El reforzamiento del cordón sanitario a la extrema derecha y el fortalecimiento de la autonomía de la UE respecto a Washington son las dos consecuencias más importantes de la bicefalia que se ha impuesto en la práctica en la presidencia de EEUU
No hay mal que por bien no venga, reza un conocido refrán castellano. Viene como anillo al dedo para calibrar el impacto de la anómala bicefalia presidencial en los Estados Unidos, tanto en lo que respecta al reforzamiento del cordón sanitario frente a la extrema derecha como al fortalecimiento de la autonomía de la Unión Europea en todos los terrenos: militar, económica, geopolítica, etc. Más cordón sanitario a la ultraderecha y más autonomía estratégica para la Unión Europea.
Tras el resultado de las elecciones federales en Alemania, la reacción de Friedrich Merz no ha podido ser más inequívoca. En la misma noche electoral rechazó, en la “ronda de los elefantes”, cualquier tipo de colaboración con Alternativa para Alemania y al día siguiente en televisión afirmó que nunca había pensado que diría lo que a continuación iba a decir: que Estados Unidos había dejado de ser un aliado fiable y que la Unión Europea no tenía otra alternativa que afirmar su propia autonomía.
