La iniciativa, lanzada en Francia y con un apoyo mayoritario en el país vecino, ha logrado el objetivo mínimo de firmas apenas unas horas antes del Día Internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia
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Más de un millón de ciudadanos de países de la Unión Europea se han sumado a una recogida de firmas que propone una prohibición legislativa de las llamadas “terapias de conversión” dirigidas a personas LGTBQ+ en los países del espacio comunitario y que la Comisión Europea estará obligada a estudiar una vez alcanzados los requisitos mínimos.
Presentada en enero de 2024 por la organización francesa ACT (Against Conversion Therapy), que fue fundada apenas un año antes, y promovida por el joven Mattéo Garguilo, activista contra este tipo de terapias, lo cierto es que esta iniciativa ciudadana europea ha logrado las firmas mínimas necesarias para llevar su caso ante la Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen en las últimas horas del plazo.
En la iniciativa se explica que este tipo de pseudoterapias, que tienen lugar en muchas ocasiones en entornos religiosos y que son secretas en la mayoría de los casos, consisten en prácticas que buscan modificar la orientación sexual o la identidad de una persona “para alinearla con las normas heterosexuales y cisgénero”. Algunos de los métodos utilizados van desde el uso de exorcismos o intervenciones espirituales hasta la “castración hormonal” o el recondicionamiento del placer.
De acuerdo con un informe del Parlamento Europeo del año 2022, se estima que el 2% de los ciudadanos LGTBIQ+ europeos han sido sometidos a alguna de estas terapias. Este porcentaje aumenta hasta el 5% cuando se estiman las personas de la UE a las que se ha ofrecido en alguna ocasión participar en una de estas terapias homófobas.
En su petición pública, ACT explica que este tipo de prácticas, alejadas del método científico, han sido calificadas como tortura por las Naciones Unidas y que actualmente ya están prohibidas en varios estados debido a su carácter “discriminatorio, degradante, dañino y fraudulento”. Para hacer frente a ello, esta propuesta que ha obtenido ya más de 1.100.000 firmas, solicita que la Comisión Europea, mediante una Directiva, añada las prácticas de conversión a la lista de eurodelitos o, como alternativa, que modifique la actual Directiva sobre igualdad (aprobada en 2008) para que se incluya una prohibición de estas prácticas.
Asimismo, piden que se emita desde la Comisión una resolución no vinculante que exija la prohibición generalizada de las terapias de conversión en la Unión Europea y que establezca normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las víctimas de estas prácticas en la Directiva europea sobre derechos de las víctimas.
Francia, país de origen de la iniciativa ciudadana, ha sido el que más firmantes ha aportado a la causa, con casi 600.000 solicitantes, seguido de España, con más de 140.000, Alemania, con casi 90.000, o Italia, con más de 50.000 firmas.
En el caso español, en su artículo 17, la ley trans y LGTBI, aprobada en febrero de 2023, establece de forma clara la prohibición de estas pseudoterapias: “Se prohíbe la práctica de métodos, programas y terapias de aversión, conversión o contracondicionamiento, en cualquier forma, destinados a modificar la orientación o identidad sexual o la expresión de género de las personas, incluso si cuentan con el consentimiento de la persona interesada o de su representante legal”. Sin embargo, no todos los países de la UE cuentan con legislación similar.
Además, hasta siete normas autonómicas hacen referencia a estas “terapias de conversión”, aunque en los últimos meses se han introducido modificaciones en la normativa de la Comunidad de Madrid, donde se eliminó la referencia al género, o en la Comunitat Valenciana, donde PP y Vox han pactado cambios que de facto legalizan estas prácticas si la persona afectada participa de ellas de forma “libre y voluntaria”.