El presidente de la Generalitat pasa por sus horas más bajas en los últimos meses desconcertado con la convocatoria del congreso nacional, los guiños del PP europeo y español a las víctimas de la DANA y los movimientos de Francisco Camps, mientras barones como el president de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, empiezan a mover a sus fieles tras meses sin actos
La intrahistoria de la filtración del audio de Aemet manipulado anticipa un nuevo frente judicial sobre Mazón
Pasadas unas semanas de la DANA del 29 de octubre el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, recibió una llamada del expresidente del Gobierno y tótem de los conservadores españoles, José María Aznar. Aznar, según contó el propio exlíder popular, le dijo al jefe del Consell: “Con independencia de lo que hayas hecho o no hayas hecho, tú tienes que seguir hasta el final. Con todas las consecuencias. Y si te parten la cara 500 veces, como si te parten la cara 700 veces”. Mazón se tomó en serio las palabras del faro de la derecha española y ha aguantado como una roca desde el 30 de octubre, pese a quedar en evidencia y haber avergonzado a propios y extraños con los distintos cambios de versión sobre dónde estaba la tarde de la DANA. “Evidentemente, las 20:28 son después de las siete y media. ¿Cuándo he mentido?”, aseguró el presidente de la Generalitat cuando la jueza de Catarroja preguntaba de manera indirecta si el jefe del Consell estaba en el Cecopi antes de las 20.11, cuando se lanzó la infructuosa alerta masiva.
La política es como el fútbol o la bolsa, va de sensaciones y expectativas. Y en estos momentos pese a la resistencia numantina de Mazón y su equipo, el presidente de la Generalitat no tiene sensaciones y genera pocas expectativas. “Está en sus horas más bajas”, reconocen personas de su entorno más cercano. “Ya no sabe si aguantará hasta final de legislatura y medita todas las opciones”, remacha la misma fuente que ha testado al Palau la semana pasada.
Porque desde el pasado lunes 12 de mayo, el jefe del Consell no ha hecho más que recibir malas noticias. El líder del PP nacional, Alberto Núñez Feijóo convocó un congreso para los días 5 y 6 de julio en el que, según filtran desde Génova, el presidente de los conservadores tendrá que tomar alguna decisión sobre el futuro del presidente de la Generalitat. Si Feijóo quiere llegar a Moncloa no puede tener que estar dando día sí día también explicaciones sobre la gestión de la DANA y sobre los huecos en la agenda de Mazón el día 29 de octubre. En el PP nacional y en el valenciano saben que aún quedan informaciones por salir sobre el paradero del jefe del Consell entre las 19.00 y las 19.43 horas, cuando decide acudir al Cecopi porque el barranco del Poyo se ha desbordado y pueden estar ya muriendo personas.
La visita de las víctimas de la DANA a Bruselas ha sido otro golpe durísimo para el presidente de la Generalitat. Que Ursula Von der Leyen, la mujer más poderosa del mundo, haya dedicado más de una hora y 40 minutos de su apretada agenda para recibir a tres asociaciones de familiares ha dejado en evidencia al todo el PP español. Feijóo intentó reaccionar enviando a su valenciano más ilustre, Esteban González Pons, para no abrasarse. González Pons, que siempre ha hecho gala de ser un verso suelto no defraudó. Explicó en privado a las víctimas que él -y otras dos eurodiputadas- se reunían con ellas en representación “del PP español en Europa”. Cuando las víctimas le interpelaron sobre por qué Feijóo o Miguel Tellado ofrecían esas muestras de apoyo público a Mazón, González Pons les contestó: “¿Me habéis visto a mí hacer alguna declaración de ese tipo?”. Y es verdad, si alguien ha apretado en Génova para que Feijóo soltara lastre, ese ha sido el eurodiputado valenciano.
El tercer golpe de la semana para Mazón ha sido la evidencia de la rebelión interna que se está fraguando en el PP. Primero con Francisco Camps, que se permite el lujo de retar públicamente al jefe del Consell y de pedir un congreso. Y segundo, los movimientos subterráneos que ya existen para su relevo. Es llamativo que, tras seis meses, el presidente de la Diputación de Valencia y líder del PP provincial, Vicente Mompó, haya convocado un acto con militantes para activar a las bases y evaluar el congreso nacional. Mompó espera reunir a 700 personas. Camps metió a 1.000 en el Veles e Vents de València el sábado 10 de mayo.
Carlos Mazón y su equipo consideran a Mompó de “los suyos” y el presidente provincial parece que todavía se mantiene fiel. Pero aún tiene que declarar como testigo ante la juez de Catarroja para explicar su actuación en día de la DANA y los recesos de Salomé Pradas en el Cecopi cuando habló con el presidente de la Generalitat. Porque Mompó es fiel, pero cada vez que afirma públicamente que, pese a no ser miembro del Cecopi, consideró que tenía que estar allí a las 17.40 horas de la tarde, Mazón queda más en evidencia. Como cuando cuenta cómo se fue a visitar municipios afectados o llamó a decenas de alcaldes el día de las inundaciones. Las acciones de Mompó evidencian las omisiones de Mazón.
Por otra parte, la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, sigue llenando el Consell de cargos afines. Camarero se está apoyando en personas que en su día formaron parte del equipo del exsecretario general del PPCV, Serafín Castellano, para controlar la conselleria de Emergencias. Castellano y Camarero son amigos desde la época de Eduardo Zaplana. Por su parte, Camarero también ha incorporado como asesor en el departamento de la vicepresidenta a Alfonso Montesinos, hermano de Macarena Montesinos, el mayor -y casi único- apoyo de Mazón en Madrid. El asesor de la vicepresidenta parece más un topo del Palau para controlar sus movimientos.
A principios del mes de noviembre, cuando se conoció la comida en el Ventorro y se evidenció la desastrosa gestión de la Generalitat el día de la DANA, Mazón estuvo en la cuerda floja. En ese momento, Feijóo y Mazón pactaron que el presidente de la Generalitat se centraría en la reconstrucción. Como fecha límite Génova marcó al jefe del Consell febrero de 2026. En ese momento, ambos evaluarían cómo va la recuperación y en qué situación política se encontraría el presidente para tomar decisiones. Pero esa hoja de ruta ha cambiado para Génova.
Mazón ha estado centrado en vender la reconstrucción y en chocar con el Gobierno de Pedro Sánchez para que el 29 de octubre desapareciera del imaginario colectivo y así ser candidato en 2027. Y hasta la semana pasada y pese al procedimiento judicial, el presidente de la Generalitat y su equipo trabajaban en la idea de repetir. Pero esta semana, su estrategia se desmoronó. Incluso lo que parecía la clave de bóveda para resistir hasta final de legislatura, el pacto con Vox, puede ser una palanca que use Feijóo para cambiar a Mazón y plantear otro liderazgo del partido que aguante hasta final de legislatura. Con las cuentas de 2025 garantizadas, el diputado o diputada elegida para suceder al político alicantino en su puesto tendría más perspectivas de éxito. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, reflexionan los críticos con mantener a Mazón.
Suena el número dos del PP valenciano, Juan Francisco Pérez Llorca, para suceder a Carlos Mazón. Sería el nombre pactado con el presidente. Pero también suma muchos puntos para acceder a la presidencia de la Generalitat la alcaldesa de Valencia, María José Català, la favorita de Génova, pero que se ha autodescartado, de momento. Incluso podría haber una tercera vía con un diputado sorpresa, como pasara con Alberto Fabra cuando Francisco Camps dimitió por su imputación en el caso de los trajes. Otra variable es donde iría Mazón si deja la jefatura del Consell. Uno de sus destinos más probables será el Senado por designación territorial para mantener el aforamiento que ahora le mantiene a salvo de la instrucción de la jueza de Catarroja.
Además del procedimiento judicial y de sus posibles consecuencias -una imputación sería de facto el fin de la carrera política de Carlos Mazón- todavía quedan varios escándalos por estallar de la actuación del presidente el día de la DANA. Falta saber dónde y con quién estaba el presidente entre poco antes de las 19 horas y las 19.43, cuando tras hablar con Pradas decide ir al Cecopi. En 40 minutos clave no cogió el teléfono a su consellera de Emergencias en dos ocasiones, pese a la insistencia de esta, ni hizo ninguna llamada a nadie. A esas horas en Paiporta ya se estaban ahogando personas, así como hacía dos horas que Utiel o Chiva estaban arrasadas. Y también falta saber cómo llegó el presidente al Cecopi. Se sabe con quién, su jefa de prensa y su asesor externo Josep Lanuza, pero se desconoce cómo. Y en política, los espacios vacíos siempre acaban llenándose.
Desde la semana pasada, las expectativas de Mazón vuelven a estar por los suelos y en su equipo son conscientes. Y ya se sabe, cuando un político no genera perspectiva de poder pasa como en los mercados financieros, los inversores no tardan en salir corriendo y buscar refugios más seguros.