No es cierto que toda energía aportada por fotovoltaica y eólica carezca de capacidad para aportar estabilidad al sistema
España y Portugal han logrado reconvertir su sistema eléctrico antiguo de base fósil en un sistema de predominio renovable. Esta es una gran noticia, el porcentaje medio de aportación de generación renovable de los últimos cuatro meses se aproxima a las dos terceras partes. Este éxito ha sido el resultado de un esfuerzo combinado de múltiples agentes públicos y privados. Los objetivos que nos hemos marcado para los próximos años son aún más ambiciosos porque la situación lo requiere. En este empeño de mejora y seguridad de suministro hay un camino que recorrer con un papel protagonista del almacenamiento.
En el alboroto de las horas posteriores al apagón, numerosos expertos sin experiencia contrastada en diseño o gestión de sistemas eléctricos afirmaron tajantemente que una red con predominio de generación renovable no es suficientemente robusta. Defendían que una red con gran aportación de energía fotovoltaica no es capaz de responder a eventos excepcionales de perturbación de la red y que por ello necesitábamos sistemas con grandes inercias y sobre todo pausar la inversión renovable.
El sistema productivo y de consumo global necesita una revisión a fondo, y en ello hay consenso político y social refrendado por la ciencia. Es necesario reducir cuanto antes las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles, y para ello, el sistema eléctrico es el ámbito central de la transición energética y la descarbonización. Junto a ello existe la obligación de la reducción del consumo energético asociado al ahorro y eficiencia, algo especialmente relevante para países como España, dada nuestra posición privilegiada. De hecho, durante los últimos años España ha logrado grandes avances en la descarbonización gracias a las renovables. Aunque, todavía tenemos que superar retos técnicos para prescindir de los combustibles fósiles, hay tecnología y mecanismos para electrificar y alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable con la misma seguridad de suministro.
La electrificación de la mayor parte de nuestros consumos es un reto imperioso. Hay que eliminar el consumo fósil de los usos no eléctricos de la energía, que todavía suponen tres cuartas partes del sistema energético. Tenemos que deshabituarnos de la adicción fósil y eso pasará duplicando el consumo eléctrico mientras reducimos el consumo energético no eléctrico. Convertir el consumo energético fósil, extremadamente ineficiente, en consumo eléctrico nos permitiría con el mismo nivel de consumo actual reducir el consumo energético global en un 50%. Para ello hay que electrificar la climatización de edificios, incorporar masivamente la movilidad eléctrica y pasar a eléctricos los procesos industriales, pero para ello es necesario duplicar la capacidad de generación eléctrica y hacerlo mayoritariamente con renovables.
Este objetivo compartido y en gran parte asumido fue asaltado posteriormente al apagón. Para algunos “expertos”, al fin se cumplía la profecía donde la proliferación de las (imprescindibles) renovables no era viable en un sistema eléctrico complejo, ya que no es posible integrarlas. Pero no nos engañemos, seguir tales indicaciones falsas conduciría al abandono de la batalla climática para entregarnos irremediablemente al consumo de combustibles fósiles mientras avanza el caos climático, todo ello desde la comodidad intelectual de la profecía autocumplida.
La acusación sobre las renovables en las horas posteriores al apagón sólo tenía un problema. Se trataba de meras suposiciones (interesadas). Nadie puede afirmar a día de hoy que el predominio de renovable fuera la causa del apagón por no aportar inercia física. La semana pasada ya se difundió un informe del Fraunhofer que estima que la inercia general del sistema en el momento del apagón era suficiente para hacer frente a una desconexión inesperada de la generación. Si bien el análisis de la inercia hay que hacerlo a nivel nodal y nunca a nivel de sistema, no tenemos certeza de que la falta de inercia haya jugado un papel relevante en este caso. Además, no es cierto que toda energía aportada por fotovoltaica y eólica carezca de capacidad para aportar estabilidad al sistema. Hay soluciones técnicas para que los dispositivos de conexión de las plantas colaboren en el mantenimiento de la frecuencia y también pueden aportar inercia mediante una simulación informática. Estos dispositivos llamados grid forming, porque hacen red funcionan con plantas con y sin baterías. Y, en contra de lo que se ha afirmado, no son dispositivos caros.
El otro ataque a las renovables por parte de medios y foros se centró en la necesidad de prorrogar la vida de las nucleares existentes en España como tecnología base de la generación y para estabilizar la red. Sin embargo, los datos de generación de los últimos meses confirman que el sistema funciona habitualmente con predominio de renovables. El sistema eléctrico ibérico ha estado funcionando muchas horas con predominio de renovables en 2025 y el Operador del Sistema lo está gestionando sin mayores dificultades. Si la primera central que se cerrará es Almaraz (1.049 MW), en 2027, y la última será Trillo en 2035, tenemos 10 años. Como el sistema futuro se basa en una demanda que oscila constantemente y la energía de base (la energía más económica) es la renovable, el resto de engranajes de los que se dote el sistema deben ser capaces de funcionar al ritmo de la demanda y de la energía que es base del sistema. En los próximos 10 años podemos y debemos contar con almacenamiento suficiente para poder prescindir de una generación nuclear cara, que produce residuos muy peligrosos, no exenta de riesgos, y que sobre todo no aporta la flexibilidad necesaria en un modelo basado en renovables.
Es necesario resaltar que la población española y la portuguesa sufrieron un daño incuestionable con el apagón, y que por ello piden explicaciones y responsabilidades. Y es de esperar que las habrá. La respuesta racional al apagón debe ser y previsiblemente será similar a la de un accidente aéreo. Comisión técnica independiente, informe solvente y mejora del manual de procedimientos. Por eso necesitamos los procedimientos y reglamentos técnicos del futuro y no del pasado. Aquellos que vislumbre el Operador del Sistema como los que puedan permitir un sistema eléctrico 100% renovable.
El sistema eléctrico es muy complejo y su lógica de funcionamiento está sometida a múltiples factores que incluyen el conjunto del sistema eléctrico europeo. Sean cuales sean las conclusiones del informe técnico, resulta indudable la necesidad de reforzar las interconexiones, incorporar almacenamiento y que las renovables provean servicios de estabilidad. Francia no puede seguir retardando la autorización de los proyectos de interconexión a través de los Pirineos. Las plantas tendrán que disponer de los sistemas internos de almacenamiento y de grid forming y deberá ser exigido por los procedimientos del Operador del Sistema.
Como dice Javier Peña (Hope!) la respuesta al apagón no es renunciar al predominio de las renovables sino todo lo contrario: más renovables combinadas con almacenamiento como ya ocurre, por ejemplo, en Dinamarca, que desde 2006 ha reducido un 25% su consumo de energía y transitado de un mix eléctrico basado en un 79% en gas, carbón y petróleo a uno donde las renovables representan más del 87%; la eólica y la solar, el 67%. Como resultado, 55% de reducción de emisiones. O seguir los progresos en puntos tan dispares como California, Australia del Sur o Alemania, que no consumen más carbón, aunque hayan cerrado nucleares.
Y el sistema eléctrico ibérico forma parte asimismo de este selecto club, y podemos estar orgullosos de ello. La generación base del sistema ibérico es ya eólica y fotovoltaica. Estas tecnologías son las más económicas, mientras que la hidroeléctrica cumple un papel fundamental de regulación y estabilización del sistema junto al almacenamiento, el cual está creciendo de forma espectacular en el mundo y aún lo hará en mayor grado en los próximos años. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se fija como objetivo una potencia de almacenamiento de 22,5 GW para 2030, y hay que esforzarse por conseguirlo en el plazo más breve posible.
Tenemos confianza en los logros que la humanidad está alcanzando para sustituir los combustibles fósiles por formas de energía menos dañinas para el medio y los equilibrios naturales con una mezcla de cambios técnicos, políticos y sociales. Las renovables no son la única solución global a largo plazo; también hay que reducir el consumo, electrificar y cambiar cientos de procesos. Pero no hay ninguna justificación para no incrementar y optimizar el uso de las renovables urgentemente renunciando al uso de los combustibles fósiles lo más rápido posible. Sostener lo contrario es faltar al rigor científico. Es desinformar. Es pavimentar el desastre.