Un testigo declaró ante la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja que «sobre las 20.30 llamaron al 112 pero no les atendían», según indica el sumario de la causa al que ha tenido acceso elDiario.es
La jueza considera que el mensaje de alerta masivo a los móviles el día de la DANA era “errado en su contenido”
La jueza de la DANA lleva semanas tomando declaración a los familiares de las víctimas de la catastrófica DANA del pasado 29 de octubre. Se trata de relatos de los hechos terribles que constan en el sumario que investiga la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, al que ha tenido acceso elDiario.es. La magistrada considera que la alerta masiva a los móviles enviada por la Generalitat Valenciana fue “tardía” y con un mensaje “erróneo” (no pedía que la población se refugiara en altura) y destaca que muchas de las víctimas, de edad avanzada, fallecieron en viviendas situadas en plantas bajas. Es lo que han declarado decenas de familiares de víctimas mortales de la barrancada, cuya identidad este periódico omite. Una mujer de Sedaví que perdió a su hermana afirmó: “Todo ocurrió antes de que llegara la alarma de alerta, nadie sabía nada”. La testigo también incidió en que “tenían que haber avisado de que la gente subiera en alto”. El cuerpo de su hermana permaneció tres días en el interior de su vivienda, hasta que se procedió al levantamiento del cadáver.
La esposa de otro fallecido de Benetússer, padre de dos hijos que bajó a sacar su vehículo del garaje, también declaró que “cuando llegó la alarma de aviso al móvil, su marido ya no estaba”. El hombre consiguió sacar su vehículo del garaje, pero la fuerza del agua lo arrastró y lo metió en otro aparcamiento desde donde “los vecinos le oían gritar auxilio durante 40 minutos”.
Muchos de los familiares relataron a la jueza instructora los últimos momentos con vida de sus seres queridos de avanzada edad, fallecidos en las plantas bajas donde residían a tenor de la falta de avisos de la Generalitat Valenciana. Una vecina de Catarroja relató ante la jueza que su madre, que vivía en una planta baja de la localidad, le advirtió antes de que llegara la alerta a los móviles que empezaba a entrar agua. Cuando trataron de llegar a casa de la mujer, ya era imposible acceder a pesar de los reiterados intentos: “Los coches hacían de barrera y la declarante no podía pasar”.
En la última llamada, la madre le dijo: “Me voy a morir ahogada”. Cuando, ya de madrugada, consiguió acceder a la vivienda, solo “quedaba agua y lodo”. Al día siguiente, un vecino le contó que la madre, que usaba un andador, “solo hacía que decir, socorro, socorro, que me ahogo”. Los vecinos “no podían bajar” al deslunado con rejas en el que quedó atrapada la mujer: “La oían gritar y pedir ayuda”.
Otra testigo relató ante la Guardia Civil el fallecimiento de su madre, de 91 años y residente en Catarroja. La anciana permanecía en su vivienda (una planta baja) con su cuidadora cuando empezó a entrar el agua tras el desbordamiento del barranco del Poyo. Minutos después, la cuidadora llamó a la hija “para pedir auxilio”. “Le dijo gritando que su madre se había ahogado y que ella se iba a ahogar también si no se ponía a salvo”, reza la declaración ante la magistrada.
A partir de las 05.00 de la madrugada del miércoles 30 de octubre, la testigo pudo acceder a casa de la nonagenaria, acompañada por su marido, “y allí vieron que su madre había fallecido ahogada e intentaron ayudar” a la cuidadora, que permanecía refugiada en la terraza. El 31 de octubre, el equipo forense procedió al levantamiento del cuerpo de la fallecida y a su traslado al Instituto de Medicina Legal de València.
Voluntarios limpian una casa afectada por la DANA en Massanassa, Valencia
Un hombre de nacionalidad china, residente en Massanassa, contó a la jueza que sobre las 19.45 del pasado 29 de octubre, a pesar de que no llovía en la localidad, empezó a entrar agua en la tienda que regentaba con su madre. Una furgoneta quedó empotrada en la entrada del establecimiento y lograron subieron al capó. Madre e hijo se quedaron en el techo de la furgoneta agarrados a una rejilla metálica de la tienda. “Pero el agua venía con más fuerza y la furgoneta se movió y se fue, quedándose ellos enganchados con las manos de la rejilla, pero su madre aguantó un par de segundos como mucho”, relató.
La mujer no sabía nadar y al soltarse de la rejilla, el hijo consiguió agarrarla de las axilas para intentar llegar a un bar cercano con una ventana. Sin embargo, al llegar a la ventana del bar y cogidos a unas sábanas que había lanzado un vecino, la misma furgoneta fue hacia ellos. “Solo vio la mano de su madre fuera del agua”, indica su declaración ante la jueza. El vecino del primer piso que lanzó la sábana “llegó a salvar a siete personas”.
Otro hombre, también de nacionalidad china y residente en Benetússer, relató el fallecimiento de su hija. La familia regentaba un bar en la localidad; a las 20.00 el agua ya les llegaba a la altura de la cadera y, media hora más tarde, “por el cuello”. Mientras su hija trataba de salvarse con una escalera con ayuda de los vecinos, cayó al agua. El hombre se tiró para intentar sacarla, pero “se quedó en un tapón de coche que había y la fallecida se fue por otro sitio”. Dos días después, el cuerpo de su hija fue localizado a un kilómetro, cerca del centro comercial MN4.
El testigo aseguró que “les llegó la alerta al móvil cuando ya estaba el agua en el bar a dos metros y medio”.
La inundación fue “anterior a la alerta”
Otros afectados por la riada relataron a la jueza los problemas para comunicarse con el 112. Un hombre residente en Alfafar contó que rescató a dos mujeres mayores que residían en plantas bajas, tirando la puerta abajo cuando el agua ya arrastraba a los vehículos por las calles. También rescató a dos vecinos que resistían la embestida de la barrancada agarrados a una reja y a un hombre que estaba debajo de un balcón. Luego salvó, con una cuerda, a tres jóvenes que estaban bajo su edificio.
Cuando se quedaron sin luz, les llegó la alerta al móvil. “Sobre las 20.30 llamaron al 112, pero no les atendían”, reza la declaración del testigo, que también aseguró que “no vino nadie en cinco días”, ni bomberos, ni Policía ni ambulancias.
Otra testigo, oriunda de Catarroja y cuyo progenitor falleció el 29 de octubre, contó que su padre bajó a la calle y “ya no volvió”. La mujer destacó que vio una “ola” que “en cuestión de minutos” llegó “hasta cubrir los árboles”. La inundación fue “anterior a la alerta”, remachó ante la instructora.
Ante la dramática situación, llamó a su madre, que “muy nerviosa” le dijo que había una fuga de gas porque un coche “se estampó” contra la tubería. La última vez que la mujer vio a su marido “le llegaba el agua por la cintura”. La mujer aseguró que llamó al 112 y a la Guardia Civil, pero “nadie le cogía” el teléfono. La testigo buscó “desesperada” a su padre, cuyo cuerpo fue localizado por voluntarios 10 días después en un descampado de Albal.
Un hombre ve los estragos dejados por la DANA, a 30 de octubre de 2024, en Utiel, Valencia
Un aviso “manifiestamente tardío y erróneo”
La jueza investiga homicidios y lesiones “imprudentes”, cometidos en el marco de una “actuación negligente”, según ha reiterado en varios autos.
A pesar de que el mensaje del Es-Alert —“manifiestamente tardío y erróneo”— se “limitaba a instar a que se evitaran desplazamientos”, según remarca la magistrada, “constituye nexo común en los fallecimientos, el desconocimiento total y absoluto de la situación de riesgo, lo que llevó a las víctimas, muchas de ellas de la tercera edad, a permanecer en plantas bajas, bajar a los garajes, permanecer simplemente en las calles [o] circular con sus vehículos”.