La Plaza del Ayuntamiento de Pamplona jamás había estado tan atestada de gente. Aquella tarde del 14 de abril, la voz de Mariano Sáez Morilla se irguió sobre las demás: “¡Navarros! ¡Pamploneses! Hoy es un día grande para España. En Madrid y en todos los pueblos y ciudades españolas se ha proclamado la República con un entusiasmo delirante, como lo hacemos en este momento nosotros”, comenzó su corto e histórico discurso. A este maestro de maestros, que siempre defendió la educación pública y la separación entre Iglesia y Estado, no le quedaban ni seis años de vida. Tras el inicio de la Guerra Civil, los carlistas lo asesinaron en Navarra. Su cuerpo sigue todavía desaparecido.