Mark Carney, el «tipo aburrido» que sustituye a Justin Trudeau en Canadá con el reto de «plantar cara al matón» de Trump

El exbanquero central no tiene experiencia de gobienro, pero algunos analistas creen que su gestión de crisis como el Brexit podría ser justo lo que Canadá necesita

Mark Carney será el primer ministro de Canadá tras ser elegido para sustituir a Justin Trudeau al frente del Partido Liberal

Mark Carney, nuevo primer ministro de Canadá, es un exbanquero central con experiencia en crisis que está a punto de enfrentarse a su mayor desafío: gestionar los aranceles de Donald Trump.

A sus 59 años, será la primera persona en asumir el cargo sin haber sido parlamentario ni haber ocupado un puesto en el gabinete.

En tiempos normales, sus credenciales como ajeno a la política habrían acabado con su candidatura. Sin embargo, su distancia con el primer ministro saliente, Justin Trudeau, y su exitosa carrera en el sector bancario jugaron a su favor. Carney sostiene que es la única persona preparada para hacer frente a Trump.

“Sé cómo gestionar crisis… En una situación como esta, necesitas experiencia en gestión de crisis y habilidades de negociación”, afirmó Carney durante un debate a finales del mes pasado.

Carney sostiene que Canadá debe responder a los aranceles de Trump con represalias equivalentes, dólar por dólar, y diversificar sus relaciones comerciales a medio plazo.

“El presidente Trump probablemente cree que Canadá cederá. Pero vamos a plantar cara al matón, no vamos a echarnos atrás. Estamos unidos y vamos a responder”, declaró en febrero.

Carney ha calificado las amenazas de Trump como “la crisis más grave de nuestra vida” y afirmó el domingo: “Estados Unidos quiere nuestros recursos, nuestra agua, nuestra tierra, nuestro país”.

Daniel Béland, director del Instituto de Estudios Canadienses de la Universidad McGill, describe a Carney como un “tecnócrata”. “Es un tipo aburrido que, en general, no tiene mucho carisma”, señaló. Sin embargo, añadió que su competencia rigurosa y sin estridencias podría resultar atractiva en un momento en el que Canadá está sacudido por el caos comercial de Trump y sus ataques a la soberanía del país.

“Carney proyecta la imagen de alguien tranquilizador, que sabe de lo que habla”, dijo Béland.

De banquero a líder político

Nacido en Fort Smith, un pequeño pueblo en los remotos Territorios del Noroeste, donde sus padres eran profesores, Carney creció en Edmonton, la capital de Alberta. Estudió en Harvard, donde jugó como portero de hockey sobre hielo, y posteriormente en Oxford.

Se hizo millonario como banquero de inversión tras 13 años en Goldman Sachs, trabajando en Nueva York, Londres, Tokio y Toronto, antes de ser nombrado vicegobernador del Banco de Canadá en 2003. En 2008, con apenas 42 años, asumió el cargo de gobernador del banco central.

Carney fue elogiado por su gestión de la crisis financiera de 2008, cuando creó nuevos mecanismos de préstamos de emergencia y dio orientaciones claras sobre mantener los tipos de interés en niveles históricamente bajos durante un periodo determinado.

Desde entonces, los rumores sobre su posible entrada en política con los liberales han sido constantes, aunque a menudo ha respondido con negativas ante esa posibilidad.

El Banco de Inglaterra lo fichó en 2013, convirtiéndolo en el primer gobernador extranjero en los más de 300 años de historia de la institución y en la primera persona en dirigir dos bancos centrales del G7. En su nombramiento, el entonces ministro de Finanzas británico, George Osborne, lo calificó como “el mejor banquero central de su generación”.

Sin embargo, su etapa en Londres no estuvo exenta de dificultades. Se enfrentó a una inflación cercana a cero y al caos político del Brexit.

Carney tuvo problemas para aplicar su estrategia de anticipar la evolución de los tipos de interés. Esto llevó al diputado laborista Pat McFadden a calificar al Banco de Inglaterra bajo su mandato como un “novio poco fiable”.

Además, enfureció a los partidarios del Brexit al advertir sobre los posibles daños económicos de la salida de la UE. El conservador Jacob Rees-Mogg lo llamó el “sumo sacerdote del proyecto del miedo”, pero Carney insistió en que su deber era alertar sobre esos riesgos.

Cuando la libra esterlina se desplomó tras el referéndum de 2016, Carney apareció en televisión para tranquilizar a los mercados y asegurar que el banco estaba preparado para inyectar liquidez si era necesario.

“Mark tiene una capacidad poco común para combinar la mano firme de un banquero central con la visión de futuro de un reformista político”, dijo Ana Botín, presidenta ejecutiva del Banco Santander, en un comentario enviado a Reuters. Añadió que Carney “mantuvo el barco a flote” en el Reino Unido tras el Brexit.

Un político con retos de comunicación

Tras dejar el Banco de Inglaterra en 2020, Carney trabajó como enviado especial de la ONU para finanzas y cambio climático. En 2021 lanzó la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto, un grupo destinado a coordinar los esfuerzos del sector financiero en la lucha contra la crisis climática.

Carney anunció su candidatura al liderazgo político de los liberales canadienses el 16 de enero. Aunque su camino al puesto de primer ministro ha sido inusual, afirmó en un mitin en Edmonton: “Vivimos tiempos que no tienen nada de ordinario”.

Sin embargo, su mandato podría ser breve. Se espera que las elecciones generales se celebren antes del 20 de octubre, y las encuestas dan una ligera ventaja a los conservadores, liderados por Pierre Poilievre, un político de carrera con poca experiencia internacional.

Lori Turnbull, profesora de la Universidad de Dalhousie, advirtió de que Carney podría tener dificultades para conectar con el electorado. “No es un gran comunicador con el público”, dijo. “Está excepcionalmente preparado para gestionar crisis económicas, pero es difícil triunfar en política si no eres capaz de convencer a la gente”.

“El Partido Conservador está intentando retratarlo como un elitista que no entiende los problemas de la gente común. Si no logra comunicarse bien, corre el riesgo de quedar encasillado en ese papel”, advirtió Turnbull.