El hallazgo de dos anillos de hace dos mil años refleja las conexiones por los Pirineos a través de una calzada romana

Para los historiadores el descubrimiento refuerza la idea de que los Pirineos eran un punto de conexión importante entre la Península Ibérica y otras regiones del Imperio Romano

El hallazgo de dos anillos de oro muy similares en dos yacimientos romanos distintos y separados entre sí por 40 kilómetros y los Pirineos han permitido “reforzar” la idea de que existía una comunicación fluida entre la Península Ibérica y el resto de regiones del Imperio Romano a través de la calzada ITER XXXIV, que comunicaba la Península con la actual Francia.

Han sido investigadores de la Sociedad de Ciencias Aranazadi los que han descubierto en el yacimiento de Donazaharre, en Saint-Jean- Le-Vieux (Francia), la pieza de casi dos mil años de antigüedad y que es casi idéntica a otra encontrada en 2018 en el yacimiento de Zaldua, en la localidad navarra de Burguete. Los dos anillos, además del parecido, tienen en común que han sido localizados en zonas muy próximas a la calzada romana que unía las dos vertientes pirenaicas. En los últimos años, en el entorno de esta calzada se han documentado otros descubrimientos como las termas de Artzi, los miliarios de Zandueta y Mugarriluze, el yacimiento romano de Zaldua, las fíbulas y monedas del barranco de Luzaide – Valcarlos son algunos ejemplos de los últimos descubrimientos localizados en estos valles.

“Encontrar dos piezas tan similares a ambos lados de los Pirineos constata que en época romana las poblaciones estaban completamente conectadas con el comercio del resto del Imperio”, destaca la doctora en Ciencias de la Antigüedad y directora de los yacimientos de Zaldua y Donazaharre, Ohiane Mendizabal, que añade que muestra de ello es el hecho de que los anillos, que eran fabricados en talleres de orfebrería del Imperio, hayan llegado hasta una zona “periférica” como son los Pirineos. “Siendo Zaldua un lugar periférico, que está a 900 metros de altitud, alejado y en la montaña, con todas las trabas que ello supone, hallazgos como el de este anillo demuestran la llegada de materiales de otras regiones, lo que nos dice que existía la mezcla de personas, culturas, lenguas u objetos”, apostilla.

También refleja la importancia que tenía esta calzada romana para la “integración” de los pueblos del Imperio pese a que la cultura romana “priorizaba las vías fluviales y la comunicación por mar”, según la doctora en Ciencias de la Antigüedad. “Era una autopista de la época, la gente al atravesarla paraba en las localidades a dormir y había intercambios. Era la entrada y salida que comunicaba el norte de la Península con el resto del Imperio”, añade.

El oro de los Pirineos

Si bien los anillos son muy similares (de oro y con una piedra azul en el centro con un grabado) y han sido datados por los especialistas en la misma época, también tienen diferencias. El que ha sido hallado más recientemente, en verano de 2024 en el yacimiento de Donazaharre tiene grabada la figura de un soldado, que está de pie y con una espada y un escudo. En cambio, el descubierto en 2018 en el yacimiento de Zaldua tiene representada a la diosa Fortuna, que aparece con un timón y un cuerno con espigas de trigo que representan la riqueza y la prosperidad. Según la arqueóloga especialista en metales Fanny Larre las dos son representaciones “comunes” de esa época romana, si bien, en el caso de la del soldado es de las primeras que se ha encontrado al sur de los Pirineos. Existen otros anillos similares localizados al norte de la antigua Galia, en la zona de la actual Borgoña.

Otra diferencia entre las dos piezas es el estilo del grabado. Según apunta la arqueóloga Fanny Larre, el material empleado para el anillo descubierto en Zaldua es más “robusto” y la silueta está “más marcada” que la del soldado grabado en el anillo encontrado en Donazaharre, que es más “fluida y simplificada”.

Si bien no se puede conocer a quién pertenecían estas joyas, ni tampoco si eran de gente de la zona o de otras regiones y que estaban de paso, los investigadores apuntan a que se tratarían de personas de la élite romana por la calidad de los materiales. Además, indican que el tamaño de la circunferencia es pequeño por lo que “no cabrían en cualquier dedo”.

Proyecto Pirenaeus

El hallazgo de estas dos piezas se enmarca dentro del proyecto transfronterizo Pirenaeus, que surgió a partir de los primeros descubrimientos en torno a esta calzada romana para “tejer” una red de municipios a ambos lados de los Pirineos en los que investigar y tratar de localizar nuevos yacimientos romanos.

Así, la Sociedad de Ciencias Aranzadi comenzó en 2024 una excavación en el yacimiento de Donazaharre, en Saint-Jean- Le-Vieux (Francia), que ya había sido descubierto en la década de 1960. La nueva prospección consiguió identificar un nuevo edificio que no se había visto en la excavación anterior y en la que dos voluntarios que se encontraban limpiando un pavimento encontraron el anillo de oro que ha permitido, mediante su comparación con el hallado en Navarra en 2018, constatar el uso de la calzada romana como vía de conexión entre las regiones a ambos lados de los Pirineos.