Los autores del estudio sostienen que «el hallazgo allana el camino hacia el uso de inmunoterapias antimetastásicas más eficaces”, aunque otros expertos recuerdan que los humanos son más complejos que los roedores y hay que esperar para ver el efecto en las personas
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Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha descubierto, en experimentos con ratones, el mecanismo por el cual la aspirina podría evitar la metástasis en algunos tipos de cáncer.
Los autores de la investigación, recogida este miércoles en la revista Nature, advierten de que su hallazgo servirá de apoyo a los ensayos clínicos en curso para analizar la eficacia de la aspirina para prevenir la propagación del cáncer en humanos. “El hallazgo allana el camino hacia el uso de inmunoterapias antimetastásicas más eficaces”, sostienen los científicos, a la vez que advierten de ninguna persona con cáncer deba tomarse este fármaco sin prescripción médica, informa Efe, ya que puede tener efectos secundarios graves como alterar el revestimiento del estómago y aumentar el riesgo de hemorragias intestinales.
“El estudio me parece excelente”, pondera Ángel Lanas, catedrático en la facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y jefe del Servicio de Digestivo del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza en declaraciones al Sciencia Media Centre (SMC) de España. “Explora una vía patogénica relacionada con las metástasis y el efecto del ácido acetilsalicílico (aspirina, AAS) que, bajo mi conocimiento, no había sido explorada con tanta profundidad y de manera tan completa a nivel experimental”.
“Sabemos (…), desde hace muchos años, que las personas que toman diariamente AAS tienen menos riesgo de cáncer y una menor mortalidad asociada al cáncer”, continúa el doctor. (…) Conocíamos que la toma de AAS, aun después de haber hecho el diagnóstico del cáncer, se asociaba a un menor riesgo de metástasis. La sospecha de que este efecto era dependiente de las plaquetas y posiblemente relacionado con la inmunidad ha estado siempre presente, pero el mecanismo no estaba claro más allá de hipótesis plausibles. Este trabajo supone un paso importante para responder a esta hipótesis confirmándola y abre nuevas vías terapéuticas asociadas a la inmunoterapia, que tan buenos resultados está aportando en muchos tumores“.
Este experto coincide con su colega Ramón Salazar, jefe del Servicio de Oncología Médica del Instituto Catalán de Oncología en l’Hospitalet (ICO), en que a futuro “la mayor limitación es la de siempre en investigación preclínica, y es que lo que ocurre en los modelos preclínicos no necesariamente después ocurre en el organismo humano. De hecho, en varios ensayos aleatorizados en adyuvancia en cáncer de colon y mama, la aspirina no ha mejorado los resultados de supervivencia libre de recaída ni la supervivencia global”, según explicó al SMC.
“La complejidad en el humano es mayor y menos controlable que en condiciones experimentales”, elabora Llanas. “Es muy posible que este efecto tan interesante se vea solo en algunos tipos de cáncer que expresen un perfil molecular específico que habrá que definir mejor”.
Un hallazgo casual
En el caso de los experimentos con ratones llevados a cabo para este estudio, el hallazgo de que la aspirina puede evitar la expansión del cáncer fue “fruto de la casualidad” cuando los autores trataban de entender mejor cómo responde el sistema inmunitario a la metástasis.
Los investigadores analizaron 810 genes en ratones y descubrieron que 15 de ellos influían en la metástasis del cáncer. En concreto, vieron que los ratones que carecían de un gen que produce la proteína ARHGEF1 sufrían menos metástasis desde cánceres primarios hacia los pulmones y el hígado. La explicación, dice el estudio, está en que la proteína ARHGEF1 suprime las células inmunitarias T, que reconocen y eliminan con eficacia las células cancerosas metastásicas.
A continuación, los científicos vieron que la proteína ARHGEF1 se activa cuando las células T se exponen a un factor de coagulación llamado tromboxano A2 (TXA2), muy conocido, ya que está relacionado con cómo funciona la aspirina. El TXA2 es producido por las plaquetas, células del torrente sanguíneo que ayudan a la coagulación de la sangre, evitando que las heridas sangren, pero pudiendo causar puntualmente infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Al recudir la producción de TXA2, la aspirina provoca los efectos anticoagulantes que previenen esas enfermedades.
El efecto en ratones
En este estudio, los autores han utilizado un modelo de melanoma en ratón para demostrar que la metástasis se redujo en el grupo de roedores a los que se les administró aspirina frente a los que no la recibieron.
“La aspirina evitó que los cánceres se propagaran en los ratones al disminuir el TXA2 y liberar las células T de su supresión”, señala Rahul Roychoudhuri, investigador de la Universidad de Cambridge y uno delos autores del estudio. “Fue emocionante descubrir que el TXA2 era la señal molecular que activaba este efecto supresor en las células T frente a la metástasis. La aspirina u otros fármacos que usan este mecanismo son menos costosos que las terapias basadas en anticuerpos y, por tanto, más accesibles a nivel mundial”, agrega su colega y coautor Jie Yang, de la misma universidad.
Cautelas
Pero, ¿implica este estudio que los enfermos de cáncer deban tomar a diario una baja dosis de aspirina para evitar la propagación del cáncer? La respuesta según el biólogo y oncólogo de la Universidad de Reading, Harvey Roweth, es claramente “no”, según explica en una reacción recogida por Science Media Centre.
“Este estudio con ratones implica que debemos seguir evaluando el papel de la aspirina en el cáncer metastásico humano. Los estudios clínicos previos sobre esta materia han sido contradictorios y a menudo no concluyentes. Incluso hay algunos informes que concluyen que la aspirina puede hacer más mal que bien”, apunta Roweth.
“Estamos ante un hallazgo interesante. El mecanismo descubierto puede ayudar a diseñar fármacos mejores y más específicos frente a la metástasis, sin los efectos secundarios perjudiciales de la aspirina”, apunta Alan Melcher, catedrático de Inmunoterapia del Instituto de Investigación Oncológica de Londres.
Además de la limitación de haberse hecho con ratones, este estudio se ha centrado sólo en unos pocos tipos de cáncer (mama, intestino y próstata) y únicamente en el pulmón y el hígado como localizaciones metastásicas.