En Asturias hay más de 100.000 casas vacías, según los últimos datos del INE, y la mayoría están en los concejos rurales del interior de la región. ¿Por qué es tan difícil alquilar en el medio rural asturiano?
Alquila Ho!: la campaña asturiana que apela a los sentimientos de quienes no quieren ver morir sus pueblos
La conversación con Estefanía González es sincera. Es la alcaldesa de Villayón, uno de los concejos del interior de Asturias donde la despoblación aprieta y mucho. Reconoce que, como regidora, animaba a sus vecinos a alquilar sus casas, cuando ella misma era reacia a hacerlo con la suya. “Tantos recuerdos, esa sensación de desvincularte de las raíces, el temor a quién vendrá a meterse dentro, si se adaptará bien al pueblo, si te la cuidará…”.
Así comienza nuestra charla con ella para encontrar las razones que expliquen las razones por los que es tan difícil alquilar en el medio rural asturiano.
Explica esta regidora que son varios los motivos que echan para atrás a los propietarios de casas en la zona rural asturiana a la hora de ponerlas en alquiler. Un problema de primer orden en Asturias, ya que hay demanda para vivir en los pueblos, pero falta oferta.
Estefanía González vivió con su marido durante años en Brañúas, en la que era la casa de sus suegros y que, años más tarde, ellos la heredaron. “Aunque no era mi lugar de nacimiento aquella casa estaba cargada de recuerdos, allí vivimos años muy buenos. Por una parte, me invadía la pena pensando en quién se podría meter a vivir allí…”, relata González.
Un tiempo después, ella y su marido se fueron a vivir a su propia casa y allí cuidaron de sus suegros hasta el día que faltaron, su hogar de Brañúas se quedó con todas las fotos familiares colocadas en las repisas, pero sin nadie que respirase por los pasillos.
Y entonces, Estefanía le dijo a su marido que era hora de alquilar, porque más allá del sentimiento de pertenencia, estaba la sensación de que una casa sin gente dentro deja de ser hogar para ser un simple montón de piedras con un tejado encima.
Una casa está viva cuando alguien la habita. Pienso que mi testimonio puede ayudar a otras personas a cambiar de opinión
“Una casa está viva cuando alguien la habita. Se dio la casualidad de que instalaron aquí un parque eólico y había unos guardias de seguridad que no encontraban alojamiento para quedarse. Eran gente muy maja, nos dieron confianza y nos animamos a alquilar. Estuvieron más de dos años y no hubo ningún problema. Después, un familiar nuestro nos dijo que había una pareja que huía del calor de Valencia y les alquilamos a ellos. Ahora vive un chico de Madrid que quiso venirse al pueblo”, relata.
Estefanía González sabe que cuesta mucho tomar la decisión de alquilar, pero anima a la gente a hacerlo, porque la Asturias rural necesita gente si quiere mantenerse viva. “Pienso que quizás mi testimonio pueda ayudar a otras personas a cambiar de opinión”, explica.
En Villayón, justo se acaba de anunciar que el albergue de Arbón, uno de los pueblos de este municipio, se va a rehabilitar y a acondicionar para convertirlo en dos casas que se van a alquilar. “Vamos a hacer dos viviendas muy guapas. La realidad de los pueblos no tiene nada que ver con las ciudades, los factores por los que la gente es reacia a alquilar aquí son múltiples, pero lo importante es generar confianza para que la gente vea que no pasa nada, lo importante es decidir bien a quien se alquila”, matiza.
Las razones por las que los propietarios de casas en la zona rural no alquilan son varias. La misma opinión de Estefanía la defiende Verónica Bermúdez, técnica del proyecto Volver al Pueblo, una plataforma para fomentar el asentamiento y la fijación de la población en el medio rural. Ella actúa como mediadora cuando alguien quiere vivir en una casa de la comarca noroccidental de Asturias.
“No es un trabajo en balde, es muy necesario. Cuando llega gente de fuera necesitan sentirse arropados, hay que generar confianza para que quieran quedarse. Les asesoramos en todo, desde dónde tienen proveedores para comprar los materiales si necesitan hacer una obra en casa, hasta la hora de paso del pescadero y del panadero, qué días hay mercado y también les ponemos en contacto con otra gente con la que compartan un similar proyecto vital”, relata Bermúdez.
Más allá del sentimiento de duda que te inunda al estar alquilando el hogar que fue la casa en la que uno se crio, hay otros factores que paralizan el alquiler en la zona rural. Uno de ellos son las herencias, la mayoría de las casas pasan a manos de varios propietarios una vez fallecen los padres y “mucha gente se ve metida en una labor tediosa, con papeleos y sin asesoramiento. Unos no quieren comprar y otros no quieren vender, con lo que en muchas ocasiones las casas acaban derruidas”, asegura Verónica Bermúdez.
Tenemos que buscar a gente que quiera de verdad estar aquí y que sepan de verdad lo que es un pueblo. La prueba de fuego es pasar aquí un invierno, cuando ves que el lunes se levanta nublado, y el martes y el miércoles…
Otro factor es la falta de confianza sobre las personas que arriendan. “Tenemos que buscar a gente que quiera de verdad estar aquí y que sepan de verdad lo que es un pueblo. Yo siempre les digo que para estar convencidos hay que olvidarse de la imagen bucólica que ofrecen las aldeas. La prueba de fuego es pasar aquí un invierno, cuando ves que el lunes se levanta nublado el día, y el martes y el miércoles…”, explica la alcaldesa de Villayón.
Precisamente en hacer esa selección trabaja Verónica Bermúdez, que entrevista a todas las personas interesadas e indaga en sus aspiraciones antes de poner en contacto al arrendador y al arrendatario. “No vamos a decir que toda la gente se queda porque no es verdad, pero sí la mayoría. Lo que ocurre es que cuando alguien se va siempre genera mucho revuelo.
Nosotros hacemos una labor esencial, porque no te vamos a meter en casa al primero que llega, vamos a garantizar que quienes arriendan tienen capacidad de pagar, ganas de vivir en el medio rural y de asentarse“, concreta Bermúdez, que cree primordial que se cree un servicio de asesoramiento para los propietarios. ”Una oficina que les valore cuánto tienen que invertir para poner la casa en las condiciones necesarias si la quieren alquilar y que les ayude con las gestiones de la herencia“, señala.
La propuesta de Bermúdez ya se lleva a cabo en otras zonas del país, como es el caso de Somontano alquila, en Huesca, donde se ha creado una bolsa de alquiler de vivienda pública y privada en los municipios rurales para facilitar la llegada de nuevos pobladores al territorio. Lo que hacen es identificar viviendas vacías o en desuso que podrían ser habitadas y establecen contacto entre propietarios y posibles arrendatarios, se ayuda a los propietarios con las gestiones de las herencias y se hace una labor de concienciación vecinal para perder el miedo a alquilar.
“Hace años la gente pensaba que nuestro trabajo no tenía sentido, que éramos unos alternativos, pero ahora ya hay empresas que nos llaman porque buscan trabajadores y saben que esa gente entra en contacto con nosotros. La realidad es que ahora mismo nos faltan casas para albergar a mucha gente que quiere vivir y trabajar aquí”, dice Bermúdez.
En Asturias, según el último censo elaborado a este respecto por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2021, existen del orden de 100.000 viviendas vacías, la mayoría de ellas están en la zona rural. Pero hay más, porque el criterio que marca el INE es el consumo de kilovatios en la vivienda, pero ese análisis solo aplica en poblaciones de más de mil habitantes, y en el Occidente la mayoría de los pueblos están por debajo de los mil. Es el caso de Brañúas.
Verónica Bermúdez, técnica de Volver al Pueblo, en Boal
Marcos Niños, director general de Reto Demográfico en Asturias y natural de Santalla de Oscos, uno de los concejos menos poblados de Asturias, refrenda los argumentos de Verónica y Estefanía. “La gente marchó del mundo rural y las casas se quedaron vacías, muchos herederos consideran que no merece la pena invertir en unas casas que, a su juicio, no tienen el valor económico suficiente. También existe el temor de la gente mayor a alquilar, si te van a tratar bien la casa…
Otra de las claves es que muchas viviendas requieren de una reforma o una reparación importante y la mayoría de las viviendas del medio rural son muy grandes, lo que exige una inversión que en muchas ocasiones superan las posibilidades de los propietarios. “Parece mentira que en una comunidad como la nuestra con tantísimas viviendas vacías falten casas en alquiler, pero así es…”, señala Niño.
Estefanía González sabe que en poco tiempo su casa de Brañúas necesitará de una reforma del tejado que rondará los cuarenta mil euros. “El valor emocional que le damos a cada casa es personal, sé que es complicado tomar la decisión de alquilar, pero tenemos que hacerlo si queremos que la Asturias rural no se muera”, concreta.
El año pasado trece familias de fuera se asentaron en la zona rural del noroccidente de Asturias, una se marchó. Estefanía González decidió un día alquilar su casa, tenía miedo y lo hizo con miedo. El sentimiento de ver a gente de fuera en su casa era una incertidumbre dolorosa, pero más lo era el silencio atronador de las paredes de piedra de las miles de casas que están vacías en los pueblos de Asturias… el invierno eterno que se instala entre las paredes vacías da más miedo que ninguna otra emoción. Un frío que solo se puede vencer con el calor humano.