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Me acuerdo que me lo contó en el coche mientras íbamos a buscar a su bebé a la escuela infantil: “El ginecólogo me dijo que tuviera un hijo, así te lo cuento, cuando fui a consultarle por unos dolores de regla insoportables. Tenía un calambre del pecho a la rodilla que no te imaginas y me dice que tenga un niño”. Le daba la risa –mi amiga es una de las personas que conozco con más gracia contando historias– aunque en ese momento le dieron ganas de llorar. Hablaba de la primera vez en su vida que había ido a una consulta ginecológica. Tenía 27 años.
Estas historias salen a puñados entre mujeres cuando te sientas a hablar un ratito. El agotamiento que produce intentar buscar soluciones en el sistema sanitario al dolor crónico (sucede una vez al mes) relacionado con la regla. Un estudio reciente, impulsado por el CSIC, ha preguntado a casi 3.500 mujeres sobre esto. Aunque el 70,9% experimenta molestias todos o casi todos los meses, una de cada cinco de ellas asegura que nunca ha recibido atención ginecológica.
Por un lado, nos han enseñado que el hecho de que duela, como le pasaba a nuestras madres y a nuestras abuelas, es normal. Esa es una primera barrera cultural. Cuando ya se hace insoportable y decides ir a tu médico o médica de familia en busca de algún remedio o de alguna explicación a lo que pasa (o las dos cosas), se levanta la otra barrera.
“Factores como el sobrepeso, los antecedentes de ansiedad o simplemente el hecho de ser mujer afectan negativamente a la credibilidad de las pacientes en consulta. Esta desigualdad conocida como gender pain gap, que describe la tendencia del sistema sanitario a subestimar o infratratar el dolor en las mujeres, contribuye a la desconfianza y fomenta que muchas mujeres recurran a soluciones no médicas o abandonen la búsqueda de ayuda”, asegura una de las investigadoras que ha trabajado en este estudio, Sara Sánchez-López.
Además hay otra cosa: la dismenorrea (el dolor de regla) está muy poco estudiada. La evidencia científica es limitada así que muchas veces los sanitarios dan palos de ciego si estamos en el mejor escenario: que se pongan a buscar que pasa. En el peor, antiinflamatorio y vuelve si te encuentras peor. Algo bastante habitual es que la solución sea la píldora anticonceptiva. Es efectiva para reducir dolores, pero si se manda de manera estandarizada puede estar escondiendo algunos problemas.
La endometriosis es la patología vinculada al dolor que más se ha estudiado. Se sabe, sin embargo, que hay mujeres con dolor sin tenerla. Tarda muchos años en diagnosticarse porque el crecimiento del tejido endometrial en otras zonas –la base física de la patología y lo que genera el dolor– no es fácil de identificar en pruebas diagnósticas hasta que no se ha expandido lo suficiente y a veces requiere otras pruebas más allá de una ecografía, como un TAC o una resonancia magnética. En fin, todo complicaciones.
Al final, las mujeres empezamos a peregrinar de profesional en profesional hasta que damos con algo que nos funciona. Buscamos mil soluciones: ¿y si es la dieta? ¿y si es el suelo pélvico? ¿y si pasa algo con el sueño? El dolor menstrual incapacitante no es normal y se debe estudiar qué lo provoca, dice el ginecólogo Francisco Carmona, al frente del servicio en el hospital Clínic. Puede ser endometriosis (de hecho es lo más frecuente), pero también pólipos o miomas.
Leo vuestros desahogos, si os apetece.
La jefa de la unidad de enfermedades emergentes y zoonosis de la OMS, Maria Van Kerkhove, y otros miembros del Órgano Intergubernamental de Negociación (INB).
Mientras estabas a otras cosas…
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¿Cómo envejece la sangre? Unos investigadores han descubierto un ‘código de barras’ que es capaz de medirlo. Los hallazgos se han publicado en Nature.
Parece autocuidado, pero es lo mismo de siempre
Lo que hasta ahora se llamaba ‘operación bikini’, ahora es el summer glow up. Vamos, lo de siempre: una transformación drástica para llegar “preparada” a la época de verano. En redes como TikTok afloran tutoriales con que comparten la promesa de pulirse y brillar con cuidados faciales, exfoliación, cardio, ayunos, drenajes linfáticos y frases motivacionales.
La presión estética que siempre ha habido sobre las mujeres ahora se media por el concepto de salud. Y ahí estamos en una línea jorobada, porque hacer ejercicio y comer bien claro que es saludable. “Es un lavado de cara para seguir presionando principalmente a las mujeres a que tengan cuerpos normativos, validando un tipo de cuerpo que es difícil de conseguir. Ahora, basándonos en proponernos cambios como reto, pero al final con el objetivo de ‘perder esos kilitos de más”, analiza la psicóloga Marta Evelio Aparicio.
Ayer fue el Día Mundial contra el Melanoma. Y nada, que te protejas del sol, porfa🧴⛱️
Pasa un bonito fin de semana,
Sofía