El pobre legado político de García-Gallardo: bronca parlamentaria, bulos xenófobos y mínima acción de gobierno

El exlíder de Vox en Castilla y León abandona a su partido tras solo tres años en los que ha pasado de vicepresidente de la Junta a portavoz en las Cortes entre exabruptos, gestos «barriobajeros» y una defensa férrea de la ideología ultra

García-Gallardo abandona la política con críticas a la dirección de Vox: “Acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera”

Este lunes, el líder de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo (Burgos, 1991), ha anunciado que deja la política activa al presentar su renuncia a la portavocía de su grupo en las Cortes de Castilla y León, su acta de procurador y su cargo dentro de la directiva nacional del partido. Apenas tres años después de su irrupción en la política de Castilla y León, Gallardo deja un legado cargado de insultos a rivales políticos, broncas parlamentarias, bulos xenófobos en sus redes sociales y negacionismo de la violencia machista.

García-Gallardo llegó de la mano de Santiago Abascal en enero de 2022 para convertirse en el sucesor de Ciudadanos y Francisco Igea como socio de gobierno del PP de Alfonso Fernández Mañueco. De ser un desconocido pasó a ser candidato a la Junta y tener su primera polémica: tenía una cuenta en Twitter con mensajes contra el feminismo, los inmigrantes, los homosexuales y el PP. De aquellas, se le olvidó contar al equipo de comunicación de Vox que tenía una cuenta con mensajes que le ponían en evidencia nada más empezar su carrera política.

De candidato a vicepresidente de la Junta gracias al PP

En febrero de 2022, en las elecciones adelantadas de Castilla y León, Vox pasó de tener un procurador a 13 en las Cortes y ser la llave para la gobernabilidad de la Junta. Fernández Mañueco sentaba precedente en España al ser el primero en pactar con la extrema derecha un gobierno autonómico de forma estable. A Vox le concedió las carteras de Cultura, Empleo e Industria y Agricultura. Además de nombrar a García-Gallardo como vicepresidente. Un cargo al que no se asignó casi ninguna función ejecutiva, como sí hiciera con Ciudadanos. El entonces vicepresidente tenía la labor de realizar sustituciones y representar a Mañueco cuando el presidente no pudiese y coordinar las relaciones con otras instituciones autonómicas.

García-Gallardo y Vox hicieron campaña diciendo que iban a reducir el gasto político, pero al llegar al Ejecutivo autonómico incrementó el número de altos cargos y su consiguiente coste para las arcas públicas y llegó a nombrar como jefe de gabinete, a un primo de su padre.

La primera intervención en una comisión será recordada, como apuntó el procurador socialista Luis Briones, por estar llena de descalificaciones de “un nivel barriobajero”. En esa exposición, García-Gallardo anticipó sus líneas maestras y que a la postre serían sus grandes polémicas: abordar un protocolo antiaborto en Castilla y León, supuestamente reducir el gasto político o paralizar los controles veterinarios en explotaciones ganaderas.

En esa primera intervención se encargó de hacer gestos a los procuradores intervinientes, una tónica habitual en los Plenos. En el debate parlamentario es dónde García-Gallardo se ha hecho notar más. Hay que recordar cuando el PSOE le acusó de hacer gestos de una felación a una procuradora socialista; por sus comentarios hacia una parlamentaria con discapacidad; cuando acusó a las mujeres de ser unas “desalmadas” para quedarse la custodia de los hijos; cuando insultó a su predecesor Francisco Igea en sede parlamentaria; cuando mostró su transfobia al aprobarse la ley Trans o cuando vinculó la falta de mano de obra con supuestas ‘paguitas’.

Delante de los ‘micros’ y en redes sociales, el exlíder de Vox también ha dejado su impronta. García-Gallardo se ha encargado de insultar a varios cargos del PSOE, como al presidente de Asturiasse negó a definir el franquismo como dictadura o llamó “señoritos” a los productores de cine en los Goya.

Otras ‘situaciones’ de García-Gallardo fue cuando participo en una concentración ante la sede del PSOE de Valladolid donde se hostigó a una periodista de la Cadena Ser. El exvicepresidente de la Junta de Castilla y León también será recordado para siempre por ir a la concentración motera Pingüinos en coche oficial y sacar un casco de moto para la foto, o por sus dificultades para decir cuándo llegó Colón a América.

El exlíder de la ultraderecha en Castilla y León también ha protagonizado varios episodios xenófobos señalando lugares de acogida temporal de migrantes, como en Medina del Campo. García-Gallardo se hizo grabar delante del hotel balneario donde están acogidos para lanzar el mensaje de que “un gobierno central que se arroga la protección de las mujeres” y que ha traído a “183 jóvenes varones en edad militar” y que “generan tanta sensación de inseguridad”. Precisamente, la acogida de 21 menores migrantes procedentes de Canarias fue la justificación que llevó a Vox para romper los gobiernos autonómicos con el Partido Popular el pasado verano.

Además de clamar contra la “ideología woke”, el cambio climático o el diálogo social, entre tantas otras cuestiones, García-Gallardo ha tenido intervenciones en las que ha llegado a pedir los jóvenes a reflexionar “si el CO2 es un gas contaminante” o “si la segunda República en España era un régimen plenamente democrático”.

Polémicas en la Junta

Dentro de su actividad dentro de la Junta, García-Gallardo, una vez rompe con el PP el pacto de gobierno, ha defendido sus logros en la gestión de Castilla y León. García-Gallardo presentó un protocolo antiaborto sin tener las competencias, que según Vox estaba en el pacto con el PP, y que derivó en un encontronazo con Sanidad, en manos de los ‘populares’. Mañueco, después de la llamada de Génova 13, y su vicepresidente llegaron a chocar. Según relató elDiario.es, el presidente llamó al vicepresidente “liante”, quien, según testigos, no se arredró y le calificó de “cobarde”.

Entre los ‘méritos’ de García-Gallardo en la Junta están la protección de la pirámide fascista de los italianos en Burgos o reducir a la mínima expresión el Diálogo Social secando, entre otras cosas, la Fundación del Servicio Regional Relaciones Laborales (SERLA) que permitía llegar la conciliación en controversias laborales.

El primer recorte de Vox, que tenía sus competencias Empleo, Comercio e Industria, en Diálogo Social se anunció en junio de 2022. García-Gallardo y el consejero de Empleo, Mariano Veganzones, presentaban un tijeretazo de más de 20 millones y arremetían contra los sindicatos mientras que la parte ‘popular’ del Gobierno y el consejero de Economía y Hacienda se afanaban en intentar frenar el cierre de las factorías del Grupo Siro en Castilla y León, una competencia directa de Vox.

Entre los esperpentos que se han vivido en sus consejerías, los de García-Gallardo saltaron a las portadas nacionales por un cuestionado nuevo logotipo de turismo de Castilla y León. El vicepresidente presentaba una modificación de un banco de imágenes que, además, no se podían usar con uso comercial, y tuvieron que acabar retirándolo tras la polémica generada.

Los incendios de la Sierra de la Culebra, en Zamora, supusieron más polémicas para García-Gallardo. Tras arder más de 55.000 hectáreas, un 6% de la superficie de la provincia, el exvicepresidente visitaba la zona y recomendaba a quienes tenían “ecoansiedad” apuntarse a “realizar trabajos de prevención de incendios en los montes de Castilla y León”.

Para tratar de ayudar a la zona, García-Gallardo ideó una rifa de maillots de ciclistas para conseguir fondos, con una recaudación de 250 euros, y un concierto para recaudar fondo que tuvieron que acabar anulando por la polémica del formato tras cancelar varios grupos su participación.

Como líder de Vox en las Cortes de Castilla y León, su Grupo presentó junto al PP una proposición de ley en materia de memoria histórica, llamada de “concordia”, en el que se anulaba la condena expresa al franquismo y se borraba el concepto de víctimas y verdugos. La iniciativa acabó decayendo al votar en contra el PP y el PSOE en su toma en consideración.

Todas estas salidas supusieron que el PP tuviera que tragar y desviar la condena a las palabras y actuaciones a García-Gallardo. El portavoz del Ejecutivo autonómico, Carlos Fernández Carriedo (PP), nunca desautorizó a su socio a pesar de la insistencia de los medios de comunicación. “Me parece que está siendo un vicepresidente”, apuntó el portavoz sobre una intervención de éste ante las instituciones de la Unión Europea donde calificó a las políticas climáticas como “una completa estafa”.

De vicepresidente a portavoz de Vox en las Cortes

A principios de julio de 2024, Vox anunció su intención de romper con el PP si aceptaba en sus comunidades a menores migrantes. La derecha radical populista cumplió su amenaza y el 12 de julio rompió el gobierno en Castilla y León. García-Gallardo anunciaba su salida 813 días después de llegar al Gobierno y dos de sus tres consejeros le acompañaban. Todos menos Gonzalo Santonja, responsable de la Consejería de Cultura y Turismo. Los tres consejeros de Vox se negaron a dimitir de sus cargos, pero el presidente Mañueco optó por cesar a Veganzones y Dueñas por su pertenencia al partido de extrema derecha. En su comparecencia de despedida, el ya exvicepresidente mantenía el tono xenófobo en sus declaraciones para justificar la ruptura.

“En las últimas semanas, pero venía de los últimos meses, insistimos en la idea de que no queremos que los barrios humildes de Castilla y León acaben como los barrios de la periferia de París o Malmö, en los que la convivencia se ha degradado de manera irremediable”, afirmaba García-Gallardo, quien agregó que España está “a tiempo de salvarse”. En ese momento acató la decisión del comité nacional sin dudar, aunque su decisión de romper estaba decidida de antes, según explicó.

En la carta de dimisión, García-Gallardo acusaba a Fernández Mañueco de “renunciar a actuar para evitar seguir el camino equivocado”. En su misiva, el ya exvicepresidente autonómico indicó que muchos de estos migrantes no son “niños” y, aunque lo fueran, habría que repatriarlos igualmente.

Tras salir del gobierno, García-Gallardo pasó a la oposición como portavoz del grupo Vox en las Cortes de Castilla y León. A su nuevo cargo llegó también por “petición” del comité nacional, como aseguró. Su cambio de puesto de trabajo le supuso pasar de cobrar 80.741,24 euros como vicepresidente a 99.337,07 euros, aunque sin coche oficial.

Tras la ruptura de gobierno, el poder de Vox en Castilla y León se concentraba en el parlamento autonómico. Al frente de las Cortes, Carlos Pollán, una figura en alza en los últimos tiempos del partido de extrema derecha, precisamente en detrimento de Gallardo, y con el que hay una rivalidad interna poco disimulada. El perfil del leonés gusta más a la directiva nacional aunque acumula decisiones polémicas como convertir la Fundación Castilla y León en un chiringuito ideológico de Vox o amenazar al PSOE con retirar por la fuerza de su despacho la bandera LGTBI. 

También ha tenido problemas con las votaciones en los plenos. La primera, cuando PP y Vox votaron en contra de Ley de Medidas que acompaña al Proyecto de Presupuestos de Castilla y León y la última, cuando en una votación de una terna de jueces al Tribunal Superior de Justicia, la falta de explicaciones del procedimiento de votación de Pollán permitía aprobar a pesar de no lograr la mayoría parlamentaria.

Pérdida de influencia

La pérdida de influencia de Gallardo en Madrid se agravó tras la salida de la que fue su directora de comunicación, Montserrat Lluis, que ahora es una de las personas claves de Santiago Abascal. Lluis abandonó Valladolid tras año y medio como ‘sombra’ de Gallardo y a cargo de la comunicación del área de Vox en el gobierno autonómico, plagada de dimisiones y ceses como no se conocía en otras épocas.


El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (d), llega en coche oficial y con el casco a la concentración motera Pingüinos 2023, acompañado de su jefa de gabinete, Montserrat Lluís (i). EFE/ Nacho Gallego

Pese a todo, García-Gallardo ha seguido su línea de descalificaciones contra todo aquello que no sea Vox. El portavoz acusaba en diciembre al PSOE de ser “el partido más corrupto de España” e iba más allá: “De los 145 años de historia criminal —del PSOE— solo se vio interrumpida durante 36 años que ustedes no pudieron robar. ¿Adivine usted qué años fueron esos? —sin hacer mención expresa al franquismo—”. Precisamente, uno de sus insultos preferidos durante estos tres años ha sido definir a los socialistas como partido con “historia criminal”.

En ese mismo debate parlamentario, el exprocurador de Vox cargaba contra el PSOE acusando a los socialistas de convertir “el Palacio de La Moncloa en el centro de operaciones del próximo golpe de Estado”.

García-Gallardo también ha tenido enganchones con otros líderes políticos. En cuestión de migración, el exportavoz de Vox, planteaba la diferencia en el origen de los migrantes: “No es lo mismo traer a una marroquí musulmán que a un argentino católico”, señalaba. En esa intervención parlamentaria, García-Gallardo volvía a señalar a las ONG a quienes pedía que no se apoyasen o que se les destinen las ayudas públicas para la inmigración.

Esas declaraciones saltaban a las redes. El portavoz del Grupo Socialista en las Cortes de Castilla y León, Luis Tudanca, reprochaba esas palabras a García-Gallardo señalando el origen alemán del abuelo del representante de Vox. “Un racista es lo mismo en todos los países y en todos los idiomas. Aquí y en Alemania. ¿Verdad, Sr. García-Gallardo FRINGS?”.

Ante eso, García-Gallardo respondía que su abuelo le “podría dar unas cuantas lecciones de respeto a las mujeres”. “Lávate la boca antes de hablar de él, sinvergüenza”, señalaba. Posteriormente, el exrepresentante de Vox publicaba un montaje de Tudanca que tuvo que borrar.

También en redes sociales, García-Gallardo se reía de la denuncia presentada por el Sindicato de Estudiantes de Castilla y León ante la Dirección Provincial de Educación por la excursión organizada el pasado 12 de diciembre por el IES Núñez de Arce al Valle de los Caídos, actualmente conocido como Valle de Cuelgamuros, en la que estudiantes de segundo de bachillerato exhibieron banderas preconstitucionales y realizaron cánticos del ‘Cara al Sol’.

El pasado miércoles la misma entidad denunciaba una agresión fascista a su portavoz, Víctor Martínez, cuando se encontraba desarrollando su actividad académica en el CPrFP La Salle Managua, su centro de estudios en Palencia.

Este lunes, García-Gallardo ha presentado su dimisión aunque seguirá como militante de Vox. Volverá a la abogacía, según ha adelantado. Antes de la política ejercía en el despacho fundado por su padre, Juan Manuel García-Gallardo, un conocido letrado de Burgos. En su misiva de despedida se deja ver un choque con Abascal y su cúpula. “Entré en política activa con grandes dosis de ilusión y entusiasmo. Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás”, ha expresado.

El portavoz de la Dirección Nacional de Vox, José Antonio Fuster, ha achacado la dimisión en el hecho de que no quiso firmar la expulsión el pasado viernes de dos parlamentario autonómicos que habían criticado al entorno de Santiago Abascal pidiendo más democracia interna en el partido.

Según ha remarcado, estos dos procuradores de Castilla y León, que pedían abandonar el partido europeo Patriots y más democracia interna para elegir cargos en el partido, “estaban trabajando para socavar al partido”, por lo que se decidió que fueran expulsados del Grupo Parlamentario Vox, pero García-Gallardo se negó a firmarlo y ha acabado renunciando a todos sus cargos. Fúster ha insistido en cargar contra esos procuradores, a los que considera “dos oportunistas que por motivos personales y con argumentos absurdos y peregrinos han tratado de dañar al partido”, aunque excluye a García Gallardo de esa operación.

Pollán, su rival interno censuraba, en cambio, la carta de renuncia: “No comparto sus decisiones y valoraciones de lo que es la democracia interna del partido”. El presidente de las Cortes se ha limitado a reducir la dimisión en una “decisión personal” que ha vinculado con “discrepancias con la dirección nacional del partido”. No ha tenido ni una palabra de agradecimiento a la labor de su excompañero de filas.