La Cueva Pintada de Gáldar, la obra más sobresaliente del arte rupestre del Archipiélago, refleja que “la organización social indígena de Gran Canaria era la más compleja de Canarias”
Capítulo 1 – El arte rupestre en Gran Canaria dibuja cuatro horizontes temporales durante los más de mil años de la cultura indígena
Capítulo 2 – La escritura líbico-bereber desapareció en Gran Canaria cinco siglos antes de la Conquista del Archipiélago
La presencia de manifestaciones rupestres al aire libre, grabadas en paneles de roca, es común en todas las islas de Canarias, además, con semejanzas en la tipología y en la técnica de elaboración. Lo que no es en absoluto común es la pintura. El arte rupestre pintado, que tiene su máximo esplendor en la Cueva Pintada de Gáldar con sus motivos geométricos cromáticos, es un patrimonio exclusivo de Gran Canaria, aunque en La Palma se descubrió en 2017 una extraña figura, aún por descifrar, dibujada con trazos negros. En esta última entrega dedicada a los petroglifos indígenas del Archipiélago, la pintura es la protagonista. Estas manifestaciones pictóricas surgen a partir del siglo X, según el arqueólogo Pedro Sosa, autor de la investigación más exhaustiva e innovadora jamás realizada en las Islas, en la que por primera vez se establece un marco cronológico del arte rupestre, como vimos en el capítulo 1. Pero, ¿por qué solo en Gran Canaria hay pinturas?
“Esa pregunta es compleja porque en otras islas hay óxido férrico igual que en Gran Canaria”, reflexiona el experto Pedro Sosa que argumenta que para afinar la respuesta “tendría que conocer mejor los contextos arqueológicos de esas islas”. Lo que sí tiene claro este arqueólogo de la piedra es que “la pintura es algo que surge de manera aislada en Gran Canaria, lo que demuestra que las culturas insulares, que tienen una misma base de su bagaje norteafricano, van transformándose a lo largo de los siglos”. Empero, “Gran Canaria tiene más nivel de desarrollo y particularidad con respecto al resto del Archipiélago, no solo lo vemos en arte rupestre, también en la arquitectura de las casas o en los exclusivos graneros colectivos”. De hecho, añade, “la pintura marca el inicio, desde los primeros antropomorfos pintados, a otra forma de lenguaje y expresiones gráficas, cuyo culmen se encuentra en el geometrismo de las pinturas parietales y de las cerámicas. Ese nivel de mayor cambio cultural con respecto al resto de islas”, sentencia el doctor Sosa, “creo que es la clave para responder a su pregunta”.
Nona Perera, la arqueóloga que más ha investigado las manifestaciones rupestres de las dos islas orientales del Archipiélago, pone el acento en los lugares de procedencia de la población indígena: “Son tribus diferentes y se expresan en el territorio”. Para Perera, la pregunta que planteamos se podría extrapolar a otros aspectos de la cultura material que nos legaron los aborígenes. “¿Por qué el alfabeto líbico-latino [el origen latino de ese alfabeto está descartado por expertos latinistas porque afirman que no es latín las letras grabadas, por eso otros autores prefieren denominarlo líbico-canario] sólo está en Fuerteventura y Lanzarote? ¿Por qué los grabados geométricos curvilíneos, de espirales, son exclusivos de La Palma? Cada isla tiene particularidades que no se repiten en otras. Y lo mismo podemos reflexionar más allá del ámbito rupestre”, por ejemplo, añade la doctora Perera, “las pintaderas y los ídolos sólo están en Gran Canaria, mientras que las placas son de Lanzarote y Fuerteventura”.
El doctor Jorge Onrubia, director principal de la tesis doctoral de Pedro Sosa, aporta otro punto de vista: “Para empezar, habría que estar seguro de que esa ausencia en otras islas es real. En el caso de pinturas al aire libre, no puede descartarse en modo alguno la existencia de problemas de conservación que dificulten su registro y contemplación hasta hacerla imposible. No hay que olvidar”, apunta, “que la inmensa mayoría de las pinturas rupestres indígenas de Gran Canaria han sido localizadas en el interior de profundos abrigos naturales o de cuevas artificiales”. En definitiva, “es a partir de esta constatación, y no antes, cuando podríamos empezar a especular con las causas de esta aparente disimetría”.
Detalle del friso de las pinturas de la Cueva Pintada, el yacimiento de arte rupestre más importante de Canarias.
En esta consulta de expertos no puede faltar la opinión de José Ignacio Sáenz, director del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada. “Gran Canaria es la única cultura que utiliza el color a pesar de que el almagre -el elemento con el que se pinta- es una arcilla volcánica que se encuentra en el resto del Archipiélago, pero por alguna razón, las formas decorativas pintadas no se desarrollaron como en Gran Canaria”. El arqueólogo recuerda que “no solo se pintan las cuevas, también las casas, los suelos de las casas, las cerámicas, los ídolos, alguna pintadera…” Las crónicas, añade Sanz, “también hablan de que se pintan el propio cuerpo, seguramente para actos rituales”.
Por otro lado, considera el director de Cueva Pintada, “está claro que la sociedad grancanaria es, desde el punto de vista de organización social, la más compleja de Canarias y esa complejidad social se refleja también en poblados mucho más grandes y complejos desde el punto de vista del diseño de urbanismo”.
Opiniones al margen sobre por qué la pintura de los antiguos canarios solo se plasmó en Gran Canaria, Pedro Sosa recuerda en su investigación doctoral -Historias en la roca. Documentación integral y estudio del arte rupestre al aire libre de la isla de Gran Canaria- que “la pintura está presente en un repertorio de yacimientos arqueológicos y de materiales isleños”. Cueva Pintada es la obra cumbre del arte rupestre preeuropeo, pero hay otras pinturas relevantes, como las figuras antropomorfas pintadas de almagre de la cueva de Majada Alta, en la vertiente sur de las cumbres de Gran Canaria, o en los yacimientos del Roque Bentayga (Tejeda), Cubas (Telde) o Morros de Ávila, en el municipio de Agüimes.
Figuras humanas pintadas en almagre, en el yacimiento de Majada Alta. El sol ilumina una parte de la cueva y ha decolorado algunas figuras (izquierda).
La tesis doctoral de Narciso Hernández Rodríguez –El color en las manifestaciones de los antiguos habitantes de las Islas Canarias: las cuevas pintadas de la isla de Gran Canaria-, recuerda Sosa en su investigación doctoral, “nos habla que la pintura se aplicaba sobre distintos tipos de soportes, como las pieles de las personas, el enrubiado del cabello, la artesanía del barro (cerámicas, pintaderas, ídolos, cuentas y colgantes), soportes de origen vegetal (tejidos y fibras trenzadas, varas, bordones y rodelas), soportes de origen animal (tamarcos, faldellines, vendas de piel, tehuetes, odres y envolturas funerarias), las casas y las cuevas”.
Análisis de los pigmentos
La investigación de Sosa también ha profundizado en el análisis de los componentes de las pinturas. “La metodología aplicada para la caracterización de los pigmentos se ha realizado a través de una sofisticada computadora que permite aplicar espectrometría de fluorescencia de rayos X por dispersión de energía”. Realizada por especialistas de las universidades de Castilla-La Mancha y de la Complutense de Madrid, este sofisticado análisis le ha permitido certificar que “los motivos rupestres son de factura indígena, no falsificaciones”. También, describir “los distintos componentes de las pinturas y las similitudes de composición de las figuras pintadas al aire libre o en abrigos naturales [como las figuras antropomorfas de la foto superior] y las pinturas en el interior de cuevas”. La espectrometría la aplicó Sosa, junto a su codirector de tesis Jorge Onrubia, en pinturas de media docena de yacimientos. El arqueólogo ha ido más lejos y ha determinado algunas de las zonas de extracción del almagre gracias al análisis de los compuestos físico-químicos de las pinturas“.
El yacimiento de Morros de Ávila es un conjunto de dos cuevas artificiales de grandes dimensiones que están unidas. En una de las paredes de esta doble cámara “se encuentran, sobre un fondo pintado de almagre rojo, varios triángulos invertidos de color blanco”. Estas figuras geométricas, muy similares a las grabadas en cuevas de las Montañas Sagradas del centro de la Isla, son interpretadas como triángulos púbicos realizados a modo de culto a la fertilidad.
El prestigioso prehistoriador francés Jean Pierre Duhard –falleció en abril de 2022- visitó Gran Canaria en el marco de las IV Jornadas de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña, celebradas en mayo de 2016. Afirmó, tal como recogió Europa Press, que “la representación del triángulo púbico convierte a la Isla en el rincón del mundo con más grabados de este tipo, añadiendo que ni siquiera la supera Francia, donde hay 240 del paleolítico superior en los abrigos rocosos de Blanchard, Castanet o Cellier”. La cueva de Los Candiles, en uno de los riscos que circundan la Caldera de Tejeda, alberga 344 vulvas grabadas del techo al suelo en las cuatro paredes de esta cueva artificial de planta rectangular.
Interior de una de las dos cuevas artificiales de Morros de Ávila, en la que se aprecian triángulos invertidos blancos sobre la pared pintada de almagre.
Las dos cámaras policromadas de Morros de Ávila, uno de los yacimientos que visitamos para la realización de este reportaje, están aisladas en la cima de una montaña. No hay ningún poblado aborigen ni graneros para almacenar alimentos en la zona; por ello, el arqueólogo está convencido de que “fue un lugar emblemático para prácticas cultuales o ritos mágicos-religiosos de aquella sociedad”.
Antigüedad de las pinturas
Como informamos en la primera entrega de esta trilogía [ver enlace bajo el titular de este reportaje], gracias a la sofisticada metodología aplicada, Sosa ha podido clasificar los petroglifos de Gran Canaria en cuatro horizontes temporales. El último, a partir de los siglos X y XI, lo denomina Agáldar –topónimo guanche del actual municipio de Gáldar- porque ahí está la cámara policromada más sobresaliente del arte rupestre de los primeros habitantes de las Islas Canarias.
Las investigaciones financiadas por el Cabildo de Gran Canaria, titular del yacimiento Museo Parque Arqueológico Cueva Pintada, establecen que “estuvo en uso entre los siglos XI y XIII”. Para la realización de los estudios de las dataciones, como refleja el portal Biblioteca Universitaria de la ULPGC, “se tomaron del interior de la cueva muestras muy pequeñas, de apenas unos miligramos de peso, de maderas quemadas procedentes de los morteros con los que, en su día, fueron acondicionadas las paredes de toba. La tercera muestra, que sin duda es la más fiable al haber sido obtenida de un carbón de la familia de las lauráceas, a la que pertenecen especies menos longevas que el pino, se remonta al período 1049 dC.-1257 dC., de ahí esas fechas situadas entre los siglos XI y XIII” de la era común.
Las investigaciones realizadas por Sosa, unidas a los estudios de dataciones realizados por otros equipos profesionales, permiten al arqueólogo establecer que el uso de la pintura en las manifestaciones rupestres geométricas de Gran Canaria se inició en el siglo XI, mientras que los antropomorfos pintados de Majada Alta pertenecen al tercer horizonte temporal –Agüimes 2- y fueron realizados en torno al siglo X.
El arqueólogo Pedro Sosa, en el interior de la cámara principal de Morros de Ávila, cuevas artificiales labradas por los indígenas de uso religioso, según todos los indicios.
La tesis doctoral de Pedro Sosa, que ha inspirado a Canarias Ahora y elDiario.es para la realización de esta trilogía que culmina con este reportaje, ha sido cofinanciada por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno autónomo y por el Fondo Social Europeo. Una vez concluida esta investigación de ocho años sobre las manifestaciones rupestres al aire libre, el arqueólogo y el doctor Onrubia tienen el proyecto de realizar otra investigación “del arte rupestre en el interior de las cuevas labradas por los indígenas”, pero para ello, “es necesario formar un equipo multidisciplinar”, bajo el paraguas de las universidades públicas de Canarias y de otras peninsulares y el apoyo financiero del Gobierno autónomo. La ciencia y la investigación arqueológica, como hemos visto en los últimos años y que hemos contado en las páginas de este periódico, continúa avanzando. Y desde este periódico, lo iremos contando.