Ellen David, sindicalista: “Estados Unidos lleva años perfeccionando una limpieza social y Trump la va a culminar”

Tras más de medio siglo dedicada a luchar por los derechos de los trabajadores, esta activista reconoce que el retorno del magnate a la Casa Blanca inicia una crisis política sin precedentes

Así pueden disparar la desinformación los recortes de Trump

Ellen David Friedman (Nueva York, 1952) lleva más de medio siglo dedicando su vida a la lucha sindical. “Las he visto de todos los colores”, reconoce esta mujer, que llegó a trabajar 10 años en China. Pero asegura que nunca ha visto tanto “miedo y desconcierto” como ahora, después de que Donald Trump haya regresado a la Casa Blanca.

A pesar de que a sus casi 73 años ya está jubilada, está al frente de Labor Notes, un proyecto de comunicación y coordinación para sindicalistas de todo el país, una herramienta que considera “indispensable” tras el mandato del magnate que, asegura, pone en riesgo los “pocos derechos sociales que quedan”. Visita Barcelona invitada por la CGT en el marco de unas jornadas para prevenir el ascenso de la extrema derecha en el trabajo.

¿Cuáles son sus primeras sensaciones tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca?

Toda persona con la que he hablado está asustada, aterrorizada, enfadada, ansiosa, deprimida y furiosa. Tengo casi 73 años, he seguido la política toda mi vida y nunca he visto reacciones tan intensas ante un cambio como ahora.

Luego están las personas que le apoyan, que creen que van a salir ganando. Piensan que los precios van a bajar, pero están equivocados, porque el proteccionismo y los aranceles se traducirán en mucha inflación. Luego también los hay que creen que su vida va a mejorar con la expulsión de los trabajadores migrantes, pero verán que se equivocan cuando los deporten.

Los migrantes son la principal fuerza de trabajo en sectores como el agrícola. ¿Puede sobrevivir Estados Unidos sin esa mano de obra?

Rotundamente no. Además, no se trata solo de las personas que vayan a ser expulsadas, sino también de todas las que ahora miran hacia nuestro país y piensan que no quieren venir porque es peligroso. Es una decisión terrible, porque un Estado necesita de diversos tipos de trabajadores para sostenerse, no sólo de aquellos que vengan con visas tecnológicas. Sobre todo cuando ya vamos cortos de trabajadores. Si esto sigue adelante, nuestra economía se va a derrumbar lentamente.

¿Cree que Trump puede rectificar sus deportaciones ante la evidencia de falta de trabajadores?

Nadie sabe lo que hará, es inestable e imprevisible. Hace poco, durante esos días en los que amenazaba con establecer más aranceles, criticó públicamente un acuerdo comercial con Canadá y se puso como un loco preguntando “¿Quién firmó esto?”. Sorpresa: fue él.

Trump es un convicto, misógino, violador, mentiroso compulsivo. Un psicópata inconsistente. Pero eso no importa para mucha gente porque, de alguna manera, es la imagen de la fuerza

El perfil de votante de Trump es de un hombre blanco, de mediana edad y clase obrera. De hecho, los Republicanos han conquistado sectores que siempre habían sido demócratas, como los camioneros. ¿Por qué los trabajadores se están volviendo más conservadores?

Durante los últimos 50 años, el neoliberalismo ha reorganizado la política y la economía en base a los intereses de las élites. Para ello, han sido muy agresivos contra cualquier forma de organización. Han atacado los sindicatos, los partidos y asociaciones. Todo, mientras la vida de los trabajadores empeoraba mucho: la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado, los precios y el alquiler han subido y los sueldos se han estancado.

Así que la gente busca una explicación. Históricamente se podía buscar a un sindicato, una asociación comunitaria o un partido político, pero si estas opciones han sido debilitadas o destruidas, a la gente sólo le queda la angustia y la frustración. Si nadie puede hacer nada, necesitas un protector, una fuerza poderosa que arregle las cosas.

Pero Trump…

¡Lo sé! Es un convicto, misógino, un violador, mentiroso compulsivo. Un psicópata increíblemente inconsistente. Pero eso no importa para mucha gente porque, de alguna manera, es la imagen de la fuerza. Y da respuesta a una desesperación que la democracia no puede subsanar. De hecho, y en parte, la gente no está equivocada cuando dice que la democracia no ha funcionado, porque no aborda los problemas reales de la gente.


La sindicalista Ellen David Friedman alerta sobre las consecuencias del retorno de Donald Trump a la Casa Blanca

¿Y la inflación que traerá su política de aranceles sí ayudará a mejorar la vida de la población?

No. Estamos ya en una crisis de desigualdad que está llevando a mucha gente al límite, obligándola a hacer cualquier cosa para sobrevivir. Y esa supervivencia se está criminalizando, tal como se muestra por el hecho de que se esté invirtiendo en equipos militares para las policías locales en lugar de apostar por ayudas públicas.

Se está escondiendo la pobreza en lugar de combatirla. Un ejemplo: antes de la final de la Super Bowl, Nueva Orleans gastó dos millones de dólares en un operativo para arrestar a las personas sin hogar que estuvieran cerca del estadio. He vivido en China 10 años y conozco bien estas políticas criminalizadoras de la pobreza y de la protesta.

Estados Unidos lleva años perfeccionando una limpieza social y Trump la va a culminar. La vida se va a volver intolerable

Pero la protesta ya está criminalizada en Estados Unidos. Hace menos de un año se detuvieron a 300 estudiantes en una manifestación de apoyo a Palestina. Y eso fue durante el gobierno de Biden.

Totalmente. Cualquiera es susceptible de ser detenido, de acabar con cargos o de ser despedido. Estados Unidos lleva años perfeccionando una limpieza social y Trump la va a culminar. La vida se va a volver intolerable y es posible que esto dé alas a las organizaciones criminales. Crecerán los mercados negros, la economía en B y los sindicatos del crimen acabarán haciéndose con el control de los sistemas agrícolas y la gestión de basuras.

Usted estuvo 10 años en China, un país caracterizado por su proteccionismo. ¿Aprendió algo allí que pueda ser útil ahora?

Que se puede fortalecer el proteccionismo desde la dominación económica, pero es algo que países como Estados Unidos no se pueden permitir. Además, China empezó este proceso mucho antes de que fuéramos una economía global totalmente integrada.

Hace veinte años estábamos en plena transición industrial y muchas corporaciones occidentales invertían en China porque ofrecía precios competitivos gracias a lo mal que paga a sus trabajadores. Así se fue transmitiendo el conocimiento industrial y ahora podemos ver los resultados. Su capacidad industrial es excelente y muy rápida y solo va a hacer que beneficiarse del tiempo que Estados Unidos mantenga sus aranceles.

Usted ha trabajado, sobre todo, en el sector educativo. Históricamente, cuando los republicanos han estado en el poder, los servicios públicos han recibido muchos menos fondos. ¿Pueden resistir a un nuevo recorte?

Lo dudo. Están terriblemente amenazados. Sobre todo porque estamos viendo un fortalecimiento de las escuelas concertadas que está ahogando a las públicas. A esto hay que sumarle la supresión de la libertad académica y de palabra: se están prohibiendo libros de texto y se está amonestando a profesores que no se alinean a esta censura. Es difícil que lo poco que queda de los servicios públicos sobreviva a Trump.

Aun así, creo que la educación es el sector más proclive a construir una resistencia democrática. Los profesores están conectados a los niños, a las familias y a las comunidades. Tienen un espíritu de propósito social. Es uno de los sectores más organizados de Estados Unidos.

Después de las elecciones, nada de lo decidido ha seguido los procedimientos legales

Mencionaba antes el derecho a la protesta y quería preguntarle sobre la posibilidad de que el Departamento de Eficiencia Gubernamental, dirigido por Elon Musk, absorba el Departamento de Trabajo. Se han llevado a cabo manifestaciones de trabajadores que temen que esta operación pueda dar al magnate acceso a denuncias por acoso laboral y filiaciones sindicales. ¿Comparte ese miedo?

Absolutamente. Creo que es justo decir que, sin duda, es una acción del neoliberalismo para tomar el poder estatal ilegalmente. Si Elon Musk está en el Gobierno no es porque fuera sometido a ningún proceso de elección, sino porque Trump lo ha dispuesto así. Después de las elecciones, nada de lo decidido ha seguido los procedimientos legales. Tampoco esta operación de absorción, que la Corte Suprema ya ha dicho que debía detenerse. Pero no está pasando.

Va a suponer la destrucción total de los derechos de los trabajadores, que ya estaban muy débiles después de 40 años de neoliberalismo. Sobre todo porque los sindicatos pueden verse revocados de su condición de agente social. Y todo esto puede acabar muy mal, hasta con enfrentamientos armados en las calles.

¿Qué han hecho mal los sindicatos en Estados Unidos para haber llegado a esta situación?

Durante toda mi vida adulta he trabajado para sindicatos y siempre he sido muy crítica. A diferencia de lo que sucede en otros países con más tradición anarquista, en Estados Unidos los sindicatos, con honrosas excepciones, han aceptado que tienen un pacto con el capital. Que su trabajo es llegar a acuerdos con él, no desafiarle. Y la única manera de cambiar eso es democratizarlos.

Si conseguimos que los mismos afiliados puedan llegar a dirigir el sindicato, tendrán muchos más militantes dispuestos a luchar por sus necesidades. Y me hace muy feliz decir que este proceso empezó, poco a poco, hace una década. Porque ahora lo necesitamos más que nunca.