Proliferan los focos tóxicos y los EEUU de Trump muestran ya consecuencias indeseables. En España tenemos uno preferente: el Madrid de Ayuso. Sus tentáculos incluyen los hilos que mueve y los que la mueven a ella. Ese nudo gordiano que la protege. Y al bocazas de su asesor Rodríguez. Está claro que sobran ambos
Si algo nos enseña la realidad, con más precisión estos días, es que mantener sin limpiar los focos tóxicos lleva a consecuencias indeseables masivas. Mucho se ha dejado sin hacer para que los ciudadanos de Estados Unidos hayan elegido presidente a Donald Trump, que avisó de sus intenciones devastadoras de la democracia y de todo orden racional a poco que se quisiera ver. Y es que es tanta o más putrefacción la que se ha permitido dejar crecer en el seno de una sociedad capaz de elegir a ese sujeto para que les represente y encima estar encantados con lo que están perpetrando él y su equipo. De momento. Hasta que les lleguen las consecuencias. Lo terrible es que no solo sucede allí: proliferan los focos tóxicos.
A este punto constatamos que intentan estafarnos por teléfono, por email, a través de algunos medios informativos y desde la política sucia. Pero también millones de personas se timan a sí mismas para fastidiarnos duramente a los demás.
En España tenemos un foco tóxico preferente: el Madrid de Ayuso. Se irradia a todo su entorno y tiene, por supuesto, consecuencias en la Comunidad e incluso en el conjunto de España, a través del partido al que pertenece, que no anda precisamente escaso de ese problema. La Valencia de Mazón es otro foco tóxico, desde luego, pero sus mentiras y las 227 víctimas mortales que acompañan su gestión de la DANA están muy lejos de los 7.291 ancianos muertos bajo el Protocolo de la Vergüenza en la pandemia en Madrid, y esto es solo para abrir boca de una cadena de muy lamentables hechos. En el centro: Isabel Díaz Ayuso, sus querencias peligrosas, sus tentáculos que incluyen los hilos que mueve y los que la mueven a ella.
El episodio más reciente ha sido, precisamente, el ataque a las familias de los ancianos muertos en las residencias. Ha corrido a cargo de su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Pero es todo un armazón, cada vez más pétreo, que lleva a la Comunidad de Madrid, por boca de su consejero de Presidencia, Miguel Ángel García Martín, y solo al día siguiente del fiasco del otro asesor, a “reiterar que quienes han intentado ”retorcer el dolor“ con las residencias se han llevado ”varapalos“ judiciales”. Presumir de esta anomalía es flagrante. Solo el papel jugado por la Fiscal Superior de Madrid ya es digno de estudio. Es lo que hizo el periodista Manuel Rico. Le formuló a Almudena Lastra 38 preguntas esenciales que no contestó siquiera. Ahí estaba todo el meollo. El fiscal general del Estado ha confirmado hoy que hay 91 causas abierta por las mueres en las residencias, un tercio de ellas en Madrid. El caso está a punto de prescribir, pasados cinco años de los hechos.
La pandemia fue el gran trampolín para éxito político de Ayuso. Mientras gozaba de uno de sus áticos de preferencia, los ancianos enfermos de las residencias a su cargo -que no tenían seguro privado- morían sin asistencia médica, asfixiados y solos como no se han cansado de relatar sus familias y muchas de sus cuidadoras y hasta Médicos Sin Fronteras. El programa de Jordi Évole este domingo volvió a mostrar una parte del dolor que todavía padecen muchos familiares -pendientes de la resolución de sus denuncias, además-. Y M.A.R tuvo el cuajo de escribir en X: “Comprobaremos cuántas veces los visitaban en un año”, con ese desprecio atroz y lleno de insidia. Esto era ir aún más allá de negar que “la primera señora” no fuese familia real. Cuando lo era, directa: su madre fue la fallecida. Además de esa miserable culpabilización de las víctimas está otro tema ¿Cómo tiene acceso a los datos personales de los madrileños? Es ilegal.
Al preguntarle este martes un periodista de la Cadena SER, Miguel Ángel Rodríguez ha vuelto a atacar a las víctimas, con similar chulería. Ni dimisiones, ni reuniones, ni pedir perdón; ni él, ni Ayuso. “Llevan años llamando ‘asesina’ a Ayuso”, ha dicho. Sí, cinco años, desde que sucedieron los hechos. Y es que hay gente muy rara que lleva mal saber la desalmada forma en la que murieron sus padres o madres -en algunos casos ambos progenitores,- sin darles la oportunidad de una asistencia médica. Y en lugar de afrontarlo, enfurruñarse como una niña pequeña a la que acusan de una fechoría siendo la diosa del Olimpo para los suyos. Está claro que sobran ambos: Ayuso y Rodríguez
Dimisión. Expulsión. La del asesor bocazas la piden entre otros las Mareas de Residencias. Cosa que difícilmente sucederá por “lo mucho que debe saber” el sujeto, que es una técnica que el Partido Popular español parece compartir con la tradición de las mafias. Además de la absoluta sintonía ente la presidenta y su jefe de gabinete, incluso en su falta de la mínima empatía con las víctimas. Incluso en no asumir ni siquiera la responsabilidad del trágico resultado de su gestión, al margen de cuáles fueron los criterios que la motivaran, que es mucho dejar al margen. Un juez que ha archivado la muerte de ancianos en dos residencias reprochó a Ayuso su “discutible” protocolo, argumentando que quizás no valoró sus consecuencias. Sus consecuencias fueron, entre otras, muchas muertes probablemente evitables, como demostraron los resultados de quienes sí tuvieron tratamiento hospitalario.
Los ciudadanos deben tener la obligación de informarse con rigor y exigir responsabilidades, deben saber de su compromiso con el resto de la comunidad. Ya, es una utopía. Tiempos aquellos en los que la ignorancia no eximía de culpa, ni siquiera ante la ley.
Ayuso se catapultó al éxito dejando abiertas las terrazas durante la pandemia en la Comunidad de Madrid, liderando en Europa el aumento de la mortalidad. Múltiples estudios así lo atestiguaron. Sus medios trucaron datos internacionales y hasta la situaron en el papel de Dolorosa. Sus medios… porque reciben cuantiosas subvenciones en “publicidad institucional”, de nuestro dinero público. Es el foco tóxico.
El problema es que ese nudo gordiano protege a Ayuso. Y lo que es aún más tremendo: a su novio. Acusado de dos delitos fiscales de alta cuantía y otro de falsedad documental, lleva un año sin declarar en el juzgado porque no suele venirle bien, y se ha permitido denunciar al Fiscal General del Estado por una supuesta revelación de secretos en un email al que los medios de la trama dan infinita mayor importancia que a los delitos del maromo de Ayuso (MAROMO, según la RAE: novio o amante de aspecto chulesco). La periodista Ana Pardo de Vera apunta a él, a Alberto Rodríguez Amador, alias “Quirón”, como fuente de la divulgación. Y, mientras el juez Hurtado sigue impertérrito sabiendo cuanto sabe, Ignacio Escolar asegura que no fue el Fiscal el autor del email.
Pero Hurtado confía en la palabra de Miguel Ángel Rodríguez. No necesita ni ver su móvil, tras haber asaltado la Fiscalía y haberse hecho con las comunicaciones de diez años de este poder esencial del Estado. Unos datos que entregó a las partes, incluida la ultraderecha. Se diría que algo tiene que ver el foco tóxico que irradia Ayuso en Madrid.
Está el hermano, los padres, el novio anterior, la ejecución política de Casado con la complicidad de todo el PP, las muertes en las residencias, las comidas podridas que se les siguen sirviendo así como a algunos hospitales cuyas contratas renueva, las portadas abochornantes. Madrid tiene un problema muy serio con ese foco tóxico y lo peor es que ahora sabemos adónde conducen esas infecciones en política y sociedad.
Estremece ver lo perdida que está la Unión Europea ante el asalto fascista y prepotente de Trump. Sus previstos apaños con Putin. La guerra a la que llamé -no sin quejas- de Estados Unidos y Rusia, sobre suelo ucraniano, va camino de terminar con un reparto de lo que les interesa del país entre las dos grandes potencias. Añadamos el patetismo de Zelenski que quiere embarcarnos en un ejército europeo. ¿Para luchar contra los de Estados Unidos y Rusia? De momento armarse hasta los dientes para engrosar las arcas de aquel lado. Los focos tóxicos salen carísimos.
Como justicia poética, igual como lógica sin más, Milei carga con la estafa millonaria de bitcoins fraudulentos a unos cuantos miles de sus seguidores que no nos dan ninguna pena. Y como imagen simbólica: los Estados Unidos de Trump se quedan sin huevos para el consumo -ellos, que se los desayunan fritos por pares todos los días- a causa de la gripe aviar. Precios disparados, racionamiento, mientras la epidemia avanza. El caso es que han colocado al frente de la Sanidad a un Kennedy antivacunas, anticiencia y peligroso divulgador de terroríficos bulos volcado hasta en encausar judicialmente a científicos. Ese modelo que conocemos, desgraciadamente. Hay que estar pendientes ¿Qué puede salir mal? Cualquier cosa es posible aunque no se actúe con rigor y contundencia para solucionar encrucijadas bien evidentes que sería lo deseable. Al menos una piedra para tropezar a falta de acciones programadas, rotundas y valientes.