Cartas falsas para ocultar la guerra: la última colonia de verano en Cantabria de la Institución Libre de Enseñanza

El golpe de estado sorprendió en San Vicente a 53 niños madrileños que no podían regresar a sus casas: los profesores les escribían fingiendo ser sus padres hasta que lograron su evacuación

Más allá de algunas ruinas, apenas queda rastro del lugar donde se alojaron los 53 niños procedentes de Madrid que llegaron a San Vicente de la Barquera en el verano de 1936 para disfrutar de la que acabó siendo la última colonia de verano de la Institución Libre de Enseñanza en todo el país.

Las últimas vacaciones de la alegría, que acogió este pueblo costero de Cantabria, inspiradas por los principios pedagógicos de la II República, fueron aquellos días calurosos de julio. “San Vicente es una rosa / y la Barquera un rosal / y la rosa más hermosa / es la Colonia escolar”, voceaban con alborozo aquellas gargantas infantiles.

El edificio desapareció y dejó tras de sí una emotiva historia grabada en esa ausencia. El primer día del último recreo fue el 9 de julio de 1936. Ese día, entre polvo y calor, el tren llegó a la estación de La Acebosa y al abrirse las puertas saltó al andén un grupo de niños de escuelas públicas de Madrid. Les esperaba aire puro y fresco, contacto con la naturaleza, convivencia, juegos, alegría y despreocupación.

Cargaron maletas y bártulos en un carro que siguieron a buen paso durante los tres kilómetros que les separaban de las colonias, una casa de piedra en el Barrio La Maza, en la zona alta de San Vicente. Les acompañaban seis maestros que, entonces, en esa plácida caminata bajo el sol de verano, no imaginaban las sombras que pronto iban a precipitarse. El director de la colonia era el profesor Celestino Bustos.

La mañana del 18 de julio, uno de los monitores fue a Santander con una niña que necesitó hacerse una radiografía en el tobillo. De regreso se tropezaron con un conocido. El profesor cruzó unas palabras con él. Quedó profundamente intranquilo. Al llegar a las colonias compartió la noticia con sus compañeros: se acababa de producir un golpe de estado.

Lo cierto es que hicieron unos cálculos muy optimistas sobre la trascendencia del suceso. Pensaron que el Gobierno de la II República se encargaría de sofocarlo y, para no asustar a los niños, decidieron seguir actuando como si no hubiese pasado nada. Así que, en los días siguientes, el campamento mantuvo la rutina de juegos y excursiones con aquellos chavales de entre 8 y 13 años que tanto estaban disfrutando del verano en el norte.

La filosofía de este campamento estaba impulsada en la Institución Libre de Enseñanza, un organismo respaldado por intelectuales y artistas que inspiró la creación de la Residencia de Estudiantes

La filosofía de este campamento estaba impulsada en la Institución Libre de Enseñanza, un organismo respaldado por intelectuales y artistas que inspiró la creación de la Residencia de Estudiantes, por dónde llegó a pasar Albert Einstein, el Centro de Estudios Histórico o las misiones pedagógicas. Propagaba una educación laica y libre y fue un extraordinario revulsivo cultural que introdujo novedosas corrientes pedagógicas y científicas.

Aislados de Madrid

Fueron pasando los días y la situación empeoró. En la entonces provincia de Santander no triunfó la sublevación y se mantuvo fiel a la República. Pero la situación en Madrid era muy diferente. Los responsables de las colonias siguieron fingiendo que no pasaba nada, pero sucedió que dejaron de llegar las cartas de los familiares.

Los niños se fueron poniendo cada vez más nerviosos y preocupados por la ausencia de noticias de sus padres. Además, ya habían pasado las tres semanas de veraneo, pero el estallido de la guerra impedía el regreso a sus casas. Se estaban acabando los alimentos y el dinero, los menores se inquietaban y los mayores temían que se acabasen enterando de que España estaba en guerra.

Fue entonces cuando los profesores tuvieron la idea de construir una ficción para tranquilizarlos y ganar tiempo mientras buscaban cómo volver a casa. Así, por las noches empezaron a escribir cartas dirigidas a los niños fingiendo que eran de sus padres. Por la mañana se las entregaban diciéndoles que las acababa de traer el cartero.

Por las noches empezaron a escribir cartas dirigidas a los niños fingiendo que eran de sus padres. Por la mañana se las entregaban diciéndoles que las acababa de traer el cartero

El 15 de agosto, Celestino Bustos, director de la colonia, viajó con otro profesor a San Sebastián para averiguar cómo podían evacuar a los niños, pero las autoridades les enviaron de regreso a San Vicente de la Barquera sin ninguna solución. Algunos días después recibieron un aviso del Comité de Guerra del Frente Popular de Santander y, de madrugada, subieron a los niños a un tren de vía estrecha camino de la frontera de Irún con los proyectiles de artillería silbando a su alrededor. Dentro, los monitores con cuentos y actividades trataban de distraerlos del paisaje que asomaba por las ventanillas.

El trayecto fue muy largo. Salieron de España, cruzaron Francia de oeste a este bordeando los Pirineos en una larga travesía y volvieron a entrar por la frontera catalana de Port Bou. Desde Barcelona siguieron hasta Valencia y ahí tomaron otro tren a Madrid sorteando una España en guerra. Las tres semanas de recreo estival se habían convertido en dos meses de inquietante incertidumbre para los profesores y las familias. La de San Vicente de la Barquera fue la última colonia de verano de la Institución Libre de Enseñanza, que quedó proscrita por las autoridades de la dictadura hasta que en 1978 consiguieron legalizar su funcionamiento.

Recuperar las colonias en San Vicente

Desde hace un par de años el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera trata de recuperar aquellas históricas colonias cuyo espíritu sigue vivo a través de Fundación Giner de los Ríos, heredera y custodia de la esencia de la Institución Libre de Enseñanza.

La idea inicial de contar de nuevo con un edificio, una sede permanente, ha sido desestimada por falta de financiación. De hecho, llegó a existir un proyecto para construir un centro sobre el lugar que ocuparon las míticas colonias. Pero la voluntad municipal de recuperar el vínculo con la Institución Libre de Enseñanza sigue firme.

La alcaldesa de San Vicente de la Barquera, Charo Urquiza (PSOE), ha mantenido ya encuentros con los responsables de la institución y tiene mucho interés en recuperar “el espíritu de avanzar hacia un país tolerante y la reivindicación del rigor científico”. Fruto de estos contactos ya se han sustanciado algunas iniciativas vinculadas al medio natural.

Los dos últimos años se han realizado algunos talleres sobre cultura oceánica en los que han convivido niños del municipio con otros que provenían de otras comunidades. Las líneas de colaboración están abiertas y la institución madrileña trabaja en una propuesta que trasladará al Ayuntamiento para fortalecer el vínculo y la recuperación de la memoria de las últimas colonias de la Institución Libre de Enseñanza que hubo en España.