Tras la venta de unos lingotes, la Fiscalía investiga el posible origen fraudulento del dinero con el que la exabadesa ha anunciado la compra de un terreno en Covadonga y el alquiler del primer «restaurante de clausura en Arriondas»
Los últimos ‘negocios’ de las clarisas cismáticas de Belorado: un falso seminario, más chocolates y ‘apadrina una gallina’
Nueve meses después, el cisma de Belorado parece haberse convertido en un duro parto para la Iglesia, y para las propias monjas excomulgadas, que buscan salidas de lo más hilarantes a su deteriorada situación económica. En algunos casos, incluso, rayando lo delictivo.
Esto parece ocurrir en el caso de los lingotes de oro que la Guardia Civil mantiene bajo custodia después de que se descubriera que la exabadesa, Laura García de Viedma, había vendido 1,73 kg a una tienda especializada por 130.000 euros, y los hechos fueran denunciados por el Arzobispado de Burgos al considerar que el lingote, en todo caso, pertenecía a la comunidad religiosa. –y, por lo tanto, como el resto de bienes, debía ser gestionado por la autoridad dependiente del Vaticano, y no por una particular-.
Tal y como adelantó Diario de Burgos, el Juzgado de Briviesca (el mismo que tramita el proceso de desahucio contra las ex clarisas) mantiene abiertas las diligencias previas por la compraventa de oro a nombre de la exabadesa. Actualmente, “se están practicando acciones de investigación” para determinar la procedencia de los lingotes de oro, a raíz de la intervención de control administrativo de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Burgos, tal y como confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
El oficio policial se refiere a la venta de 1,73 kilos de oro valorados en unos 130.000 euros y en él se afirma, según la información facilitada por el Arzobispado, que García de Viedma “ha actuado, de hecho, como administradora de los bienes del Monasterio”, y se pide a la empresa compradora que “se abstenga de realizar cualquier actuación con los bienes adquiridos hasta que se acredite el legítimo dominio de esta persona sobre los objetos señalados”. Desde la comisión gestora aseguran que en su poder obran siete facturas de compraventa de oro en julio y agosto de 2020 por un valor que supera los 250.000 euros –195.686 euros del Monasterio de Belorado y 56.480 del de Derio–.
Las exmonjas, por su parte, se defienden. En varios vídeos publicados por el jefe de prensa de Belorado, Francisco Canals, se achaca a la pandemia, la subida de precios motivada por la guerra de Ucrania, y hasta la quiebra del Banco Popular como las razones por las que, en 2020, decidieron sacar el dinero de varios fondos de inversión y depósitos en distintos bancos, y comprar oro, que ahora pretenden usar para pagar el alquiler de un restaurante en Arriondas, que se convertirá, según afirman, en el primer restaurante ‘de clausura’ del mundo, así como para financiar los pagos de otro terreno de 7.000 metros cuadrados en Covadonga, que se destinarán al cuidado de animales.
Tres de las hermanas se habrían trasladado ya a Asturias, abandonando Belorado, en una curiosa “fundación” de la que participa el que algunos consideran ya como el tercer obispo de Belorado. El valenciano Rafael Cloquell, que “de manera temporal” sustituye al brasileño Rodrigo da Silva, quien al parecer habría regresado a su país después del fracasado intento de compra de un poblado abandonado en la provincia de Burgos, para el que intentaron recaudar fondos entre sus seguidores.
“Se las trata como si fueran piratas del Caribe”, explica en uno de los vídeos Francisco Canals, antes de dar paso a la exabadesa, quien denuncia el “interés explícito” en que trascienda la inversión en oro. La exreligiosa, anteriormente conocida como sor Isabel, justifica la compra de oro como “una operación de prudencia”. Una decisión que se tomó durante la “hecatombe económica” que trajo en 2020 la pandemia, y especialmente con el cierre de la casa rural de Derio. “Dejamos de poder trabajar y tener ingresos. Se restringieron mucho las ventas, se dispararon los precios”, recuerda García de Viedma, que añade que “con la guerra de Ucrania se llevó a culmen los precios del chocolate y los frutos secos”.
En esa tesitura, subraya la excomulgada, “revisamos que una hermana que tenía dinero en acciones del Banco Popular, perdió en un instante, con la venta del Banco por un euro, absolutamente todo, más de 120.000 euros”. Otras acciones de la comunidad, en este caso en el BBVA, “bajaban y bajaban, y no estábamos para perder dinero”.
Por ello, la comunidad “tomó la decisión de sacar de los bancos los fondos, las acciones, y con ese dinero comprar oro, que nos parecía un metal muy estable”. Canals explica posteriormente que se trata de un total de 250.000 euros, “un colchón de cara al futuro”. Recientemente, lo utilizaron “para pagar deudas inmediatas, para el cuidado de las cinco monjas mayores de Belorado, para pagar ese alquiler de 1.600 euros en el restaurante de Arriondas, y para pagar a plazos el terreno de 7.000 metros cuadrados cercanos”.
Con todo, persiste una duda. Si los fondos eran de la comunidad, ¿por qué fueron retirados e ingresados en otra cuenta, a nombre de Laura García de Viedma? El jefe de prensa de Belorado asegura que se trata de “algo completamente lícito” pues, añade, “el oro tiene que ser cobrado por una persona física”. Algo que no parece coincidir con lo que cree la Policía, ni el Juzgado de Briviesca, y que no casa con la ‘situación de vulnerabilidad’ declarada por los Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León sobre las monjas cismáticas.
De hecho, estiman fuentes de la investigación, resulta cuando menos curioso que se pretenda paralizar el desahucio de las monjas por ser vulnerables cuando a la vez están comprando terrenos y alquilando un restaurante en otra comunidad autónoma. Además de la posible comisión de un delito de alzamiento de bienes, que se suma al hecho de que, durante casi tres años, la comunidad siguió cobrando la pensión de una religiosa muerta en 2022.
Rafael Cloquell, en el restaurante de Arriondas
Un nuevo obispo fake
Sobre el nuevo obispo, poco se sabe, salvo que ya ha celebrado misa con las exreligiosas en el restaurante de Arriondas. Desde Belorado se afirma que Cloquell “fue ordenado obispo con el voto de tres comunidades” y “conjuntamente por el obispo Hesson (norteamericano) y el doctor Oravec (jesuita de la Iglesia del Silencio) en la capilla de Kals Rue [sic], en Alemania, en 1996”.
“Durante muchos años desarrolló su labor en Alemania y sirvió a centros tradicionalistas”, afirman los responsables de comunicación de las exclarisas, que añaden que “Cloquell es como un misionero, administra sacramentos, confirmaciones y, si hace falta, ordena a alguien para ser sacerdote”.
“Yo soy amigo de la comunidad y hago todo lo que haga falta por ellas”, señala Cloquell en un video difundido por el jefe de prensa de las exclarisas, “porque ellas buscan al Señor de verdad y porque están atacadas injustamente”. “Yo vengo a ayudar a lo que haga falta”.
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