Errol Musk agita una de las teorías tránsfobas de la conspiración de la extrema derecha más repetidas por los ultras
Trump pone el mundo patas arriba
“¿Michelle Obama es un hombre?”. “¡Por supuesto! ¿No lo sabías?”. El padre del magnate de la tecnología Elon Musk, Errol Musk, se encargó de iluminar a su entrevistador sobre algo que, considera “obvio”: que el expresidente de EEUU, Barack Obama, “es queer”. Y que su mujer, Michelle, es “un hombre que se viste como una mujer”. “Puedes mirarlo en Internet”, añadió entre risas.
Ahora, con su hijo incendiando la nueva administración de Donald Trump, Musk senior ha decidido dar una entrevista al canal ‘Wide Awake Podcast’ en la que presume de su relación con Netanyahu, a quien describe como un “amigo de la familia” y del que asegura que dijo que Elon era el “presidente de facto de EEUU”.
En realidad, nada nuevo bajo el sol ultra. La extrema derecha lleva años apuntando su transfobia contra las esposas de los presidentes progresistas. En España tenemos el caso de la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, que también ha sido diana de estos bulos. Lo mismo sucedió con Brigitte Macron, como en su momento contó Maldita.es.
En el caso de Begoña Gómez, denunció a una de las principales promulgadoras del bulo por injurias y calumnias, la agitadora ultra Pilar Baselga, que calló ante el juez y rechazó explicar sus declaraciones.
Pero ese no es el único bulo (o fake news, como repetía una y otra vez Trump) que ha lanzado durante la entrevista. Eso sí, siempre con sus muletillas: “Probablemente no lo sepas”. “Todo el mundo lo sabe”, que el entrevistador asumía sonriente.
“Los Clinton han matado a más de 100 personas”, lanzaba. Tampoco es algo que se haya inventado, sino que se trata de otra teoría de la conspiración conocida en EEUU como el Clinton Body Count y que hace referencia al expresidente Bill Clinton y su exmujer, Hillary Clinton. “Por favor, llevadme ante la Corte”, añadía en tono irónico una y otra vez.
Incluso tuvo tiempo para explicar el saludo con el brazo en alto de su hijo durante la investidura de Trump. “¿Fue un saludo nazi?” “No, no. Fueron los nervios”.