El partido recibió una denuncia en septiembre de 2023 que acusaba al exdirigente de «manosear» a varias mujeres y dos días después Belarra oficializó su salida de la fundación con elogios y agradecimientos. La dirección tuvo conocimiento de una primera queja por comportamientos «graves» en 2016 mientras él niega cualquier abuso y pide a Podemos que explique su salida
La primera denuncia de una mujer contra Monedero llegó a la cúpula de Podemos en 2016
Juan Carlos Monedero se fue hace mucho tiempo de la dirección Podemos. Pero en realidad nunca se había ido del todo hasta esta semana, tras las informaciones de elDiario.es que revelan que el partido recibió una denuncia que lo acusaba de “incomodar y manosear” a varias mujeres. Su marcha se empezó a gestar en mayo de 2023, cuando Ione Belarra decidió relevarlo del ‘think tank’ República y Democracia, el último puesto formal que lo vinculaba con la formación. Y unos meses después incluso rompió su vínculo con Canal Red, el canal de Pablo Iglesias, junto al que hace once años, el 17 de enero de 2014, lanzó el partido en el Teatro del Barrio. “Lo apartamos cuando tuvimos testimonios”, ha afirmado este viernes la secretaria general del partido, Ione Belarra.
La secretaria general alude a septiembre de 2023. Fue entonces cuando se fraguó una salida silenciosa en un contexto complicado para el partido, meses después de las elecciones generales de 2023 y cuando las relaciones con Sumar ya empezaban a ser insostenibles dentro del grupo parlamentario. Anunció el 14 de septiembre que el partido le había pedido la renuncia para poner al frente de la fundación al exJEMAD Julio Rodríguez. Belarra, a pesar de que el partido ya tenía desde dos días antes una denuncia por escrito, le agradeció su “incansable trabajo” en un mensaje en redes.
Según han contado ambas partes, la salida de la fundación se había producido meses antes, de común acuerdo, y por motivos políticos: las diferencias entre Monedero y el partido sobre la deriva del proyecto eran públicas. El fundador ha negado cualquier abuso y nunca, hasta esta semana, supo el motivo por el que el partido dejó de convocarle a sus actos. Se enteró después de que elDiario.es revelase este jueves que dos días antes del anuncio de su salida de la fundación, la dirección de Podemos había recibido una denuncia que lo acusaba de “manoseos” a “mujeres jóvenes en entornos del partido en los que tiene acceso a ellas”.
Tras revelar este medio la existencia de esas quejas, el partido repite en público y en privado que desde entonces dejaron de llamar a Monedero a actos públicos. Según la agenda pública de Podemos, su última aparición en un mitin fue en mayo de 2023, durante la campaña para las autonómicas y municipales, en Galicia, cuatro meses antes de recibir esa queja por escrito. El exdirigente ha insistido durante los últimos días en que nunca tuvo constancia de que le hubieran apartado de los actos y de hecho se dejó ver como parte de público en la conferencia política que Podemos celebró en octubre de aquel año. También siguió participando hasta meses después en los debates del chat de Telegram del CCE, el órgano más importante entre asambleas, en el que durante muchos años ha sido un miembro invitado.
“Podemos tendrá que aclarar cosas”, dijo este viernes preguntado por dos medios de comunicación sobre si es cierto que lo apartaron en aquel momento. “A mí nunca me han comunicado nada de apartarme de la actividad, fuera de que yo llevaba tiempo fuera de todas las actividades después de algunas divergencias con la dirección. Pero he seguido haciendo cosas, aunque al margen de la dirección”, explica en respuesta a las preguntas de este diario.
La primera respuesta de la secretaria general, Ione Belarra, fue de este viernes por la mañana. “Activamos el protocolo inmediatamente que es lo que había que hacer y nos pusimos a disposición. En ese momento las víctimas deciden no continuar. A pesar de que Juan Carlos Monedero no tenía ningún cargo y era un militante de base se actuó como se actúa en cualquier caso”, dijo en declaraciones a los medios en lo que, más allá de las explicaciones sobre su gestión del caso, supuso la ruptura definitiva del partido con uno de sus fundadores.
Porque a pesar de aquella despedida pública entre elogios de Belarra a Monedero el día en el que hicieron pública su marcha de la fundación, el exdirigente siguió teniendo vínculo directo con el partido. “Es una indecencia lo que hacen. Un abrazo fuerte”, le respondió en enero de 2024 la líder de Podemos a un mensaje en X en el que Monedero denunciaba una campaña de bulos contra él.
Esta semana, en la que se ha conocido además de las quejas internas en Podemos una investigación abierta en la Universidad Complutense -donde da clases desde hace años- tras una denuncia de una alumna contra él, las respuestas del partido sobre Monedero sí consuman la ruptura de una relación que se ha alargado durante más de una década pero que en los últimos años, antes incluso de que el partido recibiera la denuncia, se había enfriado por diferencias políticas y estratégicas. Monedero nunca aprobó la estrategia de distanciamiento y reforzamiento identitario que emprendió el partido poco antes de romper definitivamente con Sumar.
La historia de Monedero y Podemos se remonta muchos años antes de la fundación del partido y empieza seguramente en los inicios de la amistad política entre Iglesias y él, primero en la universidad y después, ya en 2011 en la sociedad Producciones CMI, la empresa detrás de La Tuerka, el segundo laboratorio, en palabras del ex secretario general, para el nacimiento del partido.
Monedero estuvo en la génesis del partido, en la foto del Teatro del Barrio, en la primera ejecutiva, en las listas de Iglesias para la primera asamblea del partido y también en una primera imagen: la dimisión de un miembro del partido. Fue en abril de 2015, apenas un año después de la fundación.
“Quizá Juan Carlos no es hombre de partido, Juan Carlos es un intelectual que necesita volar y quizá formar parte de órganos de dirección de formaciones políticas no siempre es compatible con que alguien como Juan Carlos pueda desplegar las alas. Estamos de acuerdo que puede ser una figura mucho más útil tanto para Podemos como para el cambio político como para las necesarias reflexiones críticas que nos deben acompañar trabajando sin la presión y sin la losa de las responsabilidades orgánicas”, dijo Iglesias cuando anunció aquel día su marcha.
Aunque Monedero se desvinculó de los órganos no lo hizo del partido. Participaba en mítines, en los medios de comunicación y emprendió una ruta por los diferentes puntos de España donde habían surgido círculos autonómicos y locales con gente que se había acercado a Podemos en ese primer año.
Es de aquellos años la primera denuncia que, según explican varias fuentes a este diario, llegó a oídos de la dirección. Un suceso “muy grave” que había vivido una militante y en el que otra mujer también se habría visto afectada, tras un acto del partido en Catalunya. En aquel momento. La afectada contó su caso a varias personas de Podem y los hechos llegaron al Área estatal de Igualdad, que elevó el asunto “hacia arriba” para informar a la cúpula y pedir responsabilidades.
La dirección según esas fuentes comunicó entonces que si las mujeres decidían denunciar ante la policía o la justicia el partido las apoyaría, pero que no se abrió investigación alguna ni se tomó ninguna medida contra Monedero, que entonces seguía fuera de las estructuras orgánicas del partido, pero acudía a actos y contaba con la máxima confianza de Iglesias.
Tanto es así que el entonces líder del partido, después de Vistalegre II, el congreso en el que el ‘pablismo’ se hizo con el control de la dirección tras derrotar al equipo de Íñigo Errejón, comenzó a llamarlo como invitado a las reuniones del CCE.
Aquella función sui generis la consagró Ione Belarra cuando tomó los mandos del partido, en junio de 2021, tras la salida de Iglesias. En la nueva estructura de dirección creó la figura de “invitado permanente” a las reuniones del Consejo Ciudadano, un puesto en el que estuvo durante varios años y que de hecho lo mantuvo en el chat de Telegram creado para ese órgano hasta al menos finales de 2023, meses después de la denuncia.
Tras la Cuarta Asamblea Ciudadana, la dirección de Podemos también decidió colocar a Monedero al frente del Instituto 25M, que más tarde cambiaría de nombre al Instituto República y Democracia, donde estaría hasta el 19 de mayo de 2023, en plena campaña de las municipales y autonómicas marcadas por las tensas negociaciones que Sumar y Podemos mantenían para una posible candidatura de unidad en las generales. Ya entonces, Monedero, que nunca aprobó la decisión de Iglesias de dejar el liderazgo del espacio en manos de Yolanda Díaz de aquella manera, defendía, sin embargo, la importancia de la unidad mientras que la dirección, enfrentada a la vicepresidenta segunda, mostraba ostensibles reticencias.
La unidad se acabó sellando en un acuerdo in extremis para las elecciones del 23J y seguramente espoleada por el giro inesperado de Sánchez, que adelantó los comicios apenas un día después de las autonómicas y municipales y dejó a las izquierdas con el pie cambiado y con poco margen de maniobra. Pero las grietas entre ambas partes se mantendrían hasta la ruptura final en diciembre que Monedero entendía pero no compartía, como expresó públicamente por medio de diferentes altavoces, en entrevistas en medios y tribunas de opinión.
El 12 de septiembre de aquel año, la Secretaría de Feminismos de Podemos recibió un mail de una mujer que denunciaba a Monedero por “incomodar y manosear” a varias mujeres en entornos del partido. La dirección del partido comunicó a aquella denunciante que ponía el caso en conocimiento de la Comisión de Garantías del partido. Dos días después, el exdirigente publicó un tuit en el que anunciaba que abandonaba la fundación de común acuerdo con Belarra. La secretaria general le agradeció el trabajo: “Seguimos peleando juntos”.
Monedero siguió en el chat del CCE al menos unos meses más aunque paulatinamente sus relaciones con la dirección y con el propio Iglesias se habían enrarecido a cuenta de esas diferencias estratégicas, aunque el exdirigente siempre ha mostrado lealtad al partido que ayudó a fundar. En los últimos días ha afirmado que todas estas denuncias tienen el objetivo de dañar a Podemos. “Y qué casualidad que ahora que se han terminado todos los juicios infames, otra vez a la carga. Y justo cuando Podemos está subiendo en las encuestas, que no sé si tendrá que ver, pero me temo que sí”, dijo el miércoles en su canal de Telegram tras la publicación de unos audios que hablaban de un supuesto acoso a mujeres por su parte.
Hacía mucho tiempo que el exdirigente ya no estaba en la primera línea de la política, pero su ruptura con Podemos supone la caída del último de los fundadores que presentaron Mover Ficha en el Teatro del Barrio. Y tan solo unos meses después de que otra de las personas más importantes de la historia del partido, Íñigo Errejón, renunciase a todos sus cargos en Sumar y abandonase la vida política envuelto también en un escándalo por denuncias de violencia sexual que sigue investigando un juzgado de Madrid.