El presidente del banco de orígen vizcaíno, Carlos Torres, asegura, en alusión a la politización del intento de fusión, que el proceso “es una oportunidad para seguir demostrando que en España las cosas se hacen bien» y que «confiamos en nuestras instituciones y en nuestro marco normativo”
El “interés común”: pros y contras (políticos) de la OPA del BBVA al Sabadell
El BBVA percibe que no tiene quien le quiera. La oferta pública de adquisición de acciones (OPA) que lanzó hace un año sobre Banco Sabadell no tiene apoyos, ni del mundo empresarial ni, sobre todo, del político, en un momento en que la operación se está jugando en el pantanoso terreno de la política.
A la espera de conocer la decisión del Gobierno, para la que falta más de un mes y medio, y saber, por tanto, qué condiciones añade a la operación para garantizar el “interés general” y si está dispuesto a asumirlas, el BBVA se revuelve e intenta jugar sus últimas cartas para que la ciudadanía, y muy especialmente los accionistas del banco catalán, tengan una opinión favorable.
En el ecuador de la consulta pública abierta hace una semana por el Ejecutivo para recabar información “útil” sobre la OPA, el presidente del BBVA, Carlos Torres, no solo defiende el papel y la independencia de los reguladores en la operación, sino que se agarra a la única tabla de salvación que le queda al banco de origen vizcaíno, la votación por parte de los accionistas del Sabadell, “sus legítimos propietarios”.
En una carta publicada este martes en Expansión, Torres recuerda que “en una economía avanzada, las instituciones independientes garantizan que los procesos se desarrollan con rigor y respeto al marco normativo”, en clara alusión a la consulta diseñada desde Moncloa y a las informaciones relativas a la búsqueda de un caballero blanco que haga descarrilar la OPA. “Esa confianza en instituciones fuertes, previsibles y respetadas”, añade el banquero, “es la base de un entorno atractivo para la inversión, la innovación y el crecimiento”.
Torres destaca que, en el “exigente” y “transparente” proceso que ha seguido durante el último año el BBVA, la operación ha contado con 27 autorizaciones de reguladores y supervisores nacionales e internacionales. La más reciente, la de la autoridad de competencia española (CNMC), que fue adoptada por unanimidad y tras once meses de análisis en profundidad“.
El proyecto de fusión lanzado por BBVA “es también una oportunidad para seguir demostrando algo más importante: que en España y en Europa las cosas se hacen bien. Que confiamos en nuestras instituciones y en nuestro marco normativo”, avisa al Gobierno en caso de que tenga tentaciones de intervenir activamente para frenar o modificar la operación.
Con todo, el banco asegura que también ha escuchado. De hecho, Torres ha multiplicado su presencia en Barcelona en el último año, con visitas y reuniones semanales. La semana pasada permaneció los tres días que duró la reunión anual del Cercle d’Economia, sentado en la primera fila, desde donde pudo encajar los golpes de Sánchez —anunciando la consulta— y del president de la Generalitat, Salvador Illa — “me gustaría que no saliera”—, y la tibieza de Alberto Núñez Feijóo —“mi opinión es irrelevante”.
BBVA ha escuchado “preocupaciones” y “muchas opiniones. Algunas muy visibles. Otras más silenciosas, pero no menos valiosas. Y las encuestas muestran algo claro: son más los ciudadanos que ven esta operación como una oportunidad que los que la ven como una amenaza”. “También en Catalunya”, asegura Torres, donde recuera el compromiso histórico del banco
BBVA es el segundo banco en la comunidad, por detrás de CaixaBank, con más de 2 millones de clientes y una plantilla en la que el 80% de los casi 4.000 empleados provienen de Unnim y Catalunya Caixa, tras el proceso absorción media de docena de cajas tras la crisis financiera de 2008. Y colabora con varias instituciones culturales, científicas y sociales en varios proyectos.
Entidades económicas catalanas, encabezadas por las 13 cámaras de comercio, las patronales Fomento del Trabajo Nacional y Pimec, y Fira de Barcelona, entre otras, mandaron este viernes una carta al presidente Pedro Sánchez en la que esgrimen “poderosas razones de interés general que justificarían la intervención del Gobierno” para “impedir la fusión” entre ambos bancos. Es el colofón a las críticas que todas ellas han ido lanzando por su cuenta durante los últimos meses.
Emociones legítimas, temores infundados
Torres apela a que no se mezclen “emociones legítimas con temores infundados” a ver la OPA con “visión de futuro” y a que la última palabra sobre esta oferta corresponde a los accionistas de Banco Sabadell, sus legítimos propietarios“. ”Yo confío en que sabrán ver en esta propuesta lo que realmente es: uno de los proyectos más relevantes de la banca europea en esta década“, asegura.
En las últimas semanas, prácticamente coincidiendo con el visto bueno de Competencia a su oferta de compra, BBVA ha tirado de dos argumentos para defender la idoneidad de la OPA. Por un lado, arguye que el nuevo banco será más grande y más fuerte, lo que le permitirá elevar su capacidad crediticia, hasta 5.000 millones de euros adicionales. Por otro, que Europa está en un contexto de incertidumbre donde son necesarias esas entidades más sólidas y resilientes.
A eso añade las exigencias que se ha comprometido a cumplir para que la CNMC autorizase la operación, que pasan, básicamente, por mantener oficinas y productos, especialmente para las pymes. Les garantiza las líneas de circulante y el mantenimiento del crédito durante cinco años a la mayoría de las empresas que tengan deudas con ambas entidades.
Los accionistas, muchos de ellos clientes y pequeños empresarios, entraran en escena al final del proceso. En cuanto el Gobierno haya tomado su decisión, prevista para finales de junio, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) deberá aprobar el folleto de la opa. En ese momento empieza el periodo de aceptación de la oferta por parte de los accionistas del Sabadell, de 10 días, lapso durante el cual el consejo de administración del banco opado emitirá su informe.
El mercado espera que BBVA mejore el precio de la oferta, ya que la prima de emisión de la opa (que es la diferencia entre el precio ofrecido por el accionista y el precio de mercado de las acciones) está en negativo. El presidente del BBVA, Carlos Torres, ha dicho por activa y por pasiva que no piensa pagar más, pero si quiere el “sí” de los accionistas del Sabadell no le queda otra, según los analistas.
Si el banco optara por hacer una mejora de la oferta, debería convocar a sus accionistas en una junta extraordinaria si dicha mejora implica un canje de acciones superior a la ampliación máxima que autorizó la junta del 5 de julio de 2024. Si la mejora fuera en efectivo no tendría que pedir dicha autorización, le bastaría solo con desembolsar, para lo que tiene colchón de más de 2.000 millones de euros, según fuentes financieras.