio como un periodo sin riesgos y garantizar un seguimiento adecuado”, advierte la Doctora Gomá.
Todo ello no hace más que poner sobre la mesa la necesidad de continuar con el control y el seguimiento después del parto.
Seguimiento y control posparto
Una vez la madre ha dado a luz, aún necesita recibir atención médica. Conscientes de esta necesidad, los Servicios de Obstetricia y Atención Primaria de la Fundación Jiménez Díaz han implantado una vía clínica que contempla la monitorización de la presión arterial, la función renal, la albuminuria, con el objetivo de detener, de forma anticipada, los factores de riesgo cardiovascular responsables de las complicaciones cardiovasculares a largo plazo y la derivación, si es necesario, al Servicio de Nefrología.
El trabajo conjunto de los expertos de varias especialidades, como los de Obstetricia, los de Nefrología y de Atención Primaria para identificar los trastornos hipertensivos, incluso antes del embarazo, “es clave para mejorar el pronóstico cardiovascular de estas pacientes”, reconoce el Doctor Álvaro.
Para facilitar esta tarea y mejorar la detección y tratamiento de estas patologías en el ámbito nacional, la Fundación Jiménez Díaz impulsa la creación de un registro de trastornos hipertensivos del embarazo, en colaboración con varias sociedades científicas. En ello trabaja el Grupo de Trabajo de Género y Salud Renal, con el proyecto Plan en los Trastornos Hipertensivos en el puerperio: Riesgo Vascular y Renal Cero del que forman parte la Doctora Gracia-Iguacel y el Doctor Álvaro, que busca dar a conocer el impacto que pueden tener estos trastornos, como la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca o la renal, entre otros, e instaurar estrategias de prevención y seguimiento y acabar así con esa brecha en la atención.
Madre atendiendo a su bebé recién nacido
Según una investigación publicada en JAMA Cardiology, casi el 82% de las madres que tienen trastorno hipertensivo en el embarazo mantienen la hipertensión tras el alta hospitalaria y, en comparación con las que no tienen hipertensión, presentan una mayor probabilidad de visitas a urgencias postparto y de reingresos hospitalarios.
Son datos que apoyan la importancia del papel de los programas de control de la presión arterial tras el parto como la iniciativa citada, compartida en el webinar Plan de acción en los trastornos hipertensivos en el puerperio. Riesgo vascular renal cero se busca desde un enfoque multidisciplinar mejorar “la salud cardiovascular de las mujeres y prevenir las complicaciones asociadas a los trastornos hipertensivos del embarazo a corto , medio e incluso a largo plazo”, concluye la Doctora Gracia-Iguacel.