A primera vista, en mitad del estropicio que Donald Trump está provocando tanto dentro como fuera de casa desde su regreso a la Casa Blanca, podría parecer que la OTAN tiene los días contados. El vínculo transatlántico, que determina desde hace décadas que Washington es el garante último de la seguridad de los aliados europeos de la Alianza Atlántica, pasa por uno de sus momentos más difíciles. Mientras tanto, los miembros de la Unión Europea (23 de ellos son también miembros de la OTAN) no han logrado dotarse de los medios necesarios para adquirir una autonomía estratégica que solo existe en el papel como aspiración futura.