La obediencia de Moreno a Feijóo arriesga 19.000 millones para Andalucía, la región más beneficiada con la quita de deuda

Andalucía arrastra una deuda pública de 39.637 millones de euros que la Junta considera «asumible» porque financia con fondos públicos y privados. El Gobierno le condonará 18.791 millones, pero está por ver si el PP lo acepta

Montero anuncia que el Estado asumirá 83.252 millones de deuda de “todas” las comunidades autónomas

María Jesús Montero salió el domingo del 15º Congreso Regional del PSOE andaluz proclamando el principio de la “cuenta atrás” del Gobierno de Juan Manuel Moreno, conjurándose para ganarle las elecciones en 2026, acusándole de “no hacer ná de ná”, de falta de ambición, de no tener proyecto ni haber exprimido las competencias que le otorga el Estatuto andaluz.

Un golpe directo, que además envolvió de principio a fin con los colores de la blanca y verde, consciente de que este lunes arrancaba la semana del 28 de febrero (28F), día de Andalucía, y el PSOE está volcado en recuperar la hegemonía del andalucismo que le arrebató el PP al instalarse en el Palacio de San Telmo.

Menos de 24 horas después, Montero compareció en el Ministerio de Hacienda para anunciar la condonación de la deuda de las comunidades autónomas de régimen general, de las que Andalucía será la más beneficiada: 18.791 millones de euros, el 47% de su deuda (39.637,6 millones), unos 1.700 millones más que Cataluña.

La vicepresidenta primera del Gobierno explicó que había elegido este lunes para hacer un anuncio de tal calado, nada más clausurar el Congreso de los socialistas andaluces, porque el próximo miércoles está convocado el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde formalizará la propuesta de quita de deuda a todas las comunidades.

En el Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, se retrasó la comparecencia de la portavoz y consejera de Hacienda, Carolina España, prevista para anunciar los nombres de los Hijos Predilectos y las Medallas de Andalucía, máximo galardón que entrega el Ejecutivo autonómico en la gala del 28F.

Se solapó su rueda de prensa con la de la ministra, tardaron en preparar una respuesta y, entre las 13.00 horas de la tarde y las 20.21 de la noche, la Junta dio hasta tres versiones de su rechazo a la oferta de Montero, ninguna definitiva. Andalucía pide el dinero, pero no el envoltorio. Es una “oferta trampa”. “Son migajas que Andalucía no acepta por dignidad”. “Es un traje a medida para Cataluña”. “Reclamamos a Montero 36.000 millones de financiación”. “Que los 36.000 millones no se interpreten como una petición formal, sino como una declaración política”.

Los de Moreno pasaron del desconcierto al cabreo. Feijóo anunció que todos los barones del PP darían un portazo a la quita. La Junta anunció que a partir de ahora los Consejos de Gobierno se pasarán del martes al miércoles, para evitar solaparse con los anuncios que de Montero en los Consejos de Ministros de los martes, y para solaparse con las comparecencias de los grupos de la oposición en el Parlamento (los miércoles). La carrera electoral hasta 2026 ha empezado con un sprint trepidante.

El PP andaluz acusa a su futura rival en las urnas de usar el Ministerio de Hacienda para “hacer electoralismo” y aterrizar en el 28F con “una bolsa de dinero”, escondiendo que la quita de deuda es una “cesión” del PSOE a sus socios independentistas catalanes, y que “Andalucía no lo necesita, porque sabe gestionar”.

En los Presupuestos Andaluces de 2024 recortaron un 25% la partida destinada a pagar la deuda pública, a la vez que los ingresos tributarios caían un 22%, como consecuencia de las continuas rebajas de impuestos autonómicos que viene promocionando Moreno desde que llegó a la presidencia. Está por ver cómo evoluciona en las próximas horas, días y semanas ese “Andalucía no necesita una condonación”, que le quitaría de encima casi la mitad de su deuda pública y los intereses que esta arrastra.

Contra la senda de déficit

En el discurso oficial, el Gobierno de la Junta esgrime que su deuda pública es “asumible y manejable”, que el endeudamiento de Andalucía está por debajo de la media de las comunidades, que no recurre al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), porque su situación no es tan crítica como otras regiones, que puede negociar la financiación de sus números con los mercados privados, aunque también recurra a los fondos de ayuda del Estado…

Andalucía es la tercera comunidad con mayor volumen de deuda, aunque no en relación al PIB. El 75% de esa deuda (25.409 millones) es con el Estado, a través de mecanismos de financiación pública, y el resto es deuda con entidades bancarias.

Pero es cierto que los números avalan la tesis de la Junta, que permitiría a los de Moreno dar un portazo a la condonación de la deuda que ofrece Montero, y seguir manteniendo que con estos 83.000 millones de euros que el Gobierno de Pedro Sánchez reparte entre todos, sólo trata de tapar sus pactos bilaterales con el independentismo y los “privilegios” para Cataluña.

El presidente andaluz ya se sumó, como el resto de barones del PP, a la estrategia que trazó la dirección nacional de su partido cuando votó contra la senda de déficit en el Congreso y contra el primer decreto ómnibus que contenía la actualización de las entregas a cuenta. Aquello borró del presupuesto andaluz 1.800 millones de euros.

Montero ha repetido este lunes tres veces que no entendería que una comunidad -en clara referencia a los gobiernos del PP- rechazara el dinero de la quita de deuda que permite financiar mejor sus servicios públicos: la sanidad, la educación, la dependencia… “Esto es voluntario. Cuando se apruebe la ley, si alguien no quiere que se condone su deuda, que no se preocupe, no es obligatorio. Pero yo creo que los ciudadanos no lo entenderían”, ha asegurado.

Los de Moreno vuelven a verse cercados en esa encrucijada entre lo que le interesa a su Gobierno en Andalucía y lo que necesita su partido en España. Esta vez es más complicado, porque cualquier decisión que adopten puede beneficiar políticamente a Montero, nueva líder del PSOE-A, a quien los populares están dispuestos a cañonear desde el minuto uno.

Es difícil cuadrar ese círculo: Moreno no quiere la quita, pero quiere el dinero. El pasado noviembre, el presidente andaluz desdeñó la oferta de condonación del Ministerio de Hacienda, a la vez que le exigió una cifra muy concreta 17.800 millones de euros (algo inferior a la quita que hoy ha ofertado Montero). La consejera de Hacienda, Carolina España, dijo entonces en una entrevista en ABC que la Junta no tendría “ningún problema” en aceptar ese dinero en concepto de quita de deuda, “si es para todas las comunidades”.

Ese montante se calculó haciendo una “equivalencia” con la quita pactada entre PSOE y ERC para Cataluña: “Los 16.300 millones de euros para Cataluña equivalen a una condonación de 2.099 euros por habitante, según el último dato del censo de Cataluña publicado en el Instituto Nacional de Estadística. De ahí salen los 17.800 millones que reclama Andalucía, según también el último dato del censo de Andalucía publicado por el INE”, explicaron desde la Consejería de Hacienda.

La reclamación de un modelo

En el entorno del presidente andaluz no han ocultado el nerviosismo que les provoca el relevo en la cúpula del socialismo andaluz, la llegada de un “huracán político” como la vicepresidenta del Gobierno para alterar la calma chicha de las encuestas en Andalucía, que siguen atornillando la mayoría absoluta del PP. “Sería muy raro pasar de la mayoría absoluta a perder las elecciones”, dijo la semana pasada Moreno, como quien habla consigo mismo.

La condonación de deuda pública beneficiará a todas las comunidades de régimen común que quieran adherirse a este sistema, basado en un cálculo complejo que tiene en cuenta, sobre todo, el peso poblacional. La cifra que se cerró para Cataluña representaba un 20% de su deuda total.

Ese 20% no es extrapolable al resto de comunidades porque, de ser así, el beneficio sería muy inferior para algunas regiones que no arrastran una deuda tan abultada como la Generalitat (en torno a 85.000 millones de euros). Montero y sus técnicos han diseñado un cálculo ‘a la carta’ para cada región, separando la parte de deuda vinculada al “impacto negativo del ciclo económico”, esto es la crisis financiera de 2012 que golpeó a todas las administraciones públicas, y la parte de deuda relacionada con la mala gestión en el gasto público.

No se trata este de un debate meramente matemático ni de financiación. Moreno seguirá reclamando al Gobierno un modelo más justo en el reparto de fondos del Estado, los 1.500 millones de deuda anual con Andalucía por la dilatada infrafinanciación estructural que padece, y toda la bancada del Gobierno autonómico y del PP andaluz seguirá centrando sus esfuerzos en minar la imagen de Montero, acusándola de “traicionar” a los andaluces y privilegiar a los catalanes.

El anuncio de la ministra ha revolucionado la semana del 28F y, probablemente, obligará al presidente Moreno a rehacer el discurso que tenía previsto dar en la gala del próximo viernes. Montero está gobernando para España, pero el movimiento de hoy demuestra que es muy consciente de su papel en Andalucía, de su doble condición de ministra de Hacienda, negociadora con los socios nacionalistas e independentistas de legislatura, y secretaria general del PSOE andaluz, a un año y medio de las próximas elecciones autonómicas.

En 2018, cuando el PP llega al poder, la deuda pública de Andalucía era de 35.439 millones. En los seis años de Gobierno de Moreno, el endeudamiento ha crecido en términos absolutos unos 3.000 millones de euros, aunque en relación al PIB, el porcentaje ha mejorado dos puntos (del 22,1% al 20,2%).

La deuda andaluza representa el 11,5% del conjunto nacional, supone 4.473 euros por habitante -frente a los 11.139 euros en Cataluña-, sólo por detrás de Canarias y Asturias.